© 2025 Josep Marc Laporta
1- 1976: I
Semana de Música
2- 1977: II
Semana de Música
3- 1978:
III Semana de Música
4- 1979: IV
Semana de Música
1- 1976: I Semana de Música
Con una gran batería publicitaria y artículos didácticos en El Eco anunciando el evento durante meses, la primera Semana de Música se celebró por primera vez del 17 al 26 de agosto de 1976 en la entonces denominada Residencia Bautista de Dénia. Llamado popularmente Campamento de Música, el evento fue un gran paso adelante en la formación artística y espiritual de creyentes que tuvieran interés en la alabanza musicada. Fue unos meses antes, en noviembre de 1975, cuando una pequeña comisión se reunió para concretar los contenidos. Los convocados eran tres misioneros: Othar Errol Simmons (1939-2014), Joseph W. Mefford (1921-2005) y Robert F. Crider (1940-), este último actuando como administrador. Puesto que el ministerio de Promoción de Música era una iniciativa de la Misión Bautista en España, el equipo fundador fue foráneo. No obstante, poco tiempo después se invitó a Pere Puig Ballonga (1929-2016), aunque en la práctica no se reuniría con el grupo hasta la misma Semana de Música.
Una de las grandes preguntas surgidas en la planificación
era si asistirían bautistas de todas partes de España para una semana intensiva
de estudio, canto e inspiración espiritual. Y otra cuestión: cuántas personas se
desplazarían. Por esta razón Errol Simmons organizó una publicidad regular y específica
en El Eco, además de artículos sobre diversas temáticas del ministerio musical.
Otra de las preguntas que se plantearon tenía que ver con las habilidades y
necesidades de los asistentes. A pesar de existir una positiva dinámica musical
en las iglesias, la realidad indicaba que el nivel general era bastante bajo,
con una pobre formación teórica, excepto algunas destacadas voces y organistas de
iglesia que acostumbraban a tocar himnos del HIEE a cuatro voces simples. Por
lo tanto, la cuestión de fondo consistía en qué tipo de formación se debería
ofrecer a unos alumnos que tenían buena afición a la música y deseos de mejorar
la alabanza en sus congregaciones, pero sin mucha formación.
Una rápida mirada a la cincuentena de asistentes –además
de un buen grupo de niños– nos ofrece una visión aproximada de las destrezas
musicales: tres organistas, dos pianistas y un violinista. Aparte, dos flautas
traveseras, una de ellas Julie Simmons (1962-), hija del director de la Semana, y cuatro tipos de flautas
de pico –soprano, alto, tenor y baja– traídas por la familia Puig-Mayor, ya que
acostumbraban a tocarlas conjuntamente, padre e hijas. Y como voces solistas
destacaban dos alumnos, aunque sin expresa formación. Consecuentemente, la
ratio de preparación musical era bastante baja, representativa del nivel
musical de las iglesias bautistas y, consustancialmente, de las demás congregaciones
evangélicas de la época.
Por estas razones, cuando la Comisión se reunió para diseñar
la programación, tuvo claro que los programas educativos deberían responder a
las preguntas anteriormente citadas. Así que planearon un horario dirigido especialmente
a coristas que incluía aspectos como himnología, teoría de la música, dirección
del canto congregacional o de coro, el ministerio de la música, ensayos de coro
y cultos de adoración. Es decir, un programa de crecimiento espiritual con
asignaturas muy elementales para la formación musical, sin adentrarse en
instrumentos, modalidades o especialidades. Es por ello que algunas fotografías
de la época reproducían instantes de clases teóricas con alumnos llevando el
compás con la mano o cantando en coro, porque, básicamente, la finalidad
docente era preparar una cantata durante seis o siete días para interpretarla en
un culto musical, como colofón.
