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· Sobre los himnos de las comunidades autónomas


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© 2010 Josep Marc Laporta

Un himno no es más que una canción acontecida símbolo. La vida está llena de símbolos: banderas, escudos, eslóganes, monedas, mapas... Esto es así por la sencilla razón de que las personas vivimos en sociedad, como animales sociales que somos. Las diferentes sociedades, los diferentes grupos humanos, las diferentes comunidades, se organizan en función de criterios de identidad, gregarios y de autoafirmación. Los himnos son uno de esos símbolos que unifican el ideario de un pueblo y acompasan el sentido de pertenencia, con la pausa o la premura de la emoción y el sentimiento.

España posee un himno nacional: la Marcha Real o Marcha Granadera. A excepción de la II República (1931–1939) en cuyo periodo adoptó el Himno de Riego, la Marcha Real ha sido el himno nacional desde el siglo XVIII. Pese a los repetidos intentos de incorporar un poema afín, el himno nacional no tiene letra. Eduardo Marquina, José María Pemán, la versión carlista, las anónimas o, por otro lado, la conjunta de Jon Juaristi, Luis Alberto de Cuenca, Abelardo Linares y Ramiro Fonte, y la más reciente de Paulino Cubero, no han acertado con la unanimidad necesaria para que la Marcha Real se pudiera cantar.

Este hecho, junto a su ritmo formal y cadencia militar, nos proporciona algunos aspectos de discusión. Es cierto que el himno nacional tiene un notable arraigo melódico y popular en la sociedad española (es uno de los más antiguos de Europa); pero el hecho de que sea una marcha militar no deja de manifestar —en pleno siglo XXI—, un contrasentido social. El belicismo de sus orígenes, su ritmo marcial y la imposibilidad literaria, presenta una inconsistencia conceptual. El símbolo musical que identifica a los ciudadanos españoles tiene el paso ligero de la conquista, un tempo militar que uniformiza en pos de una pretenciosa victoria y un regusto añejo de entusiasmos regresivos.

Apuntaba al principio que un himno no es más que una canción acontecida símbolo. En este sentido, el símbolo musical de España expresa, antropológicamente, lo que fue o, incluso, lo que sucintamente aún es; pero socialmente —desde los valores culturales presentes en el ideario del siglo XXI—, es poco representativo. No es una canción acontecida símbolo, porque nunca fue canción. Tampoco es la expresión del pueblo desde su pasado hacia el porvenir. La Marcha Real es el símbolo de un pasado militar, de conquistas, de allanamientos, de luchas, de ‘decretos de nueva planta’. A pesar del cariño con el que mayoritariamente es aceptado, el himno español, en realidad, es una melodía militar acostumbrada a tararear.

Este vacío contextual del canto nacional, contrasta con la riqueza de algunas de las composiciones hímnicas de ciertas comunidades autónomas. El himno de facto de las Islas Baleares, el oficial del principado de Asturias, de Cataluña o de las Islas Canarias son muestras de certero arraigo sociocultural. La tradición se entreteje en las notas musicales, y no exclusivamente porque en el himno se relaten costumbres sociales, culturales o enclaves geográficos, sino porque el propio himno es el canto del pueblo, interpretado por las gentes de a pie, cantado en la cuna, en los hogares o en los campos. A modo de ejemplo, así sucede con el himno de las Islas Canarias.

Consideraciones respecto a la retórica

Arrorró es una antigua y tradicional canción de cuna canaria. Es un canto melodioso y lento que se caracteriza por su agradable monotonía y que representa variaciones dependiendo de cada isla. Incluso, estas variaciones se pueden hallar dentro de una misma isla. El compositor tinerfeño Teobaldo Power la adaptó a la música clásica a finales del siglo XIX, recogiendo la tradición desde la misma cuna. En el presente siglo, Benito Cabrera incorporó un poema que nada tenía que ver con la originaria canción de cuna —que poseía su propia letra—. Pese a que popularmente el pasodoble Islas Canarias se consideraba el himno oficioso, su aspecto festivo y desenfadado impedía ser interpretado en diferentes ocasiones oficiales, como en un acto fúnebre de carácter político o en una toma de posesión gubernamental. Es por ello que la tonada de cuna Arrorró, interactuó perfectamente con el pasado tradicional canario y con el propósito de himno vinculante. El poema de Benito Cabrera posee una belleza muy descriptiva, muy bien acompañada por la tonada:

Soy la sombra de un almendro,
soy volcán, salitre y lava.
Repartido en siete peñas
late el pulso de mi alma.
Soy la historia y el futuro,
corazón que alumbra el alba
de unas islas que amanecen
navegando la esperanza.
Luchadoras en nobleza
bregan el terrero limpio
de la libertad.
Ésta es la tierra amada:
mis Islas Canarias.
Como un solo ser
juntas soñarán
un rumor de paz
sobre el ancho mar.


