© 2024 Josep Marc Laporta
Apuntes musicales de 1960 a 1965
Tras los
cincuenta, los años sesenta empezaron con la misma vitalidad que caracterizó la
anterior década, aunque sería un tiempo en que las iglesias se centraron más en
aspectos organizativos, estructurales, de mayordomía y libertad religiosa,
experimentando un cierto freno en el crecimiento numérico de las congregaciones.
Sin embargo, a pesar de los devenires, la música continuó siendo un poderoso
vínculo de comunión y alabanza a Dios. Con la intención de dejar constancia de diversos
aspectos sociológicos y espirituales, enumeraré algunas de las noticias y
eventos más significativos.
‘La poesía
en los himnos’ fue un artículo publicado en El Mensajero Bautista por el pastor
Antonio Almudévar en 1960. En su afán de proveer de material pedagógico para
las iglesias, el pastor catalán escribió un versado compendio sobre poesía
cristiana: «Debemos empezar
diciendo que cuando decimos ‘poesías en los himnos’, no queremos significar que
nuestros cantos religiosos están escritos en verso, sino con sentimiento
espiritual de nuestra alma que por ellos eleva a Dios la voz de su fervor en
alabanza y gratitud en ansias de perfeccionamiento, es decir, de ideal en
nuestra vida, buscando esta paz de la prosa de lo terrenal tan alejada de Dios
siempre». Tras un repaso a
diferentes sucesos históricos donde la música cristiana fue muy importante en el
desarrollo espiritual del pueblo de Dios, Almudévar apuntaba: «Alguien ha dicho que ‘una iglesia con fervor en la adoración
(el canto lo es de un modo expresivo) es una fuerza; y una iglesia fría sin
fervor en la adoración, en vez de ser una fuerza es una farsa». Y proseguía: «No
puede ser más lógico; de ahí la necesidad de que los niños en su sencillez
posean aún su himnario con himnos al nivel de su mente, como los jóvenes
precisan del suyo con cantos llenos de juventud y entusiasmo, y los ancianos un
himnario con cantos de fe, de esperanza y de paz».
En otro
número de El Mensajero Bautista del mismo año, la organista de la Iglesia de
València, Pérsida Simón Corberà (1933-), escribía sobre los ‘Cantos de David’, resaltando que «centenares de generaciones han encontrado consuelo, valentía
y alegría en la bellísima poesía de David».
Repasó varios salmos: el del Pastor (Salmo 23), uno de gozo (Salmo 30), un salmo de dominio de la lengua (Salmo
39) y otro de alabanza (Salmo 84). En el
relato, Pérsida Simón armonizó cada texto bíblico con un himno, de manera que
sucesivamente ‘Jehová es mi pastor’ (HIEE-323), ‘¿Cómo podré estar triste?’ (HIEE-320), ‘Que mis labios al hablar’ (HIEE-148,
3ª estrofa) y ‘¿Ves la iglesia que ufana levanta?,
congeniaban con la especificidad temática de cada salmo.
Por su
parte, la revista femenina Nuestra Labor rezumaba en programas sobre la música
en la Biblia y en la Iglesia, destinados tanto a los Rayitos de Sol como al
lector en general. En un apartado denominado ‘Nuestras Organizaciones’ del mes
de octubre de 1960, aludía a una fiesta en casa de los Mefford, en València, con
motivo de celebrar el cumpleaños de una de las hijas, Silvia, pasando «una magnífica velada, cantando himnos, oyendo discos y
piezas musicales interpretadas al piano por nuestra presidenta, poesías,
chistes, cuentos, etc.». La
siguiente fotografía recoge un instante aquel entrañable encuentro.