Los horarios de la I Semana de Música constaban de un breve
devocional a primera hora de la mañana; seguidamente el desayuno; a las 9:30 un
culto inspiracional, a las 10:30 las clases teóricas; de 11:30 a 12:30 ensayo
de coro; y de 12:30 a 14:00 horas tiempo libre y piscina. Después de la comida
también tiempo libre. A las 16:00 horas se abría la piscina hasta las 18:00,
hora que empezaba el ensayo del coro hasta pocos minutos antes de las 20:00 h.,
momento de la cena. Más tarde una velada de carácter lúdica, noche de dones o
tiempo libre. Y a medianoche en punto, el silencio era obligado para todos los
campamentistas, debiendo estar en sus habitaciones.
Como se aprecia por los horarios, el coro era el eje teórico, musical y social del evento, con la misión primordial
de ser de inspiración espiritual y aglutinador de la docencia. La cantata a
interpretar en aquel primer año fue ‘De unos a otros’, una excelente obra de
carácter juvenil compuesta por William J. Reynolds (1920-2009). Con extensos fragmentos al unísono, gran musicalidad y un
mensaje evangelístico y de renovación espiritual, ‘De unos a otros’ fue la
pertinente propuesta para aquella primera edición. Precisamente, Reynolds, músico
de iglesia, compositor, arreglista, editor, himnólogo y distinguido profesor de
música sacra en el Seminario Teológico Bautista Southwestern, EUA, fue quien,
como secretario del Departamento de Música de la Convención de los Bautistas
del Sur, un año antes dirigió un coro de 1.500 voces en el XIII Congreso de la
Alianza Bautista Mundial que se celebró en Estocolmo, Suecia, en julio de 1975,
con una asistencia de 10.000 delegados.
El autor de ‘De unos a otros’ compuso más de 700 composiciones
entre piezas corales, himnos, canciones infantiles y obras musicales,
destacando el arreglo, adaptación y popularización de ‘I Have Decided to Follow
Jesus’ (He decidido seguir
a Cristo), canción que tiene sus
raíces en la historia de un hombre de la tribu Garo en Assam, India, quien
junto a su familia enfrentó la persecución por su fe cristiana. La historia,
que se convirtió en una canción, relata su valiente decisión de permanecer fiel
a Jesús, incluso ante a la muerte. Así que la elección de la obra compuesta por
Reynolds, implícitamente también era el reconocimiento a un músico de bendecida
trayectoria e influencia dentro la familia bautista mundial.
‘De unos a otros’ fue el centro musical y espiritual de
la primera Semana de Música. Sencilla, pero efectista, bella y al mismo tiempo
llena de implicación cristiana, su renovador mensaje caló hondo entre los
campamentistas. La obra fue interpretada íntegramente por el coro, con los testimonios
de conversión de Rafael Jiménez (1955-) de la IEB Málaga; Encarnita Sendra Galán (1951-)
de la IEB ‘La Trinitat’ de Dénia; Chari Núñez (1954-)
de la IEB Málaga; y Francisco Moreno
Núñez (1951-).
El siguiente vídeo recoge el audio de la obra al completo con el
sonido original del coro de la Semana, grabado por el Departamento de Medios
Audiovisuales de la UEBE. Asimismo, también se incluyen las partituras
originales. Como dato anecdótico, la última pieza de la cantata, ‘Juntos
confiemos en Dios’, fue el himno oficial de XXVI Convención Bautista
Española celebrada un año después, entre el 31 de agosto y el 2 de septiembre
de 1978 en la Residencia Bautista de Dénia.
A diferencia de lo que sucedería décadas más tarde, la facultad de las primeras Semanas de Música era muy reducida. El profesorado de la primera edición, además de Errol Simmons como máximo responsable, director del coro y maestro de teoría y solfeo, tuvo a su esposa, Mary Simmons (1940-), como pianista y profesora de órgano; a Pere Puig Ballonga en la dirección de coros y canto congregacional; a José Mefford en las clases de himnología; a Jorge J. Pastor (1949-) como narrador de la obra musical, pastoral y enlace con la Comisión de Radio; y a Roberto Crider administrador de la Semana y responsable de la Residencia. Pero la pequeña plantilla de profesores aún era más reducida si tenemos en cuenta que tres de los cinco facultados mencionados se repartían el grueso de la docencia, aunque en alguna faceta también colaboró puntualmente el misionero Paul Shelton (1954), asistente como alumno.
