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· Elementos sugestivos, persuasivos y obligantes de la música

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Madrid (España) © 1998 Josep Marc Laporta

Seríamos muy ingenuos si pensáramos únicamente que la música es solamente una percepción auditiva, sensorial y espiritual. También tiene unos condicionantes experienciales. No sólo afecta al ánimo en su parte psíquica, sino que actúa aún como motor de la racionalidad y la actividad. Son los elementos sugestivos, persuasivos y obligantes, y cuando la música acompaña a una función humana específica, alguno de estos elementos suele dominar. (1)

1) Algunos aspectos de la obra de Juliette Alvin - Music Therapy - Joan Baker Publishers Ltd., Londres, 1980, apuntan hacia estos tres conceptos.

 
-El elemento sugestivo-

Cuando una audición musical, sea del tipo que fuere, empieza su interpretación, también comienza una comunicación sugestiva. (2) Puede ser un flautista solitario en los bosques, un tamborilero en las montañas, o un gran grupo instrumental en un auditorio, en todos ellos aparece una atmósfera de seducción. A partir de ese momento, puede gustar más o menos esa música, puede involucrar en mayor o menor medida, pero seguro que generará una influencia de sugestión en el receptor.

Normalmente la sugestión sonora provoca en el individuo una ligera abstracción de su entorno. Claro está que siempre que suene una melodía ese nivel de abstracción no alcanzará los mismos niveles. Pero siempre se generará una atmósfera de seducción y coqueteo sensorial. Ya puede ser en un bar o en un sala de conciertos, en un templo o en una habitación, el impacto de dependencia se produce.

Ese atributo de seducción pareciera como una elegante distinción del arte hacia su propio entorno, desligándose de su monótono círculo ambiental. Si tenemos en cuenta el campo sonoro de cualquier ambiente en cualquier lugar del mundo, es de unas características amorfas parecidas, con sonidos y ruidos desencajados y sin relación entre ellos. A veces son puertas que se abren, voces que hablan, coches que circulan, actividades domésticas, sonidos ambientales o la simple naturaleza. Entonces, la diferencia estriba cuando aparece la música, creando contraste y diferenciación.

En esa relación, la sugestión que crea la música en el ser humano se genera básicamente desde el simple reconocimiento interno de que ésta existe. Es decir, notar y saber que está y que la oímos, por lo cual ya hay reacción hacia su presencia sonora. El Dr. Simón Licht estudió los efectos condicionantes de la música comprobando que cuando en una habitación había música, sus pacientes se mostraban más relajados y seguros en la expresión verbal y gestual. Uno de los detalles que determinó el desarrollo de los estudios fue la participación de dos hermanos gemelos. Uno de ellos sufría una alteración psicorespiratoria que le provocaba una evidente tartamudez, mientras el otro mostraba un notoria dificultad en la psicomotricidad. Después de realizar varias estudios generales, advirtió que cuando había música en la sala, el primer paciente conseguía hablar y expresarse sin tanta dificultad, mientras el segundo, por su parte, disponía de una mayor habilidad manual.

Continuaron sus investigaciones y comprobaron que pese a cambiar el tipo y el estilo de música las variantes de respuesta no fueron distintas. Evidentemente la actuación posterior del estudio se centró especialmente en la sugestión que provoca la música, corroborando que la mejora psíquica y motriz de los jóvenes era debida al simple hecho musical y no a las diferentes formas musicales. (3)

Este estudio provocó variadas y posteriores conclusiones. Una de ellas fue: toda sugestión que produce la música no se reduce solo a una actitud de relajación y seguridad personal. En otras resoluciones se dictaminó que la sugestión de la música se manifiesta de distintas maneras. Las respuestas más habituales son: mayor confianza en uno mismo, seguridad en la propia opinión, sensación de dominio y superioridad, tranquilidad en la elección y destreza o facilidad manual.

2) La sugestión es un proceso psíquico consistente en pensar o actuar bajo la influencia de otra persona o ente espiritual.
3) Dr. Simón Licht - Music Educators Journal - New England Conservatory of Music, 1979.