Tras el
inesperado fallecimiento de Pere Puig Inglada (1899-1959),
su hijo, Pere Puig Ballonga (1929-2016), tomó la dirección del coro de la Primera Iglesia Bautista de
Sabadell, conduciéndolo a nuevos horizontes y transformándolo en la Coral
Al·leluia, un nombre y ministerio que permanece hasta nuestros días. A colación
de la figura de Puig Ballonga, en 1960 hubo un intento de reforzar la relación
y cooperación entre las iglesias cercanas a la ciudad de Barcelona, por lo que
se formalizó la constitución de una coral intereclesial que se pondría a
disposición y servicio de las iglesias catalanas. La noticia publicada,
referida a esta actividad, informaba: «Recientemente
se ha organizado la 'Coral Bautista' habiéndose invitado a colaborar a los
miembros de las tres iglesias bautistas de la ciudad y los de la Iglesia de
Badalona con aptitudes musicales. Provisionalmente, y mientras se formaliza la
organización, han aceptado la presidencia el pastor Samuel Rodrigo y la
secretaría el pastor Luis Hombre, de las iglesias de Bonanova y Barceloneta. La
parte técnica ha sido encomendada al Sr. Pere Puig, ayudado por la Srta. María
L. Cantos y el Sr. Moisés Alonso. Ya han participado en ensayos, y es de
esperar que en un futuro no lejano será un instrumento para la causa de Dios y
extensión del Evangelio». No
obstante, a pesar del interés de los organizadores, la Coral Bautista no
encontró el eco necesario entre los coristas para prosperar.
A
principios de la década de los sesenta, el misionero Roy Blanton Wyatt (1926-2010) sirvió como pastor interino de la Iglesia Bautista de El
Redemptor, en Sabadell, cuando Joaquín Pastor Cabrera (1916-1977) había renunciado a su cargo para trasladarse a Dénia. En sus
memorias, Wyatt aseguró que «la Iglesia
tenia una buena coral y había personas muy preparadas para ofrecer el
testimonio evangélico mediante solos, dúos y música instrumental. La música
siempre fue una bendición a los asistentes a los cultos. Nos maravillaba la
capacidad de los músicos y de tan excelentes rendimientos que cada domingo
teníamos». Por otra parte, la
marcha de Joaquín Pastor a Dénia significó un estimulo para la pequeña
congregación alicantina. Tres años más tarde, el coro de la iglesia se
reorganizó eficazmente con la dirección de Vicente Pastor Mut (1945-).
En los
inicios de los años sesenta también apareció la recopilación definitiva de
‘Himnos para Niños’, que paulatinamente se había ido insertando en la revista
Nuestra Labor a modo de fascículos a lo largo de los años cincuenta. Al precio
de 20 pesetas, el pequeño himnario fue la gran aportación femenina a la
himnología infantil, que tuvo como impulsores las distintas directivas de la
UFME y, especialmente, el matrimonio Mefford, Joe y Lila, y Nela Dean Mitchell (1922-2011), quienes recopilaron la mayoría de las canciones e hicieron
algunas traducciones o adaptaciones.
Nela Dean
Mitchell, esposa de Charles W. Whitten (1922-2018) escribió para la revista Nuestra Labor ‘Las canciones
espirituales de los negros’, exponiendo la historia de la esclavitud y el
nacimiento de una música que impactaría no sólo su época sino las venideras. El
artículo incluía estos párrafos: «Las
canciones espirituales de los esclavos fueron basadas casi siempre sobre
caracteres e historias de la Biblia. La manera de contar estas historias
demuestra mucha imaginación y una fe casi infantil, pero muy grande. Muchos de
los negros pensaron en sí mismos como hijos de Israel modernos, esperando la
venida de Moisés para conducirlos a la tierra prometida. Sus canciones
conmovían y eran la sincera expresión de sus corazones y sus anhelos
espirituales». En otro apartado
proseguía con estas palabras: «Creo
que las canciones espirituales de los negros pueden enseñarnos muchas cosas.
Vemos en ellas la importancia de la fe en momentos de prueba y dificultad. Su
tono menor y su sincera expresión de fe en Dios a pesar del sufrimiento, nos
conmueve el corazón. Nos llena de nuevo con la convicción del valor de cada ser
humano delante de Dios, no importa su raza, color o posición social». Nela concluyó con el siguiente párrafo: «Los años van pasando y gracias a Dios los negros van
consiguiendo más justicia social, aunque hay cosas que desear todavía. A través
de los años hemos sido beneficiados por la fe y el optimismo de las canciones
espirituales de los negros. No somos del mismo color (que realmente es cosa
secundaria) y puede ser que no expresemos nuestras esperanzas para la vida
futura haciendo uso de la figura de una carroza de ángeles que desciende de
Cielo, pero después de todo es la misma fe en Jesús, el único Salvador y
Consolador».