Otra de las peculiaridades de aquel primer año fueron las
fechas disponibles o, tal vez, escogidas para realizar el evento. Empezó un
martes y terminó el siguiente miércoles, lo que obligó a ofrecer una parcial
presentación de la cantata en el culto dominical de la Iglesia Bautista de
Dénia y un concierto de toda la obra el martes, en la Residencia. El temor
inicial de la facultad a que los campamentistas no tuvieran tiempo suficiente
para aprender ‘De unos a otros’ en el plazo de una semana, quedó superada por
la buena aceptación de la obra y la rapidez de recepción por parte del coro.
Referente al nivel musical y la capacidad de aprendizaje,
Pere Puig fue quien al terminar la Semana planteó un debate interno respecto a
que en las iglesias bautistas había muchos dones musicales que, a pesar de la
baja formación teórica, tenían capacidad para asimilar obras de mayor calado,
inclusive clásicas. A pesar de que Puig valoraba positivamente ‘’De unos a
otros’ como primera prueba de capacidad, entre los miembros de la facultad hubo
un contraste de pareceres sobre si se debiera repetir el formato de cantata monotemática
y norteamericana u optar por obras individuales de mayor calidad musical, con el
valor añadido de poder tejer un programa de concierto final con las composiciones
mejor aprendidas e interpretadas. Finalmente, al cierre de la primera Semana de
Música llegaron a la conclusión que sería conveniente continuar con las
cantatas, aunque de mayor complejidad interpretativa.
En cuanto a la parte instrumental, tanto en los tiempos
devocionales como en los ensayos del coro, el piano estaba cubierto por Mary
Simmons y José Mefford. Sin embargo, en ratos libres se organizó un grupo completo
flautas de pico junto a dos flautas traveseras. Las primeras provenían de la
familia Puig-Mayor, que habitualmente tocaban en familia las soprano, alto,
tenor y baja. Y las flautas traveseras eran Julie Simmons y JM Laporta. La
iniciativa partía de Pere Puig quien alistaba a los instrumentistas fuera de
programa para realizar sendos ensayos. Las dos siguientes grabaciones de 1976
recogen el grupo de flautas interpretando el Minueto n. 2 en Sol menor y el
Minueto n. 4 en Fa mayor, respectivamente. Ambos pertenecen al álbum de Anna
Magdalena Bach, atribuido a Johann Sebastian Bach.
2- 1977: II Semana de Música
Una de las modas de la música evangélica de aquellos años eran las cantatas o, las también llamadas, obras musicales. Una modalidad que provenía de Estados Unidos, con algunas adaptaciones al castellano de la Casa Bautista de Publicaciones en El Paso, Texas (EUA), que la Librería Bautista de la calle Arimón de Barcelona ofrecía al público evangélico en general y bautista en particular. Si observamos la precaución de los organizadores de la primera Semana de Música introduciendo una obra bastante sencilla musicalmente, comparándola con el atrevimiento del coro de la IEB de Manresa al preparar la compleja cantata de John Peterson ‘Noche milagrosa’ para el día de Navidad de 1976, observaremos cómo, a pesar de la poca formación teórica, los coros de iglesia no se amilanaban ante dificultades interpretativas. Al ejemplo de Manresa y otros coros de Barcelona, Terrassa, València o Madrid interpretando el Aleluya de Haendel, se le sumaba el ‘Cor Unit del Pais Valencià’, una formación de unos 20 jóvenes de diferentes iglesias y denominaciones valencianas dirigido por Daniel Grau Albí (1953-) que a mediados de 1977 interpretaba la compleja cantata ‘Aleluya, Cristo vive’ y que años más tarde, en 1981, también sería cantada por el coro de la Semana de Música. Del ‘Cor Unit del Pais Valencià’ tenemos dos referencias. La primera de una actuación del 22 de mayo de 1977 en el templo de la iglesia de Dénia, con las crónicas apuntando a que actuaron «ante un numeroso público que llenaba el templo», y que «después de la intervención del Cor, dos personas dieron público testimonio de su fe en Cristo». La siguiente referencia es en Andalucía, donde el 23 de marzo de 1978 se cuenta que «tuvimos el honor de recibir al Coro Valenciano de Xàtiva, y ese mismo día hicieron su presentación en Granada con un maravilloso programa sobre la muerte y resurrección de nuestro Señor».
