El debate político previo a las elecciones del 25 de noviembre del 2012 en
TV3 (televisión autonómica catalana), fue un claro ejemplo de cómo los gestos y
los movimientos pueden llegar a descifrar realidades escondidas. El encuentro
televisivo de los candidatos al Parlamento de Cataluña fue considereado el
debate central de las elecciones catalanas, por lo que las comparativas
visuales entre los políticos proporcionarían detalles valiosos sobre su
psicología y predisposición emocional.
En primer lugar es imprescindible destacar el error de planteamiento escénico y de ubicación de cada candidato. Como ya es costumbre en España, las cadenas de televisión diseñan un plató excesivamente grande, provocando una sensación de lejanía entre los participantes. Pese a la dificultad de situar e interrelacionar a siete candidatos en escena –además del moderador del debate–, la percepción de magnitud provoca un distanciamiento visual que afecta a la vinculación entre interlocutores y, también, una pobre implicación de los teleespectadores. Es evidente que no es tarea sencilla situar a siete candidatos en un plató, posibilitar al mismo tiempo una buena comunicación y, sobre todo, facilitar la correspondiente vinculación del teleespectador; no obstante, pese a las dificultades, algunos aspectos importantes de previsión comunicacional pasaron desapercibidos en el diseño del plató.
Al situar los siete participantes en
los límites de una semicircunferencia, con el participante más alto en el
centro, este planteamiento facilitó que el candidato de ICV-EUiA se convirtiera
en el foco visual del debate, lo que le dio un activo que Herrera supo
aprovechar. La ubicación de los candidatos en el plató iba en relación con los
escaños conseguidos en la anterior legislatura, lo que, en esa disposición escénica,
obligaba a que Joan Herrera ocupara la medianía visual, con tres candidatos a
la izquierda y tres a la derecha. Esta situación, unida a su destacable altura
y a su árdua dialéctica le facilitó una mejor expresión de sus ideas. Cuando
acabó el programa, en conversación privada, Artur Mas, previsible president de
la Generalitat, le saludó con un comentario alusivo al debate: “Hoy te has
ganado el puesto de líder de la oposición”. La referencia de Mas al buen papel dialéctico
de su contrincante, tuvo en la disposición escénica el mejor activo de este
último.
Para acabar de comprender la importancia de la disposición de los
participantes en un plató, podemos fijarnos en el candidato de Ciutadans,
Albert Rivera. Situado muy lejos de Artur Mas, en el penúltimo lugar de la
hilera, su ubicación influyó en su propia percepción y convicción. Menos
combativo que en otras ocasiones, se le observó incómodo y superficial e
incoherentemente reactivo, sin lograr dominar en ningún momento su discurso ni el
debate. Pero tampoco participó en ello su indumentaria. Ante tal lejanía escénica,
un traje, camisa o corbata más atrevida le hubiera situado en un punto más
equidistante del plató, aspecto que sí utilizó convenientemente el candidato
Alfons López-Tena (en el último lugar de la hilera), que con una corbata roja,
además de su mayor volumen de cuerpo y voz –a diferencia del candidato
unionista, más delgado y débil vocalmente– le proporcionaba una relevancia
visual y auditiva que Rivera no disponía.
Como colofón a este breve resumen sobre la disposición, debo
señalar la distancia escénica del conductor y moderador del programa, Ramon
Pellicer. Situado en la esquina derecha del plató, muchas veces casi invisible
por la cámara de plano general, su lejanía le impidió tener el control del
debate y una actitud más inclusiva e integradora. No fue su mejor papel como
moderador ni tampoco la ubicación en el plató le facilitó la tarea. A
diferencia de los debates electorales estadounidenses, en los que el conductor
permanece en un segundo plano de cámara, aunque su presencia es muy perceptible,
en los debates españoles se acostumbra a alejar a los actores entre sí. Aunque
la televisión permite hacer tomas cortas o primeros planos de cada interlocutor
para dar sensación de cercanía, en el mismo plató se puede observar cómo cada
participante fuerza el cuerpo y el gesto cuando quiere dialogar con otro
candidato que permanece más alejado. La distancia incomoda y no facilita una
buena comunicación. Si comparamos los platós españoles con los norteamericanos,
convendremos que la proximidad visual de los debates de allá nada tiene que ver
con la magnitud y lejanía de aquí, incluso entre candidatos y espectadores, si
los hubiere. Sin duda, este es otro error de los debates españoles: no
facilitar la presencia de espectadores, que aunque no se les permitiera
aplaudir o influir activamente en el debate, sí que su presencia podría ser un buen
aliciente con el fin de proporcionar una comunicación más natural, viva y
cercana a la realidad social sobre la que pretenden dialogar.
Por todos es conocido la importancia de las corbatas y su mensaje implícito
en un debate televisivo. El candidato Artur Mas (CiU) utilizó una de color azul muy
oscuro, casi negro. En primera instancia, el tono escogido defraudó.
