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· Las emociones de la música

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Chicago (United States) © 1989 Josep Marc Laporta

La música es tan vieja como la humanidad y expresar emoción por medio de ella es tan natural como respirar. (1) Para los griegos, la música ofrecía efectos reparadores sobre las emociones humanas. El fisicomatemático Pitágoras, había desarrollado una mística musical de numerología cuya finalidad era expresar la emoción musical. Esa emoción se provocaba por ciertas combinaciones de sonidos en diferentes modalidades o escalas griegas. A través de la tonalidad de la lira se creaba una reacción emocional que consecuentemente produciría cambios de estado anímicos. Lamentablemente no poseemos composiciones griegas, solamente sabemos que eran principalmente melódicas y que la armonía no existía como hoy la entendemos, sino que era logrado mediante intervalos puramente melódicos. Pero sí que podemos afirmar que el estudio de la música fue una de las disciplinas a las que se dedicaron con pasión.

Platón pensaba que, como medio de educación, la melodías éticas y sus correspondientes armonías debían ser aplicadas al desarrollo del carácter. Él definía al modo dorio como el de un espíritu de coraje, o el lidio como adecuado para los jóvenes. Pero también pensaba que Sócrates estaba muy equivocado al atribuir valor ético al modo frigio, pues creía que era muy excitante y emotivo. Ello se resumió con una descripción genérica sobre cada modo musical griego. Hoy podemos saber que el modo dorio se relacionaba con la modestia y la pureza; que el modo frigio estimulaba la combatividad; que el modo eolio componía trastornos mentales e inducía al sueño; que el jonio estimulaba los intelectos melancólicos y provocaba deseos celestiales; y que el modo lidio aliviaba a las almas oprimidas por las preocupaciones. (2)
Realmente un catálogo para definir las emociones de la música. Pensaban que cada modo podía actuar sobre el indivíduo de manera distinta, facilitándole su reacción emotiva e influyéndole en su actividad individual y social. Así mismo, Aristóteles era de la opinión de que la flauta era un instrumento de carácter muy excitante y poco ético, y que debía utilizarse solamente en aquellas ocasiones en que la música se empleara para depurar las emociones, más que para enriquecer la mente. (3) Platón, por su parte, abogó por el empleo de la flauta en enfermos mentales. Y así, podemos encontrar en muchos de los escritos griegos constantes referencias al extraordinario efecto de la flauta sobre las emociones, exaltando las pasiones y produciendo catarsis.

En la antigua Grecia la música se utilizó incluso para alterar el estado de ánimo y las emociones del individuo. Lo llamaban ¨purgas de las emociones¨. Básicamente se empleaba la música en individuos con patologías esquizofrénicas y alteraciones del comportamiento, y constaba de largas sesiones de audiciones musicales en las cuales el paciente llegaba a quedarse dormido. Al despertar y comprobar que permanecía en el mismo lugar, su comportamiento se mostraba más apaciguado y tranquilo, por lo cual habían conseguido su propósito.

Siglos más tarde, en el XII, Bernardo de Claraval (1090-1153) daba estas instrucciones a sus monjes: ¨Que el canto esté lleno de gravidez, que sea dulce, pero sin trivialidad, y que mientras halague al oído conmueva al corazón. Debe aliviar la pena y calmar al espíritu encolerizado, que sus dulces notas proporcionen paz sin alterar al espíritu¨. (4) Parece ser que la importancia que Bernardo de Claraval daba a la música no era exclusivamente por la innata belleza de ésta y su natural incidencia, sino por los sentimientos que debía generar en el oyente: casi un catálogo para la influyente motivación de lo sensorial.

Los dos últimos relatos expuestos tienen algo en común: la interesada utilización de la música para provocar un fin determinado. Pero debemos saber diferenciar algunos aspectos entre el primer y el segundo ejemplo. En el primero, la utilización de la música conlleva fines terapéuticos para ayudar en ciertas patologías de transtornos profundos, en las cuales la música es un elemento sanador. En el segundo ejemplo, la finalidad de la música está condicionada a los intereses religiosos. En ambas, la fuerza de la emoción musical es el elemento vital que permite sanar o inspirar.

Pero, en la actualidad, ¿qué relación hay entre música y emociones?.

Catalogar todas las emociones posibles y situaciones daría espacio a todo un tratado, no obstante podemos señalar tres tipologías básicas:

1- Las emotividades musicales personales,
2- Las emotividades musicales mediáticas, y
3- Las emotividades musicales religiosas


Las emotividades musicales personales son las íntimas, que ejercidas en el círculo comunitario más cercano producen, generalmente, bienestar y beneficio. Son las que se ejercen en la audición de música en el hogar, en los pequeños conciertos y/o actividades culturales. De ellas cabe esperar un sano disfrute emocional con capacidad reguladora de los sentimientos, salvo algunas pequeñas excepciones con transtornos puntuales, que en algunos casos pudieran llegar a ser profundos.

Las emotividades musicales mediáticas son las que están influenciadas, dirigidas y/o condicionadas por los mecanismos de comunicación populares, los mass media. Habitualmente tienden a generar mitomanía, hedonismo y expectación prolongada, lo que en casos extremos degenera en pérdida de la noción del equilibrio sicológico, desubicación social y enajenación sensorial.

Las emotividades musicales religiosas nacen de la intersección de la música con la religión, potenciando su mensaje e influencia y aportando beneficio en la contemplación espiritual. En muchos casos puede suplantar a la sencilla experiencia espiritual hacia el ser adorado, provocando una sensación sustitutoria de plenitud existencial y espiritual.

Estas tres tipologías básicas resumen las emotividades de la música. Unas emociones que disfrutadas en su adecuada medida son fuente de satisfacción personal. Como diría J. A. Hadfield, ¨Una emoción es lo que nos mueve, como su nombre indica¨. (5) Pero esa emoción puede ser movida por diferentes intereses.

1) Phil Ker - Music in Evangelism - Gospel Music Publishers, Glendale, CA, 1939. p. 12.
2) Bruno Meinecke - Classical Antiquity, Music and Medicine - Ed. Schoen y Schullian, New York, Henry Schuman Inc., 1948.
3) Aristóteles - La Política - Libro V, Cap. VI
4) San Bernardo de Claraval (1090-1153), en instrucciones a sus monjes. Citado por Alec Robertson - Pelican History of Music - Plaisong.
5) J. A. Hadfield - Psychology and Mental Health - Unwin 3ª ed., 1960

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3 comentarios:

  1. Anónimo15:14

    muy emotivo lo de la musica y las emociones. ¿podria ser que la musica fuera el arte mas emotivo? yo me hecho esta pregunta muchas veces y no he dado con la respuesta definitiva anque creo que si. tal vez podrias hacer una tesis sobre esto, yo la lleeria con muchas ganas

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  2. Brenda19:55

    las emociones de la musica son nuestras emosiones. Cuando escuxo una cansion qe me gusta sino fuera por mis emosiones no seria musica. La musica tiene emosiones grasias a qe nosotros tenemos

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  3. ROBERTO17:29

    SEñor JOSEP MARC LAPORTA me gustaria tener algun correo o email donde pueda contactarlo ya que su informacion es muy interesante, ya que tengo en mente llevar a cabo una investigacion cientifica con diversos estilos de musica, MUCHAS GRACIAS mi correo es ethamx@hotmail.com

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