Como en algunas de las composiciones hímnicas de otras comunidades autónomas, el himno canario alude a la paz, la esperanza o la libertad, como una retórica universal recurrente. Ciertamente, para el autor resultará una opción sencilla y práctica, porque en ella se reúne, por el atajo más corto, ideas excesivamente genéricas y universales. Pese a que en el himno canario no se aprecia un abuso de dichos términos, en otros himnos autonómicos el maridaje no ha sido tan acertado. Himnos como el del Andalucía o el de Extremadura, repiten indiscriminadamente la retahíla de la paz, la esperanza o la libertad. Un recurso fácil y poco elaborado:

La bandera blanca y verde,
vuelve tras siglos de guerra.
A decir Paz y Esperanza,
bajo el sol de nuestra tierra.
¡Andaluces, levantaos!
¡Pedid tierra y libertad!


La conjugación poético-histórica de la paz y esperanza, aunque parece necesaria, es débil. Mantiene una superflua retórica que podría haberse enmendado con una creatividad más elaborada y no tan previsible. Asimismo sucede con el himno de Extremadura:

¡Extremadura!
Gritemos todos en libertad:
¡Extremadura tierra de paz!
Nuestras voces se alzan,
nuestros cielos se llenan
de banderas, de banderas
verde, blanca y negra.


Aunque los conceptos paz, esperanza y libertad pretendan relatar un ambiente, un contexto, unas circunstancias y unas aspiraciones, en realidad se convierten en un silogismo cuando se utilizan como procedimiento puramente explícito para explicar formalismos. Un párrafo del himno de Ceuta es un nuevo ejemplo:

Salud, noble ciudad,
salud y honor
Traemos para ti
rimas de paz y amor.


La paz y el amor, como la esperanza y la libertad, son generalidades que no fortalecen un poema, más bien lo encasilla en presuposiciones abstractas y sin la vida de la particularidad, y, por ende, de la personalidad. Se puede entender que, el autor, al componer un poema hímnico decida incluir elementos comunes éticos y de valor y coraje universales; no obstante, esa canción elevada a rango de himno no debiera entrar en excesivas infinidades literarias o retóricas veleidades.

Consideraciones de carácter patriótico y/o regionalista

Lo hermoso en la estructura de un poema hímnico es la vinculación con el territorio al que pertenece, las aspiraciones que persigue y pretende, y la síntesis patriótica o comunitaria que sugiere. La mayorías de los himnos poseen el don de encandilar las emociones; otros, los menos, las razones. Este es el difícil equilibrio que pretenden suscitar, aunque la emoción casi siempre toma la inciativa.

El patriotismo dual queda reflejado en algunos de los himnos autonómicos. El Himno de Andalucía es un compendio de síntesis patriótica:

¡Andaluces, levantaos!,
¡Pedid tierra y libertad!,
Sea por Andalucía libre,
España y la humanidad.

Los andaluces queremos
volver a ser lo que fuimos:
hombres de luz, que a los hombres,
alma de hombres les dimos.


El llamado a levantarse, a la tierra, a la libertad, a ser y a luchar por Andalucía y, al mismo tiempo, por España, otorga al poema un carácter político y social muy determinado. El binomio Andalucía-España expresa una posición sociopolítica muy concreta. Otros poemas de otras comunidades autónomas también introducen parecidos conceptos:

Avanzada en el Estrecho
puente al África tendido
no existe región de España
que en ti no encuentre su nido.

Y el grito de ¡Viva Ceuta!
suena en mi alma
cual eco fuerte
de un ¡Viva España!


El Himno de Melilla también insiste en similar vinculación:

Un pedazo de España, Melilla,
que de tres religiones surgió:
musulmana, cristiana y judía,
y al calor de sus rezos creció.