La
promoción de la música y la alabanza a Dios fue muy habitual en las revistas
bautistas de la época. Tanto Nuestra Labor como El Mensajero Bautista
incorporaron distintos artículos alusivos, como uno de 1961 dirigido
especialmente a los Rayitos de Sol, titulado ‘Música en la Biblia’, escrito por
Mª Rosa Samaniego y Elisabet Olmos. Con argumentos basados en los Salmos, el
artículo concluía con una invitación a hacer música y a prepararse para ser
buenos músicos en el futuro: «¡Amad
la música!, queridos Rayitos, como la amaron aquellos hombres de la Biblia, y
si queréis aprended ya ahora a tocar algún instrumento musical. Quizá cuando
seréis mayores, seréis grandes músicos y compositores que crearán hermosas
melodías para la alabanza de Dios y salvación de los pecadores. Entonces cuando
os pregunten: ¿Cuándo empezó Ud. a estudiar música? Podréis responder: ‘En una
clase de Música en la Biblia que tuve cuando era niño en la banda de Rayitos de
Sol’».
Otros
eventos regionales o nacionales también transpiraron música y alabanza. Del 7
al 9 de junio de 1961 se celebró la XIII Convención Bautista en la Iglesia
Nueva Salem, en Badalona, en la que los asistentes cantaron himnos en catalán y
algunos intervinieron en esta lengua con normalidad. En las Conferencias
Regionales de la UFMB que se celebraron en Madrid los días 12 y 13 de octubre,
los asistentes terminaron la jornada «cantando
el himno 415, todos cogidos de la mano», un
gesto de comunión que empezaba a ser muy habitual en algunos eventos bautistas.
Precisamente en aquel mismo año en la Iglesia de Badalona se instauraron los
viernes como día de ensayo de himnos, con la finalidad de que la congregación
aprendiera nuevos cantos para que en los cultos dominicales se pudieran entonar
sin dudas ni incertidumbres. El 8 de diciembre de 1961, Figueres inauguró un
nuevo templo en la calle del Mestre Falla, 8, interviniendo «una parte muy importante de la Coral de la Iglesia de
Badalona, cedida para el acto. El culto estuvo a cargo del misionero Sr. Wyatt
y los estudiantes [del Seminario] cantaron un bello himno a voces».
Un hecho
destacable sucedió a finales de agosto de 1962. En el templo bautista de la
Bonanova se celebró el ‘Congreso Bautista de los Países Latinos’, con la
participación de la «organista
doña Isabel Puig de Planes. Solistas lo fueron la Sra. De Mauricio (Portugal)
que cantó varios himnos. La Sra. Blanco de Juan y Pascual Haro, que
participaron en el culto del jueves por la noche, y la Sra. Antonia Samper, que
fue solista del coro unido, y la señorita Carmen Pallejá». También participaron «los
coros de la Iglesia de Bonanova, que cantó dos himnos durante el culto del
viernes. El sábado, la participación musical fue extraordinaria (posiblemente
demasiado larga dado el carácter del servicio). El Coro de Badalona entonó con
mucha pulcritud el ‘Padre Nuestro’. El de la Iglesia Ebenecer de Tarrassa, el
‘Salmo 117’ y ‘Las trompetas hoy nos llaman’. El Coro unido de Sabadell
(Redentor y Primera) ‘Alabad al Señor’ y el ‘Aleluya’ de Haendel. El Coro unido
formado por los coros mencionados cantó ‘Dios de poder’ y ‘Salmo 23’, dirigido
por don José Mefford, y ‘Salmo 100’ dirigido por don Pedro Puig».
Sin embargo, el culto del último día fue excesivamente denso musicalmente hablando, por lo que el pastor Isidro Amat Llopis (1905-1984), en funciones de corresponsal, escribía lamentándose que «en el culto del sábado nos pareció muy larga la actuación de estos coros; seguro que con una obra a interpretar por cada coro aisladamente hubiera sido suficiente, aparte de la actuación del coro unido. Además, y aun admitiendo lo reducido de la sala de cultos (¿por qué para los cultos no se buscó otro templo?) ¿por qué tuvieron que actuar los coros en el presbiterio, con absoluto desprecio y atropello de las personas que formaban la presidencia del culto? Y en cuando a la música, nos pareció que todo en general fue bastante precipitado. Y, además, puesto que esto cabe en el reportaje, aprovechamos la ocasión para sugerir que se depure lo máximo en la elección de las obras a interpretar. Se presentaron obras de bastante baja calidad musical, tipo orfeonístico. Lástima que no nos demos cuenta del arsenal de música sacra que tenemos y del que podemos sacar joyas unas tras otras casi sin agotarlo. Con todo, buena impresión, mucho entusiasmo que todos aplaudimos, y todos tan contentos. Lo lastimoso es que el Dr. Soren ya no tuviese tiempo, después de la parte musical, para su sermón y cortase para terminar más pronto». La siguiente fotografía recoge la intervención de coro bajo la dirección de José Mefford.
