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· El virus de la tolerancia en la sociología

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© 2006 Josep Marc Laporta

La tolerancia, del latín, tolerare, viene a significar sostener o soportar. Viene a denominar a aquello que define el grado de aceptación frente a un elemento contrario a una regla moral, civil o física. También define la capacidad de un individuo de aceptar una cosa con la que no está de acuerdo. Y por extensión moderna, la actitud de un individuo frente a lo que es diferente de sus valores.

Lo cierto es que la palabra tolerancia viene a ser como un mandato social a aceptar a los demás como un acto esforzado y de concesión o como un sufrido perdón que ejercemos hacia los que no son como nosotros. No es en si mismo un concepto positivo, sino un acto de negación latente, al implicar un aspecto de soporte o de resignado aporte esforzado. Cuando decimos que toleramos nos convertimos en la regla suprema de lo que se considera bueno, poniendo los límites entre lo correcto y lo incorrecto, en una simulada condescendencia social.

En sociología, esta palabra ha hecho una incursión tendenciosa otorgándose el derecho a significarse en varias disciplinas como la tolerancia social, la civil, la religiosa o la técnica. En todas ellas se ha impuesto como un modelo que implica un cierto esfuerzo social con la finalidad de desvincular la propia responsabilidad de la responsabilidad compartida. El operante es quien asume su responsabilidad como una acción unilateral de soporte paciente.

No podemos obviar que tolerar es sostener o soportar, es decir, realizar un acto de mayor a menor, de fuerzas sociales distantes y distintas como punto de partida. El que está arriba o en situación privilegiada hace un acto de acercamiento al que está abajo o en situación deprimida. El primero ejerce su buena voluntad por medio de la tolerancia permisiva de una asunción de carácter dispositivo o circunstancial. En este concepto etimológico la tolerancia viene a significar hacer concesiones. Y es en la concesión donde radica el error del concepto. Tolerancia no es el camino porque significa concesión permisiva con una actitud de deferencia unilateral.

Entre los distintos individuos de una sociedad, la tolerancia es inclinarse atentamente sin dejar de estar elevado en el trato. El tolerante continua en su pedestal, pero se inclina como expresión de su buena voluntad social, pero sigue en su tarima. Si la palabra o el concepto tolerancia tiene valor, es en la asunción última de una relación disgregada y muy divergente, es decir, cuando el camino del entendimiento es demasiado agreste y dificultoso y hay que optar por la última de las posibilidades, la concesión obligada. Pero en la sociología de la relación natural, la tolerancia no debería tener más valor que nada, porque las relaciones válidas y provechosas son las que se fundamentan en una relación entre iguales, en la que ambos admiten la igualdad como base de la relación, donde el respeto y la comprensión deben ser dos activos dinamizadores.

Es por ello, que la tolerancia es un error tanto en la etimología social como en la etimología sociocultural. En  lugar de tolerancia podríamos hablar de urbanidad, de civismo, de cooperación, de comprensión, de relación horizontal o de homorelatio. Homo = igual y Relatio = relación.

Las relaciones humanas pueden construirse bajo el concepto homorelatio, donde todos, psicológicamente y socialmente, partimos de una correspondencia igual, al mismo nivel y desde el mismo punto de partida, a pesar de que cada uno esté en diferente situación social, cultural, económica o gremial.

Homorelatio es igualar la relación sin depender de los condicionantes particulares. El punto de partida es el mismo, igualitario, equivalente, obviando todas las circunstancias sociales, económicas y culturales. Es actuar sin prejuicios culturales, económicos o sociales, proporcinando puentes de respeto y comprensión.

La tolerancia dice: “No estoy de acuerdo contigo, pero te dejo que lo hagas por respeto a las diferencias y a mi buena voluntad”, o “No estoy de acuerdo con lo que dices y haces, pero te concedo la posibilidad a que puedas decirlo". Mientras que homorelatio es “Estar en desacuerdo es lo normal, el respeto a la diferencia es consustancial. Ninguno de los dos tiene la razón absoluta de nada, por lo tanto las ideas, los pareceres y los conceptos adquiridos pueden ser completamente comunicados y relacionados al mismo nivel de transparencia y comprensión”. Es decir, "no hay descendencia, sino interdescendencia. Ambos son parte de la misma comunicación o relación.

Desde los años 1950, la tolerancia se ha definido, generalmente, como un estado mental de apertura hacia el otro. Se trata de admitir maneras de pensar y actuar diferentes de aquellas que uno mismo tiene. El concepto del homorelatio lo defino como un estado de aceptación absoluta y de base de otras perspectivas, como parte de la interrelación humana. El respeto y la comprensión es consustancial en la comunicación existente, disipando las fortificaciones mentales que los prejucios han construido.