Excesivamente triste. Pero intuyo cual fue la pretensión de los asesores. Los
acontecimientos políticos, con un atrevido paso adelante respecto a una futura
consulta sobre la independencia de Cataluña y las acusaciones de un rotativo
madrileño sobre unas supuestas cuentas bancarias en paraísos fiscales,
justificaría esa tonalidad tan regia. El mensaje que el president en funciones y
sus asesores querían dar a la población fue seguridad, fortaleza y decisión.
Exactamente igual que el tono de la corbata fueron las intervenciones de Mas:
pausadas, serenas, regias.
Como líder del partido que gobierna (federación de dos partidos) y que las
encuestas dan como ganador, Artur Mas se mostró cauto y prudente. Su ubicación
en el extremo derecho del escenario lo situaba en una posición privilegiada
para la observación del debate. Al poder ver a todos los candidatos si tener
que girarse hacia un lado u otro, esa perspectiva le facilitó una actitud de
observador que, por otra parte, fue pretendida y deseada por Mas. Desde el
primer momento optó por girar todo el cuerpo respecto al atril para ver a sus
interlocutores, ofreciendo a la cámara un plano de perfil. La posición del
cuerpo, con los brazos caídos y las manos entrelazadas delante reveló una clara
información sobre sus pretensiones: estar en el debate, participar ecuánimemente,
pero no postularse dialécticamente muy activo. En la escucha, permanecía
estático y observante, con una mirada distante e inmutable y las manos
entrelazadas a la altura genital. Cuando intervenía o dialogaba, siempre optó
de manera elegante y educada por una expresión activa, pero cauta y prudente.
En muchas ocasiones el lenguaje gestual anunciaba que su objetivo era mantener
la compostura, sin arriesgar nada que pudiera significarle ningún desgaste. No
obstante, su posición erguida, firme, con movimientos de las manos muy concisos
y bien coordinados con las palabras, le dieron un empaque presidencialista. Sin
duda, este gesto presidencial, tan bien aprehendido por Artur Mas, es un gran
activo para su reelección.
El candidato del PSC, Pere Navarro, utilizó una corbata azul con franjas
blancas. La imagen que quiso dar con esta elección fue la de un político
centrado, pero abierto, con apertura de ideas. Dudo que, por distintas razones sucedidas
en el debate consiguiera el objetivo que insinuaba con su corbata. Su falta de
experiencia parlamentaria no solo se descubrió a través de su dialéctica sino
que también se pudo observar en la gestualidad. La indefinición de las manos al
apoyar las palabras indicó que sus argumentos no eran tan consistentes como
quería hacer ver. Uno de sus gestos más reveladores al hablar es la posición de
las manos, con las palmas hacia arriba. Un indicativo de que no se estaba
expresando con la suficiente claridad y seguridad verbal y conceptual. No
obstante, el mayor fracaso de Navarro llegó cuando intentó hacer una suma de
400+50+50 en una carpeta blanca. Una ingenuidad de gran calado, un gesto que
explicó la profundidad de su desconcierto.
Alícia Sánchez-Camacho se presentó de blanco. La parte superior de su
atuendo era de color crema, aunque para los efectos televisivos pasó como
blanco. La elegancia e imparcialidad del ‘no color’ queda fuera de toda duda. En
las últimas semanas, la candidata popular se había mostrado muy combativa
frente a las intenciones del president Artur Mas de avanzar hacia un estado
propio. Es muy probable que la utilización del blanco fuera un símbolo visual
de su actitud en el debate: una posición menos impulsiva y contundente, dado
que su personalidad y expresión está considerada como muy firme y mecánica. En
cierto modo, el color elegido sería una disposición a levantar por unas horas
una bandera blanca respecto a su severidad caracterológica.
La candidata del Partido Popular se mostró combativa, pero prudente y
conciliadora cuando la ocasión era propicia para sus intereses. La unión de las
yemas de los dedos, con las manos en posición vertical expresa una actitud de
ecuanimidad y justicia. Repetidamente mostró ese gesto de manos en vertical,
moviéndolas en acompasamiento con las palabras, indicando seguridad e imposición
de ideas. Su forma de hablar, automatizada, con un tono alto y persistente,
muestra una persona de carácter firme y concluyente, que cumple con sus
objetivos por difíciles que se presenten. En el debate no pasó desapercibido
ese talante rígido y riguroso, sobre todo si atendemos a la mirada altiva, con
el rostro ligeramente elevado; una muestra de su persistencia y determinación dialéctica.
El candidato por ICV-EUiA, Joan Herrera, se presentó sin corbata, algo muy
habitual en él: una escenificación de su posición política de izquierdas y
verde. Con una americana desabrochada y con el cuello de la camisa abierto, el
diputado mostró su predisposición a la lucha dialéctica y a la participación
desacomplejada. Y así fue. Dos aspectos visuales actuaron a su favor: la
disposición centrada en el plató, con tres interlocutores a cada lado; y su
altura física, claramente por encima de los otros candidatos. En realidad, en
ciertos momentos dio la impresión de que él era el moderador del debate, por
sus movimientos expresivos y dinámicos, que parecían denotar un control de la
escena y del escenario, aunque muchos de ellos eran aspavientos de lucha por
ganarse un lugar destacado en el debate y en la carrera política de su partido
al Parlament.