Las
críticas a la música hechas por Isidro Amat contrastan con el notable contenido
musical de la visita del Coro de la Primera Iglesia Bautista de Sabadell a la
Iglesia de la Barceloneta el 10 de marzo del mismo año, con «un programa que comprendía diversos fragmentos de ‘El
Mesías’ de Haendel, así como otras composiciones de autores diversos. Las obras
enlazadas por breves comentarios siguieron diversos aspectos de la vida de
Jesús desde su nacimiento hasta su gloriosa resurrección». Asimismo, tanto en cultos especiales como en las bodas, el
Aleluya de Haendel era interpretado por los coros de las distintas congregaciones.
En Madrid, la Primera Iglesia Bautista celebró durante el año 1962 nueve
enlaces matrimoniales, en los que «el
Coro, colaborando según su costumbre en estos actos, entonó distintos himnos en
casi todas las ceremonias, destacando de sus interpretaciones la del ‘Aleluya’
del Mesías de Haendel, por ser la más solicitada de estos cultos
matrimoniales».
En el mismo
año la revista El Eco recogía un anónimo con el título ‘Cosas que cantamos’,
donde comparativamente se reflexionaba sobre la concordancia de lo cantado con
lo practicado:
«’Dulce
oración…’ y oramos contados minutos por día, sin concurrir a las reuniones de
oración.
‘Firmes y
adelante…’ y necesitamos que nos empujen para servir al Señor.
‘Sagrado es
el amor…’ y nos ofendemos por cualquier cosa, poniendo mala cara a nuestros
hermanos.
‘Lluvias de
bendición grandes…’ y no vamos a la iglesia para recibirlas, especialmente
cuando llueve.
‘Anhelo
trabajar por el Señor’ y refunfuñamos por todo lo que tenemos que hacer.
‘Sembraré,
sembraré mientras viva’, pero en todo el año no hablamos del evangelio a
nuestras relaciones.
En el lugar
de alabar a Dios estamos ‘cantando mentiras’. ¿Puede obrar poderosamente el
Espíritu Santo en las reuniones cuando nuestros labios cantan cosas que no son
la verdad?»
Al
cumplirse los diez años de la constitución de la Iglesia de Elda, en 1962 se
dedicó una semana a unos programas extraordinarios a cargo de las distintas
organizaciones. Toda la semana «actuó
el coro de la iglesia con hermosos himnos preparados para esta efeméride
evangélica local, llegando al clímax de sus interpretaciones con el ‘Padre
Nuestro’, cuya ejecución fue muy emocionante».
En la excursión unida del mes de junio del mismo año se reunieron las iglesias
de Sabadell y Terrassa en Torrebonica, lugar donde después de diversas
actividades lúdicas y deportivas, a las seis de la tarde «dio principio una parte espiritual muy hermosa.
Primeramente, dirigió cánticos muy a propósito el hermano don Pedro Puig,
director del Coro de la Primera Iglesia de Sabadell. También reagrupando a los
componentes de los coros de las diferentes iglesias (que eran muchos) se entonó
el Salmo 100».
En 1962 la
revista Nuestra Labor reproducía el artículo ‘La Música en el Hogar’, de Marjorie
Jacob Caudill (1908-2003).