La II Semana de Música, del 15 al 21 de agosto de 1977,
arrancó prácticamente con la misma facultad que la primera edición, más el Dr.
T. W. Hunt (1929-2014) y el barítono Jesús Zazo de la Torre (1948-2022). Hunt, que había sido organista en el IV Congreso Evangélico Español
celebrado en Barcelona en 1969, también formaba equipo ministerial con Errol
Simmons, dictando seminarios de música por diferentes ciudades del país. Del
26 al 30 de setiembre de ese mismo año los encontramos en la Iglesia del Buen Pastor de Madrid, con asistencia de 25 alumnos; o un año más tarde en Las Palmas y Tenerife,
donde Simmons y Hunt impartieron clases de música y voz y dieron sendos recitales
de órgano y canto. Por su parte, Zazo, barítono consagrado y solista del coro
de RTVE, introdujo unas clases de canto en los primeros días, ausentándose en
los siguientes.
La obra que se preparó e interpretó fue ‘Un mensaje glorioso’, cantata de tema navideño. Escrita para coro y solistas por Donna J. Krieger (1945-), la cantata tenía más dificultad interpretativa que la del primer año, además de algunos fragmentos para solistas que cantaron Núria Puig (1959-), María Luisa Iturralde (1944-) y una voz masculina no identificada. La parte instrumental y de acompañamiento al coro contó con dos instrumentos de teclado: el órgano, tocado por el Dr. Hunt, y el piano por Brenda Lee Haggard, (1943-), quien, junto a su esposo, Paul Douglas Lee (1936–2019), recientemente habían llegado a España como misioneros. Bajo la dirección de Errol Simmons, el coro aprendió la obra con suficiente prestancia, interpretándola el domingo día 21 de agosto en el servicio matutino de la iglesia de Dénia.
El éxito de la Semana de Música era creciente. La
modalidad de obra musical a ensayar sobre la que pivotaban todas las
actividades, las clases de órgano, teoría y dirección coral y
congregacional, facilitaba una visión conjunta del ministerio, con la música
coral como eje central. Incluso en las clases se usaba la cantata ‘Un mensaje
glorioso’ como libro de texto, junto al Himnario de las Iglesias Evangélicas de
España de partituras.
No obstante, una pequeña discrepancia de pareceres se
abría entre las propuestas misioneras y las de los docentes españoles. Una de
ellas quedó manifiesta en los compases introductorios de ‘Un mensaje glorioso’.
Para la grabación, Errol Simmons incorporó un juego de campanas de mano que,
indudablemente, aportaba una singular belleza a los primeros compases. La
introducción de este instrumento colectivo fue bienvenida por los asistentes, especialmente
por su novedad y atractivo. Sin embargo, para los docentes nativos no
tuvo la misma consideración, porque unilateralmente Simmons incluyó en el
programa de la Semana una clase específica de campanas litúrgicas diatónicas
para el alumnado, en detrimento de otras asignaturas más necesarias y prácticas
para el ministerio eclesial en España. Con todo, la cantata fue una bendición entre
los asistentes, interpretándose posteriormente por algunos coros de diferentes iglesias
bautistas del país.
El siguiente vídeo recoge el audio de la obra ‘Un mensaje glorioso’, interpretada por el coro de la II Semana de Música, con la narración de Jorge J. Pastor. También
se incluyen las partituras.