-El elemento persuasivo-
Otro de los aspectos es la persuasión de la música. Cuando al finalizar la segunda guerra mundial la comunidad estadounidense celebró la victoria de las tropas aliadas en la gran avenida frente a la Casa Blanca en Washington, sucedió un hecho especial. Por un error de colocación, el sonido de la banda que interpretaba las marchas militares y el himno americano no llegó con suficiente claridad hasta su destino, que eran las personas que estaban al otro lado de la gran avenida. El resultado de ello fue una gran celebración con la participación de miles de ciudadanos norteamericanos, pero, según se recuerda, con escaso fervor y entusiasmo popular. Uno de los motivos apuntados fue la errónea ubicación de la banda de música que tenía que amenizar la parada militar.

Tal vez la importancia de este hecho pasó desapercibido para muchos de los asistentes, pero unos años más tarde la socióloga Suzan Langer rememoró aquel acto y demostró la persuasión de la música en el ser humano, tanto en su manifestación individual como colectiva. Su tesis se basó en demostrar que el componente musical puede llegar a condicionar el pensamiento y los impulsos de reacción humana. Para ello escogió a cuarenta personas de diferentes edades y condición cultural, y las introdujo en una amplia sala totalmente oscura. Situó a cada una de ellas lo suficientemente separadas entre si como para no disponer de la posibilidad de tocarse. Durante diez minutos las dejó en ese lugar completamente a oscuras. Después, durante una media hora, proyectó unas secuencias de cierta película casi desconocida, aunque sin sonido; al tiempo que por unos altavoces sonaron sucesivamente tres piezas musicales en tres estilos diferentes y en un volumen medio-bajo. La primera era de carácter firme, casi una marcha, la segunda más festiva y la última bastante tranquila y suave. La finalidad del estudio era observar el comportamiento y la respuesta individual y colectiva ante unas imágenes totalmente desconexas con la música.

Cuando las cuarenta personas entraron en la habitación sabían exactamente lo que iba a suceder. Pero cuando estuvieron durante los primeros diez minutos totalmente a oscuras y sin ninguna imagen y música, la reacción fue hablar con desconfianza y, al mismo tiempo, con despreocupación. Más tarde, cuando se proyectaron las imágenes y sonó la primera pieza, las actitudes cambiaron lentamente. Unos comenzaron a tatarear la canción, otros siguieron hablando de temas relacionados con la canción, mientras que unos pocos empezaron a prestar atención a la película. Cuando oyeron la siguiente melodía, se mostraron dicharacheros y festivos. La mayoría empezó a moverse un poco más, mientras que otros daban palmas y hablaban animadamente. En la última pieza cambiaron las actitudes. Al principio silbaron en protesta por el cambio de música tan drástico, pero después siguieron hablando animadamente o tatareando la melodía.

Al finalizar la música y las imágenes, sorprendentemente los dejaron cinco minutos más en aquella sala oscura. Unos se mostraron molestos por la tardanza. Pero por lo general, la mayoría siguieron hablando de lo sucedido ávidamente, mientras otros silbaban recordando alguna de las canciones escuchadas. La resolución final fue que pese a las imágenes mudas proyectadas, los asistentes se sintieron más persuadidos por la música que por las imágenes. (4)

Estudios como el de Suzan Langer han sido reiteradamente reproducidos en diferentes países y siempre el comportamiento humano ha estado condicionado antes por la música que por las imágenes. Es por ello, que la persuasión que produce este arte sensorial es uno de sus atributos condicionantes. La mente reacciona a ella con respuesta participativa, es decir, permite ser influenciada por su capacidad comunicativa incorporando nuevas actitudes. Las resultantes más comunes son: reconocimiento y procesamiento de un mensaje o idea, incorporación de hábitos pasivos y correlación social, e interacción constante entre la música y el individuo, ya sea posicionándose y/o moviéndose hacia el lugar de mejor audición o de más sosegada recepción, o cambiando de canción y poniendo otra en su lugar.