Los vítores comunes al territorio propio y al común, expresan una posición política de unidad nacional, mientras que otros territorios eluden a la nación española, resaltando exclusivamente su identidad. Cataluña es un ejemplo de ello:

Cataluña triunfante,
volverá a ser rica y plena,
atrás esta gente
tan ufana y tan soberbia.


¡Buen golpe de hoz!
¡Buen golpe de hoz,
defensores de la tierra!
¡Buen golpe de hoz!


Curiosamente, esta distinción unilateral no la adopta una comunidad hermana de Cataluña (en lo histórico y lingüístico), Valencia. Por expreso deseo de los propios autores, José Serrano y Maximiliano Thous (especialmente del primero), en las primeras líneas de la primera estrofa ya aparece la vinculación de Valencia con España; también en la antepenúltima:

Para ofrecer nuevas glorias a España
todos a una voz, hermanos, venid.
¡Ya en el taller y en el campo se oyen
cánticos de amor, himnos de paz!

Que nuestra voz
la salude
de un nuevo sol,
para ofrecer nuevas glorias a España,
todos a una voz, hermanos venid.


Otro ejemplo de exaltación a la propia comunidad es el Himno de Navarra:

Por Navarra,
tierra brava y noble,
siempre fiel, que tiene por blasón
la vieja Ley tradicional.


Aragón también resalta su idiosincrasia:

¡Luz de Aragón, torre al viento, campana de soledad!
¡Que tu afán propague, río sin frontera, tu razón, tu verdad!
Vencedor de tanto olvido, memoria de eternidad,
pueblo del tamaño de hombres y mujeres, ¡Aragón, vivirás!
¡Tierra abierta, pueblo grande, Aragón!
¡Patria mía, patria mía, Aragón!


El Himno de Cantabria ensalza su nombre y particularidad:

Cantabria querida,
te voy a cantar
la canción que mi pecho
te va a dedicar,
que es muy grande mi amor
a la tierra que nací.


El de Extremadura discurre por caminos más reiterativos y obstinados:

Extremadura, patria de glorias.
Extremadura, suelo de historias.
Extremadura, tierra de encinas.
Extremadura, libre camina.


El Himno Oficial de Euskadi, el Abendaren Ereserkia, pese a no poseer letra y ser exclusivamente musical, habitualmente se utiliza una escrita por Sabino de Arana:

Arriba y arriba Euskadi.
Gloria y gloria
a nuestro buen Señor de Arriba.


La comunidad de Madrid, en su última estrofa reivindica su nombre y capitalidad:

Y en medio del medio,
capital de la esencia y potencia,
garajes, museos,
estadios, semáforos, bancos,
y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
en mí, y por eso
funcionarios en mí y proletarios,
y números, almas y masas
caen por su peso;
y yo soy todos y nadie,
político ensueño.
Y éste es mi anhelo,
que por algo se dice:
de Madrid al cielo.


El himno más paradigmático de vinculación patriótica es el de Asturias. Aparte de no mencionar a España, designa como patria al Principado:

Asturias, patria querida.
Asturias, de mis amores,
¡quién estuviera en Asturias
en todas las ocasiones!


Otro de los himnos que menciona su propio sustantivo es el de Canarias, aunque una sólo una vez. Por su parte, los himnos de Galicia y las Islas Baleares no se aluden directamente con el nombre de la comunidad.

Es interesante contrastar cómo las nacionalidades históricas eluden el nombre de España (Cataluña, Euskadi y Galicia). Otras comunidades con menor conciencia nacional interna, como Andalucía, Ceuta, Melilla o Valencia incorporan la referencia al país común, resaltando el marco de unión. Estos contrastes pueden manifestar ciertas sensibilidades políticas o culturales, ya sea de los autores de los poemas o por directriz política superior. En algunos casos, como en el del himno de Valencia, queda manifiesto que los autores quisieron resaltar literariamente a España en un sentido emocional y sociopolítico. José Serrano Simeón, autor de la música, reconoció haber intervenido directamente dando instrucciones expresas a Maximiliano Thous para la redacción del primer verso:

España, mis himnos y yo. Uno de mis grandes amores es esta tierra valenciana donde he nacido: pero siempre que he compuesto un himno he pedido a mis colaboradores que en el primer verso aparezca la palabra "España" [...] y así comienzan mis tres himnos. Himno a Valencia: Para ofrendar nuevas glorias a España; Valencia Canta: Madre de España, Sol de Valencia...; La canción del soldado: Soldado soy de España... Eso no es obstáculo porque mis hijos hablan perfectamente el valenciano. Así entiendo yo el regionalismo.
(José Serrano Simeón al diario "La Voz Valenciana" de mayo de 1925)