Oriol Junqueras (ERC), con corbata granate, escenificó claramente su
realidad política. Lidera un partido de izquierdas y catalanista, y las encuestas
le dan un notable crecimiento en intención de voto. Es la fuerza que se postula
como la alternativa al poder de Artur Mas, por lo que el color granate
significa cambio, arrojo, pero matización. Su aspecto bonachón, de cuerpo robusto
y mirada estable y directa, le confiere un aspecto confiable. Cualquier
analogía con la imagen política de Winston Churchill podría resultar muy banal,
pero el aplomo de su físico y de su discurso permite insinuar cierto
paralelismo, especialmente si se le observa la didáctica académica de sus
intervenciones.
Sus movimientos gestuales firmes y acompasados, con los brazos abiertos en
oscilaciones cadenciosas y amplias, muestra una personalidad consistente, capaz
de acoger como de determinar. Fue el único candidato que repetidas veces abrió
los brazos en forma de cruz, un detalle que muestra, por un lado, mucha seguridad
en sí mismo, y por otro, necesidad de acoger. Destaco el concepto ‘necesidad de
acoger’. Su mensaje y personalidad han calado en la sociedad catalana, y él,
con su gesto amplio y ampuloso, revela su propia necesidad de proteger y
amparar políticamente a sus electores. Aunque de edad joven, su perfil de
catedrático venerable y erudito queda muy bien contrastado con su inteligencia
emocional, al menos en público.
El candidato de Ciutadans, Albert Rivera, hizo gala de un traje azul y una
corbata también azul oscuro. La coincidencia mostró una posición de partida
conservadora y ordenada. La conjunción de azules, con tanta concomitancia de
tonalidad, manifiesta estacionamiento de posición. Pese a que su postura
política y actitud coloquial es de fuerte confrontación y controversia
dialéctica dadas las circunstancias políticas, las tonalidades escogidas se
avienen más con un perfil serio y riguroso que con la faceta de polemista.
Incierto en sus gestos y expresiones faciales –a pesar de su vehemencia–, Rivera
no se siente seguro en la defensa de sus postulados. Es cierto que la ubicación
no le fue favorable, pero por su forma de expresarse mímicamente denota algunas
incoherencias internas. Atendiendo a los ademanes y expresiones del rostro y
brazos, se puede observar un desequilibrio gestual que se manifiesta coherente
cuando toma la palabra, pero que es bastante desordenado cuando tiene que
objetar, rebatir o discrepar. En y por su gestualidad se puede observar que el
candidato Albert Rivera tiene una seria contradicción interna. Podría ser que
el mensaje que defiende no concordara o coincidiera plenamente con lo que
realmente cree.
El último de la fila, el candidato por Solidaritat Catalana per la Independència,
Alfons López-Tena, se presentó con su corbata habitual. Normalmente utiliza una
de color rojo. Pero lo importante no es el color de corbata que utilizó en el
debate, sino el color que habitualmente usa. El color rojo indica discrepancia,
rotundidad y arrojo. Y López-Tena siempre se muestra como es: directo,
combativo y provocador. Su gestualidad pasa desapercibida por la cualidad
visual que establece con sus contrincantes dialécticos. La mirada fija,
directa, sin ambages y, hasta cierto punto, ofensiva es su auténtico gesto. Mientras
tanto, los movimientos de las manos y cuerpo pasan inadvertidos ante el desafío
de su rostro.
El análisis de este debate lo realicé en dos partes. La primera,
visualizando íntegramente todo el debate, pero sin sonido. Y la segunda, con el
volumen y las voces de los participantes. Las impresiones y valoraciones que
reflejo en este artículo nacen del primer visionado. En la segunda visualización
intenté razonar el contenido del debate de acuerdo a lo advertido en la primera
sesión, sin alterar prácticamente los conceptos adquiridos en la previa.
http://www.tv3.cat/3alacarta/#/videos/4341770
© 2012 Josep Marc Laporta.
Excelente!!! Me parece muy acertado este articulo. Gracias por la aportacion a este mundo de la semiótica.
ResponderEliminarCrec que és una molt bona explicació del que va passar el diumenge al debat. Una radiografia perfecte.
ResponderEliminarQuin nivell! Comparteixo la teva visió del debat televisiu del diumenge. Coincideixo fil per randa amb tot. I m'hauria agradat que encara haguessis estat més extens. Crec que t'has guardat coses per falta d'espai. Gràcies, Marc!
ResponderEliminarCoincideixo amb els conceptes bàsics de l'article. En linnes generals descriu bé els perfil de cada candidat. I m'ha interessat molt lo de les mans, cadascun dels candidats posava les mans d'una manera definida. Això em sembla molt interessant i suposo que explica moltes coses de la personalitat de cada u i de les intencions rere les paraules.
ResponderEliminarCompleto. Suficiente para entender lo que vimos en el debate.
ResponderEliminar