La sociología no se puede amparar en la carta de la tolerancia de Locke, la cual está ajustada y condicionada a otra época donde la necesidad de tolerancia social implicaba una lucha contra religiones occidentales aún anquilosadas en el Medievo o los estratos de poder autocomplacientes. Pero a día de hoy, la homorelatio permite entender que el hombre y la mujer son capaces de ponerse en lugar del otro sin un regalo penitente de concesión, sino como una actitud propia del ser humano del siglo XXI. De otra manera no se podría entender el avance social, significativo como pensamiento inteligente y adaptado al medio socializador.

Homorelatio puede ser considerado como un elemento globalizador de las relaciones. Pero más bien es una lucha contra la socialización global de las culturas y su homogenización. Relacionarse de igual a igual sin tener que someterse al beneplácito de las concesiones permite entablar relación con cualquier cultura sin imponerse de manera altiva y restrictiva, sin colonizaciones ilustradas. Hay que huir del miedo a la diferencia y aceptarla plenamente como bien de conocimiento, respeto y comprensión, no de adaptación.

De la tolerancia al homorelatio, hay un pequeño gran paso: no sentirse más que nadie ni menos, sólo ser y sentirse igual, porque la plena aceptación y comprensión del otro es, en parte, la aceptación de uno mismo.
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7 comentarios:

  1. Anónimo19:21

    Homorelatio... Es interesante, pero no me parece que este concepto merezca este nombre. si ud. pudiera encontrar otro nombre seria mas facil de comprension.
    La tolerancia es un término que hizo fortuna. Es cierto que esta anticuadoo.

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  2. Anónimo11:52

    Pues a mi me parece que es perfectamente asumible. La tolerancia es despreciativa, a pesar que hayan habido muchos sociólogos que la mantengan como un valor superlativo de conciencia social.

    Homorelatio o tal vez se podríaacuñar otra palabra, pero no hay palabras que pueda expresar lo que dice en su artículo.Y si no hay, habrá que inventarla.

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  3. Anónimo19:45

    Realmente creo que su tesis no tiene futuro. La tolerancia está muy bien definida científicamente e incluso es imposible cambiar todo una tendencia, que incluso la ONU avala.

    Pero entiendo que el concepto va más allá de los límites de la tolerancia, como fórmula para entendernos. Es necesario un cambio de pensamiento y condición de las relaciones humnas, mas lejos de la probabilidad que ofrece una tolerancia que indica aguantarse y un esfurzo.

    Las palabras tienen su mensaje más allá de los argumentos que se le dan, pero lastimosamente, para avanzar en una igualdad más real, su tesis será muy poco aceptada por no decir ni considerada.

    No obstante, hay un hilo de luz que aporta una nueva perspectiva, que en un futuro ampliará horizontes, si es que los estamentos cintíficos son capaces de cambiar su error con la agotada palabra tolerancia.

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  4. Anónimo03:17

    La palabra más adecuada que existe semejante a homorelatio podría ser simplemente igualdad; pero creo que tolerancia implica igualdad porque la aceptación o el hehco de soportar es de ambas partes, colectivos, etc. Al A tolerar a B; B necesariamente tiene que tolerar a A ya que se supone que A y B parten de una situación de desacuerdo ya que tiene que llevarse a cabo un acto de tolerancia; por lo que en base, parten de una situación de igualdad. Ambos toleran al otro.Ademas se supone que tiene que haber un sentimiento de buena voluntad en la tolerancia, soportar por soportar y simplemente por aceptar algo por el simple hehco de hacerlo roza la indiferencia.

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  5. Román Alison11:02

    Homorelatio es una palabra poco castellana,así que apostaría más por la tesis del anonimus, lo de igualdad, pero no estoy convencido. Es mejor sustituir lo de tolerancia, que da un tufo a concesión y buena voluntad, pero con mala voluntad, jeje!

    Lo único es que homorelatio está bien para identificar una nueva manera ver la igualdad entre humanos de distintas culturas y condición social. ASí que aunque no me gusta homorelatio, la prefería a igualdad sólo por identificar una nueva acepción para expresar una nueva forma de relación humana.

    Sea igualdad u homorelatio, sería hora de jubilar la tolerancia. Pero veo que es picar piedra en una cantera... jajaja!

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  6. Lerma kn20:03

    Vaya con lo de homorelatio! Suena a latin, pero lo prefiero a la tolerancia. No me gusta tolerar, me produce repugnancia. Tolerar a todo el mundo porque son diferentes! es mejor no tolerarlos y tenerlos como iguales. Igualidad... ¿ke les parece esta palabra? con la I, claro, sin I no vale. igualIdad. Al menos es mas comprensible.

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  7. Salva D.01:07

    Homorelatio es buena palabra. Odio la tolerancia. Me gusta igualdad, es lo que hizo el psoe con el ministerio de igualdad. Asi que me gusta homorelatio y igualdad. Pongan la que quieran pero jubilen tolerancia. No pretendo tolerar a nadie, porque nadie ha de ser mas importante que otro.

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