En paralelo y a colación de la música y los coros, aquel
mismo año emergió con fuerza en Zaragoza una formación vocal-instrumental denominada
Voces para Cristo, fundada en 1974 con la dirección del músico puertorriqueño Luis Irizarry Reyes (1956-). Pero no fue hasta el 24 de
noviembre de 1977 que se presentaron por todo lo alto en el Casino Mercantil,
en el marco del VII Ciclo de Actividades Culturales organizado por el Ayuntamiento
de la capital aragonesa. Con dos guitarras –solista y rítmica–, un bajo eléctrico
y treinta voces, Voces para Cristo presentaba un programa de dieciocho temas en
dos partes. Irizarry, que había venido a España para estudiar medicina, reunió
a los jóvenes de la IEB de Zaragoza pastoreada por Félix Fontanet Solano (1926-) para
motivarles a cantar con el propósito de dar testimonio de la fe. Sin embargo, Luis Irizarry
tenía grandes dotes vocales y de composición que no fueron probados hasta su
vuelta a Puerto Rico, ganando años más tarde el primer certamen Arpa de Oro de
1986 con la canción ‘Yo sé que mi Dios es real’. No
obstante y en relación a la Semana de Música, una de las iglesias bautistas de
menor afluencia al evento fue la IEB de Zaragoza, especialmente en la primera
etapa de
La II Semana de Música también contó con un grupo de
flautas y violín liderado por Pere Puig, que en ratos libres ensayaban piezas
clásicas. Los dos siguientes vídeos recogen dos temas de GF Händel, de la Water
Music: el minuet en Sol menor de la Suite N 3 en Sol mayor, HWV 350; y Bourrée, de la Suite N 1 en Fa mayor, HWV 348. Como en todas las interpretaciones del
grupo de viento, se advierte un tempo lento y estudiantil, muy diferente al espíritu
musical de GF Häendel. Las flautas de pico las tocaban la familia Puig-Mayor; las
flautas traveseras Julie Simmons y JM Laporta; y el violín Antonio Aparici.
3- 1978: III Semana de Música
Con prácticamente la misma facultad docente que el año
anterior, excepto Dr. T. W. Hunt, la III Semana de Música arrancaba en 1978 con
la novedad de la obra a ensayar e interpretar: ¡Aleluya!, de Bill Gaither (1936-) y
Gloria Gaither (1942), con Ron Huff (1938-) como arreglista y director orquestal. Subtitulada con la
leyenda ‘Una reunión de alabanza para creyentes’, ¡Aleluya! fue publicada originalmente
en 1973, siendo el primer álbum de inspiración en alcanzar el disco de oro y el
primero de la historia en su modalidad: un musical de alabanza y adoración. Creada
como un evento o encuentro entre público y artistas en alabanza a Dios,
¡Aleluya! combinaba lectura de las Escrituras, testimonios, cantos y una
celebración conjunta de adoración musicada. En su tiempo, esta obra adquirió
mucha notoriedad, no sólo por su temática, belleza y musicalidad sino por ser
extremadamente efusiva y emotiva, con arreglos orquestales fantásticos y fragmentos
de gran sensibilidad y delicadeza.
La elección de la obra fue un salto adelante para la
Semana de Música, básicamente por diferenciarse de las anteriores propuestas y,
más concretamente, por la dificultad técnica que planteaba. Tras los ensayos
organizados en doble sesión de mañana y tarde, es decir, de 10:45 a 12:30 horas y
de 18:30 a 19:45, el coro no logró completarla. Solamente se perfilaron seis
temas de los nueve totales, incluso con algunos fragmentos reducidos o
simplificados para aliviar el trabajo y permitir interpretar más números.
El siguiente vídeo recoge el audio del coro de la Semana de Música interpretando parte de la obra. La narración fue de Jorge J. Pastor, y Errol Simmons y Núria Puig cantaron las secciones solistas.