La pianista norteamericana fue junto a
su esposo misionera en Cuba durante cuatro décadas y en su haber cuenta ser la
autora y traductora de muchos himnos y, especialmente, de ‘Cantos para Coros de
Niños‘, que fue un modelo a seguir en la edición en España de ‘Himnos para
Niños’ que mencioné anteriormente. En su escrito Caudill animaba a que en los
hogares no faltara instrumento musical, como el piano: «aunque no sea ejecutado con mucha destreza o perfección, la
música que ejecutamos vale más que la que solamente oímos». Tampoco debería faltar en el hogar un himnario o varios,
pues «cuando los niños aprenden a leer les da
mucha satisfacción tener sus propios himnarios para llevar con ellos a la
iglesia». También animaba a
tener un tocadiscos, porque «mientras
más se oye un disco bueno, más se aprecia y más se aprende». Otro aspecto que resaltaba era la radio, por la «importancia para bendecir el hogar musicalmente», asegurando que
«una rumba o un cha-cha-cha no ayuda al desarrollo espiritual de nuestros
hijos. Si no han oído música selecta desde que nacieron no tendremos que
obligarlos a buscar los mejores programas en la radio». Su narración concluía con el siguiente párrafo: «Pablo dijo que debemos cantar y alabar al Señor en nuestros
corazones, ‘hablando con salmos y con himnos y cantos espirituales’. Muchos
problemas serán resueltos si entonamos la letra de algún dulce himno en vez de
dar rienda suelta a nuestra ira. La música, ‘el arte del cielo’, ayudará a
hacer de nuestros hogares un pedacito de cielo en la Tierra».
Por lo general, las participaciones musicales en los cultos tuvieron en el órgano el instrumento matriz de todos los cantos, aunque en las invitaciones a los campamentos juveniles se instaba a llevar los instrumentos, como en el primero que se organizó en el nuevo terreno adquirido por la UEBE en Dénia, del 4 al 13 de agosto de 1963: «¡No olvidéis los instrumentos musicales!». Sin embargo, tanto el órgano como los coros fueron parte importante de las liturgias bautistas. En el Culto de Acción de Gracias de la Primera Iglesia Bautista de la capital del estado celebrado en junio de 1963, «el Coro de la Iglesia Bautista Emmanuel de Madrid intervino en este acto solemne y hubo diversas participaciones». El 15 de diciembre de 1963 se inauguró el templo de la Iglesia Bautista de Cartagena, con asistencia de unas 350 personas y la participación del coro de la Iglesia de Alacant, dirigido por Magdalena Pedreño (1944-), formación que dos años más tarde, en 1965, realizaría una gira de evangelización por varias ciudades de Europa –Narbona, Chavanez, Lausana, Ginebra, Basilea, Mainheim, Wupertal, Bruselas y Lyon–, cantando en iglesias de habla hispana.
En la Noche
Buena del mismo año, un grupo de disidentes de la Iglesia Ebenecer de Terrassa,
integrado esencialmente por miembros del coro de origen y que asimismo formarían
la coral de la futura iglesia, se reunieron en el templo de Martorell, fundando
así la Iglesia Bautista de la Natividad de Terrassa, título alusivo porque
aquella noche era la de Navidad. En el extremo sur del mapa, la crónica de la
Comisión de Misiones de 1964 al referirse a Melilla informaba que «como no tienen pastor luchan como saben, y por cierto, con
éxito; uno de los hermanos, José Ventura, preside los cultos donde oran al
Señor, leen la Biblia y cantan himnos; a veces tienen un pequeño mensaje o
testimonio, otras veces ponen discos con himnos, coros, mensajes, etc.,
transmitidos por un altavoz; los himnos que la congregación canta son
acompañados con música de acordeón que toca el hermano Montoya, uno de los
hermanos fundadores de aquella obra».
En el
capítulo de visitas artísticas especiales, el Coro Bautista de Carolina del
Norte vino a España en mayo de 1963, actuando en Barcelona, València y Madrid e
interpretando dieciocho piezas corales de diversos autores como Bach, Gounod,
Lyngham, Tschesnokoff o Lutkin. El Coro estadounidense era un grupo de músicos
dedicados al ministerio de la música en las iglesias de la Convención de los
Bautistas de Sur de los Estados Unidos, que visitaron el país con el propósito
de estrechar lazos de amor cristiano con sus hermanos de la fe en Europa. En la
gira la formación fue dirigida por Joseph O. Stroud (1902-1986), con el acompañamiento al piano de Max Smith (1915-1995) y actuando como soprano Louise Johnson (1923-2008).