Como último aspecto destacable de la persuasión, podemos reseñar el impacto que el mensaje emitido a través de una canción puede generar en el receptor. Un mensaje o idea expuesta por medio de una melodía y letra, facilita la retención del contenido básico de ese concepto. Tal vez tengamos en mente algún anuncio televisivo o podamos recordar alguna breve frase musical de una canción... Cuando nuestra mente recibe por primera vez y procesa ese sonido, el impacto sonoro queda asociado con otra referencia anterior de parecidas características, pero anulándola paulatinamente de la conciencia y proporcionando un nuevo paradigma de comprensión. (5) Ese nuevo paradigma sonoro realmente ha quedado grabado en la memoria por la asociación sonora. Es por ello que es más fácil disponer de más retentiva intelectual a través de la música.

Si recordamos la manera que los niños tienen de memorizar las tablas de multiplicar por medio de aquella cancioncilla sencilla, tendremos una idea más aproximada de la persuasión de la música. Aunque realmente en las tablas de multiplicar no se utiliza la música, pues se trata más bien de un sonido entonado, esa imagen, nos puede proporcionar una percepción más exacta para comprender cómo funcionan las asociaciones y paradigmas sonoros.

La persuasión de la música se basa en una asociación de ideas en la mente. Por esta razón recordamos fácilmente una canción, porque nuestra mente crea nuevos paradigmas sonoros asociándolos en principio con otro anterior, para sedimentar el actual. Con la palabra o el lenguaje no sucede el mismo proceso, pues su percepción en la mente no es asociativa en sí. Tal vez, posteriormente el individuo sí que haga unos mecanismos relacionales para fortalecer el aprendizaje, pero estos serán producto de su voluntad y esfuerzo racional.

4) Cit. pot Juli Mitchel - Music in the mental - R. Steiner Pub., 1953.
5) El vocablo paradigma es un concepto que proviene del griego, siendo originariamente un término científico. Actualmente se define más bien como modelo, percepción, marco de referencia o plataforma experiencial.


-El elemento obligante-

En los dos anteriores apartados hemos revisado dos aspectos básicos de la influencia musical. En el actual, nos referiremos básicamente al aspecto obligante de este arte. Y como su enunciado indica: obliga. Ello significa que puede condicionar al individuo en contra de su propia voluntad. Entonces, existiría también la posibilidad de que pudiera imponer e incluso coaccionar.

Existe una correlación entre el ritmo musical y el innato del cuerpo. Cuando interpretamos unos compases rítmicos con cualquier instrumento musical se produce una vinculación simpática en el propio cuerpo humano. La razón es porque internamente disponemos de un mecanismo psíquico que resuelve el desajuste, que provoca la influencia rítmica externa, adquiriendo las mismas cadencias de regularidad.

Pero posiblemente, llegados a este punto, ya habrán pasado por nuestra mente aspectos como el movimiento pleno del cuerpo, con la danza y el baile. Y es que desde la perspectiva griega y tridimensional del hombre, ya se suponía que todo el ser era motivado y movido por la influencia musical: el espíritu, la mente y el cuerpo. Y eso es exactamente parte del atributo que nos atañe. No obstante, cuando la música incide en el hombre en condición obligante, lo hace desde dos perspectivas concretas: la melodía y el ritmo.

De todos es sabido la habilidad de los ¨encantadores¨ de serpientes de la India. Por medio de sus flautas parece que lograran ¨encantar¨ a estos reptiles. Y lo que en principio creemos que es un truco de magia, no es ni siquiera eso, es una farsa. Las cobras casi no oyen, y por lo tanto no pueden oir la música. Y aunque sí son expertas en notar las vibraciones sonoras, su sesgueo vertical tampoco tiene nada que ver con ello. Se encaraman porque el tocador mueve su flauta y ellas siguen ese movimiento. Y si en lugar de un instrumento musical el encantador agitara un palo, la serpiente también bailaría. Pero los que si quedan absortos y ¨encantados¨ son los espectadores que se embelesan con el espectáculo.