Aquel verano de 1978 también trajo consigo una asociación musical. El barítono y profesor de la Semana, Jesús Zazo, y el participante y violinista Antonio Miguel Aparici conjugaron deseos y visión: grabaron y editaron un disco sencillo titulado ‘Amor de Dios’. Con el acompañamiento de órgano de Aparici, Jesús Zazo interpretó cuatro himnos clásicos, introduciéndolos en la contraportada del disco con las siguientes palabras: «En el nombre de mi Salvador, Jesucristo, y para honra y gloria de Dios, mi intención con este disco es doble. Principalmente cantar mi propia experiencia: que Dios ama, redime y //transforma al hombre arrepentido y que da paz, felicidad y ayuda al hombre redimido. En segundo término, obtener una ayuda para la financiación de las obras de reforma del local de culto a Dios de la Iglesia Evangélica Bautista de Madrid-Usera, de la que formo parte». Y concluía: «Confiando en la aprobación de Dios y en tu amable acogida a esta producción discográfica, te saludo con amor sincero».
Asimismo, Errol Simmons, Promotor de Música de la UEBE y director de la Semana, creó una biblioteca para uso de las iglesias del país, con las cantatas y obras presentadas cada año. Los libros remanentes serían alquilados por 25 ptas. el ejemplar más gastos de envío, con un tiempo de préstamo de 90 días. La iniciativa, que no tuvo aceptación, pretendía usar los beneficios para la adquisición de nuevas partituras para el depósito.
4- 1979: IV Semana de Música
La IV Semana de Música 1979 se celebró del 20 al 27 de agosto con un significativo cambio. Debido a un tiempo sabático de la familia Simmons en Estados Unidos, Errol no fue el director, por lo que designó como sustituto a Miguel (Mikey) Anthony Gonzales (1949-). La elección de un misionero norteamericano en lugar de Pere Puig, quien año tras año había sido el alma musical e inspirador de dones y talentos, venía precedida de ciertas discrepancias respecto a algunos aspectos de disciplina interna. Puig, que en la dirección de la Coral Al·leluia de Sabadell había desarrollado la habilidad de combinar diligencia formativa y esfuerzo en lo musical con un espíritu de comprensión y respeto hacia los procesos vitales y espirituales de cada corista, tenía una perspectiva distinta al método de Simmons. Su modelo de liderazgo, bastante más estricto y, en ciertas situaciones, correccional, no congeniaba con el de Puig, de convicciones firmes, pero al mismo tiempo sensible a las circunstancias particulares. Sin embargo, la combinación había sido bendecida con un buen espíritu de cooperación y alabanza a Dios.
Con un
carácter más cercano, la dirección de Gonzales en la IV Semana de
Música fue muy positiva. Su diligencia, atención pastoral y consideración a los
seminaristas por el esfuerzo que significaba combinar tiempo vacacional con
formación musical, fue un bálsamo que fortaleció y renovó la visión. La
dirección del coro la asumió Pere Puig, repitiendo y completando la obra de Bill y Gloria
Gaither, ‘¡Aleluya!’, acompañada en esta ocasión por orquesta grabada –playback–, interpretándose el domingo 26 en la Iglesia de Dénia.
La facultad de profesores estuvo formada por Sarah Kathleen McNair (1945-), el matrimonio Gonzáles-Marroquín, Pere Puig y Daniel Grau. Los cultos devocionales los impartió el pastor Diego Martínez Méndez (1951-); la clase de órgano preliminar y teoría avanzada, Daniel Grau; didáctica de coro de niños, la Sra. McNair; la música en la Biblia, Dalia Marroquín; y Pere Puig asumió las clases de canto. En un escrito para El Eco Bautista, Daniel Grau resumió el espíritu de la Semana, animando a continuar en el ministerio musical: «Los campamentos de música siempre han gozado de un clima y ambiente espiritual muy sano, y no lo ha sido menos este año. Hemos pasado una muy grata semana en nuestra querida residencia. Por favor, promocionen la música y los campamentos de música en sus iglesias».
Al no poder
contar con una grabación del coro de la Semana de Música de aquel año, el
siguiente vídeo recoge la versión en audio original y completa de Alleuia!, escrita e
interpretada por Bill&Gloria Gaither, junto a las partituras originales.
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