En un
artículo denominado ‘Programas para Señoritas’ de la revista Nuestra Labor,
Hilda Dorado Pérez (1935-)
exponía diferentes valores a tener en cuenta por la juventud cristiana, como la
simpatía, el aspecto y arreglo personal, la conversación, la conducta, la
lectura y música o las amistades. En el apartado de la lectura y música, Hilda
Dorado apuntaba: «La música
en sí, como tantas otras cosas, no es ni moral ni inmoral, no obstante, existe
música para el espíritu y música para los sentidos. Por otro lado, la letra más
o menos obscena de tantas cancioncillas, al ser usadas por nosotras son terrible
motivo de mala influencia que perjudica a aquellos que puedan escucharnos».
La Primera
Iglesia Bautista de Madrid celebró el día 1 de enero de 1964 «un concierto especial interpretado por el Coro de la
Iglesia. En él fueron interpretadas muchas y escogidas obras religiosas de
diversos músicos, sobresaliendo sobre todo las de Juan Sebastian Bach. También
el joven Julio Castillo dio un extraordinario realce a las obras corales con su
acompañamiento al piano. Tuvo varias interpretaciones, todas llenas de calidad
extraordinaria dignas de la máxima ponderación».
El 26 de
abril de 1964 se celebró en València la ordenación del pastor Diego Fernández
del Río (1932-2005) con
la presencia del Concilio de Ordenación formado por cinco pastores de la Unión.
En la oración de ordenación por parte de Vicente Francés García (1895-1983) «mientras
los pastores ordenados del Concilio imponían sus manos sobre el ordenado, el
coro de la Iglesia interpretó varios himnos, siendo motivo de un elogio
especial el estreno del ‘Aleluya’ de ‘El Mesía’ de Haendel, magistralmente
dirigido por la profesora Concepción Barberá».
En el reportaje de un culto de
evangelismo celebrado en la misma ciudad el 23 de agosto de 1964 en el que se
bautizaron quince personas, hubo un breve llamamiento pastoral del pastor Diego Fernández del Río a la conversión, «pero solemne e impregnado de un auténtico sabor evangélico.
Mientras la congregación, permaneciendo sentada, cantaba a media voz el himno
‘Pecador, Jesús te llama’, el pastor invitó a las almas que quisieran aceptar a
Cristo como Salvador a pasar al frente». La
crónica de época dejó constancia que más de veinte personas hicieron pública
confesión de su fe, dándose el caso de que «entre
ellos estaba un exsacerdote católico romano, que hace pocas semanas está
asistiendo a los servicios de la Iglesia».
En
Vilafranca del Penedés, el coro de la iglesia quiso ser parte de la tradicional
serenata de coros en la noche del sábado de resurrección de 1964 por las calles
de la ciudad, con las típicas ‘caramelles’:
«Los jóvenes del Coro de esta iglesia pensaron que sería bueno ir a cantar a
las casas de los miembros de la iglesia en tan memorable fecha con himnos de
resurrección». Al pedir
permiso a las autoridades locales, les comunicaron que el plazo había terminado
y que el programa ya estaba hecho, pero «pidieron
que volviéramos dentro de dos horas y se nos daría una respuesta definitiva.
Grande fue nuestra alegría cuando al volver nos comunicaron que debíamos hacer
la solicitud por escrito y que las autoridades esperaban que fuéramos a
saludarles como hacían los demás coros antes de ir por las calles de la Villa». Por la noche y después de la actuación de tres grupos, «subimos a la plataforma levantada exprofeso y cantamos tres
himnos, entre ellos el ‘Salmo 100’».
Las crónicas aseguran que hubo un respetuoso silencio y que dos jóvenes
subieron a saludar al alcalde y concejales, felicitándolos e invitándolos para
el próximo año, no sin antes recordarles que hicieran la solicitud a tiempo
para incluirlos en el programa oficial. Tras la presentación pública, «después de cantar delante de las casas de los miembros de
nuestra iglesia y en la de algún amigo, terminamos a las tres de la madrugada
del domingo, cansados, afónicos…., pero muy contentos de haber podido dar
testimonio del amor y poder de Dios mediante el canto». Un año más tarde se dio la curiosa circunstancia de que el
Coro fue premiado, compitiendo con otros siete grupos corales, saliendo con los
máximos honores y cantando también en varias casas, incluida la del anterior
alcalde de la ciudad. Precisamente, este alcalde fue quien 22 años atrás fue el
máximo responsable del encarcelamiento del pastor de la iglesia y de las multas
a algunos miembros de la congregación por celebrar un servicio evangélico sin
autorización gubernativa.