En lo que concierne a las deidades o a lo religioso, tan sólo la letra no oficial del Himno de Euskadi hace una referencia directa a Dios:

Arriba y arriba Euskadi.
Gloria y gloria
a nuestro Buen Señor de Arriba (Jaungoika, Dios)


Mientras que el de la ciudad autónoma de Melilla, alude a tres religiones:

Un pedazo de España, Melilla,
que de tres religiones surgió:
musulmana, cristiana y judía,
y al calor de sus rezos creció.


El himno de la comunidad de Madrid es más heterodoxo, incorporando el dios del progreso como una nueva religiosidad.

¡Madrid, Metrópoli, ideal
Del Dios del Progreso!


De los que tienen trasfondo religioso, el Himno de Andalucía proviene de un antiguo canto llamado Santo Dios, aunque en el poema actual no existe ninguna referencia a la deidad.

Es interesante constatar cómo, en algunas comunidades autónomas, algunas de las propuestas de nuevos himnos incorporaban el concepto Dios o religión cristiana (católica). Dichos cantos no pasaron el filtro popular o administrativo.

Consideraciones sobre orígenes y estilo literario

Los poemas son parte intrínseca y fruto de un tiempo, de un espacio cultural. Habitualmente, en los escritos poéticos se puede reconocer el año o la época en la que se escribieron. Son datos que emergen del estilo, de la forma, de la métrica o cómo desarrollan cada concepto o idea. En los poemas versificados de los himnos de las comunidades autónomas españolas, sobresalen distintas ascendencias. Entre las que nacen de canciones tradicionales antiguas, podemos enumerar las siguientes:

> El Himno de Andalucía tiene su origen en el ‘Santo Dios’, un canto religioso que entonaban los campesinos de diversos puntos de la región durante las faenas de la siega. El origen es netamente popular, pese a que Blas Infante anotó la música y la letra, y José del Castillo Díaz adaptó y armonizó la melodía.
> El de las Islas Canarias nace de la antigua canción de cuna Arrorró, aunque fue rescatado para la música sinfónica por Teobaldo Power. A principios del siglo XXI, Benito Cabrera le dio un nuevo poema, totalmente distinto al sentido tradicional.
> El Himno de las Cortes es el himno de la Comunidad Foral de Navarra. Su origen es la Marcha para la entrada del Reino, pasaclaustro barroco que se interpretaba en el claustro de la Catedral de Pamplona al paso de las Cortes de Navarra, como motivo de la celebración de sus sesiones. Esta marcha se interpretaba desde el siglo XIX en las principales ceremonias oficiales de Navarra, aunque no tuvo carácter oficial hasta 1986. Manuel Iribarren adaptó la letra en 1971, que más tarde tradujo al euskera José María Azpíroz.
> Els Segadors, el himno nacional de Cataluña desde finales del siglo XIX, es originario de una melodía del folklore popular catalán y la letra proviene de un romance anónimo del siglo XVII. La música es de Francesc Alió, que la compuso en 1892 adaptando la melodía de la versión tradicional de Els Segadors. Las harmonizaciones musicales las efectuaron Lluís Millet y Enric Morera.
> El Himno de la Patria Vasca, el Eusko Abendaren Ereserkia, es el símbolo acústico más solemne de la comunidad y carece de letra. Fue una melodía popular y anónima que antiguamente se solía interpretar en el comienzo de los bailes como saludo a la bandera. Esta melodía cobró popularidad y repercusión cuando Sabino Arana compuso un texto para dicha tonada, creando el Gora ta gora, Esuskadi (Arriba y arriba, Euskadi), el himno del Partido Nacionalista Vasco. Tras la recuperación de la democracia, el Parlamento Vasco adoptó esta melodía como himno oficial, negando su carácter partidista.
> Asturias, patria querida nació en 1926 en La Habana. Es un canto popular originario de la emigración, del lamento de los mineros polacos y de los emigrantes asturianos en Cuba. La letra del himno sufrió distintos cambios y fue paulatinamente adaptándose a las circunstancias sociales que vivió Asturias durante la primera mitad del siglo XX. Prohibido por Franco, el himno adquirió una gran popularidad en los años 50 al institucionalizarse como himno de la prueba deportiva de la Fiesta de las Piraguas, en el momento de dar salida al Descenso del Sella.
> La Balanguera es el himno de facto de las Baleares, aunque realmente lo es de Mallorca. Los versos escritos por Joan Alcover (1902-03) y musicados por Amadeu Vives (1926), provienen de una corranda mallorquina antigua. Posteriormente, la canción se hizo muy popular durante el siglo XX. El poema relata la labor de una hilandera que persistentemente hila en su rueca, tejiendo la bandera para la juventud futura. Sin ninguna referencia a la autonomía e identidad balear, porque es de Mallorca, La Balanguera es una muestra de cómo una composición popular llega a himno, entroncada con el pueblo en una misma voz:

La Balanguera misteriosa,
como una araña de arte sutil,
vacía que vacía la rueca,
de nuestra vida saca el hilo.
Como una parca que bien cavila,
tejiendo la tela para el mañana.
La Balanguera hila, hila,
la Balanguera hilará.

Girando la vista hacia atrás
vigila las sombras del abolengo,
y de la nueva primavera
sabe donde se esconde la semilla.
Sabe que la cepa más trepa
como más profundo puede arraigar.
La Balanguera hila, hila
la Balanguera hilará.

De tradiciones y de esperanzas
teje la bandera para la juventud
como quien hace un velo de bodas
con cabellos de oro y plata
de la infancia que trepa
de la vejez que se va.
La Balanguera hila, hila,
la Balanguera hilará.


Una de las controversias hímnicas a destacar es el Himno oficial de Aragón. Pese a que el parlamento aragonés estableció la música de Antón García Abril y la letra de los poetas Ildefonso Manuel Gil, Ángel Guinda, Rosendo Tello y Manuel Vilas como el himno oficial, el pueblo asume como suyo 'Canto a la libertad' del cantautor, profesor, escritor, presentador y político aragonés, José Antonio Labordeta. Este extraoficial himno del pueblo nace en los albores de la democracia, en 1975, incluído en el mítico LP 'Tiempo de espera': un canto que nace en la voz del pueblo y no en el encargo del compositor.

Los himnos autonómicos que provienen de canciones populares del pueblo poseen una solidez muy distinta a aquellos que se han creado consciente y expresamente para el fin solicitado. El Himno de Andalucía, el de las Islas Canarias, El Himno de las Cortes, Els Segadors, el Eusko Abendaren Ereserkia, Asturias, patria querida o la Balanguera, poseen un saludable arraigo popular que las hace más aceptadas y valoradas.

Esta música y poema hecha himno tiene la belleza del paso del tiempo y, al mismo tiempo, de que no ha pasado el tiempo por ellas. Están tamizadas por los años en un doble sentido. Esta fortaleza musico-poética las hace más valiosas y auténticas, más comprometidas con el lugar donde nacieron y sus moradores. Poseen el honorable grado de Himno por derecho propio, adquirido a través de la transferencia del testigo de abuelos a padres, de padres a hijos y, finalmente, de la familia a los entes públicos, administrativos o representativos.

Generalmente, la música es más bella al ser cuidadosamente escogida por los años o los siglos de entre miles de melodías. El poema también nace con mayor atracción natural, ya sea porque es original o porque el poeta contemporáneo se remueve en sus entrañas por la tensión, la responsabilidad y emoción que genera el tratar de rescribir tan honorable melodía. El resultado nunca será el mismo que el del compositor que se sienta delante de un papel pautado para inventar una nueva melodía que, obligadamente, deberá alcanzar el rango de himno.

Otra de las tensiones que afectará al compositor contemporáneo es la connotación estilística que impere o se autoexija en el momento de creación. Así es con otros himnos autonómicos que han sido creados en diferentes épocas, como el Himno de Aragón, obra poética de Ildefonso Manuel Gil, Ángel Guinda, Rosendo Tello y Manuel Vilas (escrito en 1912) y del maestro Antón García Abril (musicado en 1933). También, el Himno de Valencia, creado para la Exposición Regional Valenciana de 1909, con la música de José Serrano Simeón y la letra de Maximiliano Thous Orts. Son dos ejemplos de cómo una melodía puede estar afectada por los movimientos estilísticos de su época. Tanto puede quedar influida, que es muy probable que dificulte la realización de posteriores versiones más populares o modernizadas, dada su farragosa letra, extensión poética o tupida melodía y armonía.