Esta referencia a las serpientes, aunque pareciera no tener relación con el carácter obligante, adquiere cierta importancia. Dicen que ¨la música amansa las fieras¨. Pero como dijo Albert Einstein, mas bien las desorienta y las despreocupa. (6) Y es que la diferencia entre el ser humano y el reino animal estriba en que mientras el primero puede ser afectado íntima y vivencialmente por el medio artístico, los animales nunca podrán percibir más allá del instinto de supervivencia y el aprendizaje reiterativo y sonoro. Los animales no entienden, asocian.

En 1965, en un viaje al Africa meridional, el sociólogo canadiense Dr. Pierre Laurier experimentó personalmente el mencionado atributo obligante de la música. En una de las visitas que realizó a un apartado poblado indígena, pudo estar presente y participar en una de las fiestas ancestrales donde realizaron sus tradicionales bailes y danzas. Cabe reseñar, que el Dr. Pierre Laurier ya conocía dicho poblado por lo cual disponía de una cordial relación. Es por ello, que antes de empezar la fiesta con los ritmos y las danzas, el Dr. Laurier ya había estado compartiendo un buen rato con los indígenas, no notando ningún comportamiento fuera de lo habitual y cotidiano.

Empezó la fiesta. Los ritmos de los tambores empezaron a sonar insistentemente y los cánticos coreados al unísono también comenzaron a regularizarse. Al cabo de un rato, aparecieron los primeros bailes. Las mujeres danzaban con una fuerza y energía que parecería agotar a cualquiera. Después de cierto tiempo, los hombres invitaron al Dr. Laurier a unirse a ellos danzando. Él lo hizo gustosamente. Pero poco a poco los ritmos se fueron acentuando más y más. Los cantos alcanzaron su mayor apogeo y las danzas se intensificaron hasta llegar a un punto culminante. El Dr. Laurier siguió bailando. Mientras tanto comenzó a notar como surgía una cierta locura colectiva. Los bailes dieron paso a ciertas excentricidades rítmicas y las mujeres danzaban como muy mareadas pero extrañamente controladas. El invitado continuó dentro del grupo contemplando lo que sucedía a su alrededor. Hasta que en un momento dado empezó a perder el control de su propia psicomotricidad. Aunque sin llegar a abandonar su total consciencia, sí que sintió una cierta enajenación, notando como los ritmos y los cantos le condicionaban su básica percepción, hasta el punto que comenzó a dar saltos y movimientos extraños totalmente desencajados cayendo exhausto al suelo.

Mientras intentaba recuperarse, los cantos siguieron sonando y los ritmos empezaron a descender en volumen e intensidad. Pero en esa extraña situación pudo apreciar un aspecto curioso y significativo: los animales que estaban en aquel lugar (seis o siete perros y algunas gallinas) se mostraban totalmente tranquilos. Unos andaban, otros estaban en posición de reposo, mientras algún perro olfateaba alguna cosa de su interés...

La dirección de las posteriores investigaciones científicas basadas en aquel hecho las dirigió el sociólogo y terapeuta francés Armet Carapetyan. (7) Para ello, se determinó un equipo formado por varios musicoterapeutas, psicólogos conductistas y sociólogos que reprodujeron parecidas situaciones con otros individuos y en distintas circunstancias culturales, sociales y referenciales.

Estas son algunas de las conclusiones del estudio:

1- La música constituye una proyección individual de la primaria necesidad de relación emocional del ser humano.
2- Los componentes rítmicos y melódicos de la música poseen ciertos efectos obligantes que condicionan en la conducta humana. Su incidencia es variable según los siguientes aspectos: a) Las circunstancias ambientales; y b) La participación del individuo en la interpretación, recepción o involucración, destacando el canto y el baile como las de más significada influencia obligante.
3- Enumerar en primer lugar el ritmo como el elemento motor de lo obligante en la música. La reiteración rítmica puede llegar a producir dos esenciales sujeciones motoras: a) Acompasar la respiración y el influjo sanguíneo con la marca ambiental; y b) Dominar en algunas de las respuestas conductuales básicas. Las más destacables son: percepción sesgada de la ubicación; potenciación del sentido de dependencia y pertenencia grupal; reacciones de general abandono motriz; desarrollo progresivo de la enajenación moral; (8) y pérdida de control de algunas respuestas fisiológicas.
4- Destacar la función de la melodía como posible obligante emocional, generando expectativas de evasión. Algunas de las más probables son: a) Autosugestión de los impulsos emotivos; b) Encantamiento sensorial; c) Pérdida creciente del sentido de la responsabilidad; d) Estado de bienestar psicológico; e) Sensación de plenitud existencial; y f) Abstracciones pasajeras de la realidad.
5- Determinar que el reino animal es ajeno a la percepción musical como arte sensorial y espiritual. Sus reacciones a lo sonoro son exclusivamente respuestas instintivas de causa-efecto; pese a que ciertas especies poseen algunas capacidades de interpretación del sonido entonado, no musical. (9)
Después de estas consideraciones, quisiera remarcar que las mencionadas determinaciones científicas siempre van precedidas por algún concepto o palabra que indica posibilidad o probabilidad. En este sentido debemos entender que lo obligante en la música sucede siempre que existe una interpretación o audición musical. Y que en condiciones objetivamente normales o regularizadas, la influencia de este arte sobre el ser humano se podría catalogar como de mínima incidencia. No obstante, determinados excesos -que por otro lado están muy presentes en nuestra sociedad - son los que provocan que lo obligante de la música se convierta en una constante amenaza.

Durante siglos, este elemento de la música ha proporcionado ocupación a un sinfín de magos, hechiceros, curanderos y sanadores. El hombre primitivo creía que las enfermedades se debían a causas mágicas, por lo cual requerían de remedios mágicos. La música, los ritmos, los cantos y las danzas desempeñaban un papel vital en los ritos curativos. El sonido de la música, por su carácter mágico (entiéndase espiritual), eran empleados para comunicarse directamente con el espíritu que ayudaba a penetrar y vencer la resistencia del espíritu de la enfermedad. (10) Junto a ello, las hierbas, el fango, el agua, el aceite o el vino constituían parte del remedio mágico. No obstante, era imprescindible que la música con todos sus componentes actuara como parte de la magia hechicera. Pero aunque los ritmos, las danzas y los cantos no llevaban el propósito de afectar al propio paciente, éste debería haberse encontrado la mayoría de las veces en un estado plenamente vulnerable, sugestionado y receptivo. En su imaginación manipulada suponía que los espíritus sacaban el mal y que el hechicero era parte de la divinidad, pero la realidad era que él estaba sometido al poder obligante de la música haciéndolo vulnerable psicológicamente.

La historia se repite. En la actualidad, ciertas actividades religiosas conllevan parecidas actitudes genéricas. La música, manipulada por el hombre, también continúa actuando de manera obligante en algunos templos donde se invoca la divinidad, aunque en otros haya una cierta coherencia.

6) Albert Einstein - Short History of Music - Historía de la Música - Buenos Aires, Claridad, 1965.
7) Armen Carapetyan - Traité des Effets de la Musique sur le Corps Humain, París, 1977.
8) Se entiende como la paulatina dependencia de la moralidad propia en beneficio de otra persona, grupo o algún ser espiritual, suplantándola por los nuevos condicionantes.
9) Es interesante incluir una cita china en referencia a este punto: ¨Los animales conocen bien el ruido, no el sonido; la gente conoce bien el sonido, pero no la música; solo un espíritu noble es capaz de entender el sentido de la música¨. Li-Ki - Memoria sobre los ritos, del siglo II a. C.
10) Paul Radin - Music and Medicine - New York, Chuman

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2 comentarios:

  1. Anónimo01:03

    Sugestivo, persuasivo y vinculante... muuuuy interesantes conceptos. felicidades por la xposición!
    Y lo de los encantadores de serpientes no lo sabia. gracias por el documento.

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  2. minassa19:53

    este tema no tiene que ver con la manipulacion de la musica?

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