En la
Iglesia de Xàtiva, el reparto de responsabilidades diaconales para el año 1964
incluyó Beneficencia, Evangelismo, Finanzas, Secretario, Superintendente,
Corresponsal de El Eco, Presidente de la UBJ, Presidenta de la UF y tres cargos
relacionados con el culto: Orden y solemnidad, ostentado por José Miralles
Vila; Dirección del Coro por Antonio Duet Díaz; e Himnología por Antonio
Carrasco Terol. Al año siguiente visitó Xàtiva Fernando Vangioni (1912-1995), en una campaña especial que se celebró entre los días cuatro
y seis de junio. El evangelista argentino estuvo acompañado por «don Jorge Sánchez, tenor que maravilló a la asistencia con
su potente voz e inspiración en la interpretación de los himnos y el conocido
organista don Peter Van Woerden».
El nuevo templo bautista «registró
uno de los más grandes testimonios que recuerda la Iglesia de Játiva; más de
quinientas personas escucharon los mensajes de salvación. La mano del Señor
obró milagrosamente y 27 almas aceptaron seguir a Cristo». En la misma región, el día 8 de diciembre de 1965 se celebró
en Sax la inauguración del local de cultos –misión de la Iglesia de Alacant–, «un culto de acción de gracias al que se une una buena parte
de la congregación de Alicante que se desplaza en dos autocares, así como el
coro y un cuarteto de dicha iglesia».
El Cuarteto Voces de Sión, también llamado en posterior etapa Cuarteto Sión, era
una formación liderada por Manuel Iturralde Nadal (1952-) que desde los principios de los años sesenta y hasta
principios de los noventa tuvo un ministerio musical en la iglesia local y fuera
de ella.
En la siguiente grabación se puede escuchar una grabación de diez cantos espirituales con formación tardía del cuarteto del 1990, distinta a la fotografía. Como director y fundador del Cuarteto, Manuel Iturralde es el único miembro que estuvo en todas las etapas.
1965 es el año en que se realiza la primera edición de ‘Cants de Glòria’, el himnario evangélico en lengua catalana que recoge 22 himnos, compilados por Benjamí Planes Capuz (1926-2021) –miembro de la Primera Església Baptista de Sabadell–, con la colaboración de Àngel Cortès Dejuan (1924-2003), Ricard Giralt-Miracle (1911-1994), Pere Puig Ballonga (1929-2016), y Joan Vallès Bonet, (1915–1979). Preocupados por recuperar la dispersa himnología protestante en catalán trabajarán durante años en progresivas ediciones. Las siguientes serían: la de 1966 con 31 himnos, la de 1969 con 116, la de 1979 con 214 y la de 1982 con la inclusión de las partituras. Años más tarde Pere Vargas Morató (1932–2022)., exdirector de la Coral Jericó, haría la última recopilación con 271 himnos en el 2004.
Y como
última referencia al primer quinquenio de los años sesenta, El Eco destacaba
que Gabriel Amat Torregrosa
(1942-), estudiante
en el Seminario Teológico Bautista de Rüschilikon y pianista graduado, ganó una
competición germano-suiza de música, patrocinada por las redes de radio de
Suiza y Alemania. El programa de duración de una hora en las finales de Suiza,
fue transmitido por Radio Beromünster de Zurich. La noticia destacaba que «el Sr. Amat interpretó ‘El Puerto’, de Isaac Albéniz, en la
final suiza y ‘Triana’ del mismo compositor en la competición suizo-alemana,
recibió la calificación máxima de todos los jueces ambas veces, lo cual es un
éxito casi sin precedentes en tales competiciones». Hijo de Isidro Amat Llopis, director de El Eco y pastor de la
Iglesia Bautista de Jerez en aquel momento, Gabriel Amat Torregrosa cursaba estudios de teología
en el Seminario Teológico Bautista de Rüschilikon y había sido miembro de la
Iglesia Bautista de Alacant durante años. Posteriormente tanto padre como hijo
fueron ministros de la IERE (Iglesia
Reformada Episcopal Episcopal).
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