El Himno oficial de Ceuta, creado en 1933 por Luis García Rodríguez en la letra y Ángel García Ruiz en la música, es otro de los himnos que se circunscriben y limitan estilísticamente a una época. El Himno de la Montaña (Cantabria) también nace en el primer cuarto del siglo XX, escrito por Juan Guerrero Urresti en 1926.

Curiosamente, el Himno Gallego nació lejos de su tierra, como el de Asturias. La Habana le vio nacer en 1907. Conocido como la composición de Os pinos, al año siguiente ya se hará oficial. En su elaboración se conjugan las partituras de Pascual Veiga y el Os pinos de Eduardo Pondal.

En el amplio espectro himnológico de las comunidades autónomas, es de destacar el Himno de Madrid. Herético, irónico, atrevido y vanguardista, es dentro del universo de los himnos la pura osadía del poema hímnico, posiblemente por hartura o por desafección. Está compuesto, en su prosa, por el insigne lingüista Agustín García Calvo, y la melodía de Pablo Sorozábal Serrano. Acompañada de una música tan monótona como poco popular, consta de tres largas, irónicas y aventuradas o desventuradas estrofas:

Yo estaba en el medio:
Giraban las otras en corro,
Y yo era el centro.
Ya el corro se rompe,
Ya se hacen Estado los pueblos,
Y aquí de vacío girando
Sola me quedo.
Cada cual quiere ser cada una:
No voy a ser menos:
¡Madrid, uno, libre, redondo,
Autónomo, entero!
Mire el sujeto
Las vueltas que da el mundo
Para estarse quieto.

Yo tengo mi cuerpo:
Un triángulo roto en el mapa
Por ley o decreto
Entre Ávila y Guadalajara,
Segovia y Toledo:
Provincia de toda provincia,
Flor del desierto.
Somosierra me guarda del Norte y
Guadarrama con Gredos;
Jarama y Henares al Tajo
Se llevan el resto.
Y a costa de esto,
Yo soy el Ente Autónomo último,
El puro y sincero.
Viva mi dueño,
Que, sólo por ser algo,
¡Soy madrileño!

Y en medio del medio,
Capital de la esencia y potencia,
Garajes, museos,
Estadios, semáforos, bancos,
Y vivan los muertos:
¡Madrid, Metrópoli, ideal
Del Dios del Progreso!
Lo que pasa por ahí, todo pasa
En mí, y por eso
Funcionarios en mí y proletarios
Y números, almas y masas
Caen por su peso;
Y yo soy todos y nadie,
Político ensueño.
Y ése es mi anhelo,
Que por algo se dice:
De Madrid, al cielo.


Un himno no es más que una canción acontecida símbolo; expresión musicada del pueblo al que pertenece. Realmente, es difícil escribir el himno que ha de representar a una comunidad. Es una tarea costosa en lo cultural y en lo intelectual, porque una sola persona, por muy ilustre que sea, no puede poseer el sentimiento de todo un pueblo.

© 2010 Josep Marc Laporta

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5 comentarios:

  1. Rafa's02:04

    Está buenooooo Menudo fregao tenemos en este país... Tendría que haber un juzgado de himnos porque algunos son pesaosss El de Madrid es insoportable y el mal rollo es que solo lo cantan a viva voz y sin instrumentos y es de lo mas chungo cantarlo. Ya te digo que lo hicieron por desapego y chulería. No creo que nunca arraigue.

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  2. Sam Two11:41

    Interesante artículo. Un repaso a los himnos del estado español muy agudooooo! Lo tendrían que leer algunos políticos antes de decidir qué canción será la oficial.

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  3. Anonimato reflex01:22

    Menudo país tenemos. Como para aclararnos entre nosotros. Con tanto himno oficial vamos a acabar cantando el cara el sol con la camisa vieja...

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  4. Anónimo15:16

    Yo lo que no entiendo es el caso de Murcia. El "Cantoa Murcia", de La Parranda, se lleva usando como himno desde hace mucho. ¿Por qué a pesar de tener la región un himno aceptado por la gente no se hace oficial?

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  5. Anónimo14:47

    La Balanguera es mallorquina, la C.A de Illes Balears no tiene himno oficial.

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