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· Los bautistas y su música (40)

 © 2024 Josep Marc Laporta

 Apuntes musicales de 1965 a 1970

1964 y 1965 fue los años en que dos iglesias catalanas estrenaron órgano. Y aunque de este instrumento daré debida cuenta en un capítulo aparte, es de destacar que la Primera Iglesia Bautista de Barcelona inauguró el primer órgano electrónico de los bautistas, que, según afirmaban, «ha dado un realce extraordinario a nuestros cultos». Y un año antes, la Primera Iglesia Bautista de Sabadell recibió, en condiciones económicas muy ventajosas, un órgano de tubos proveniente de la Deutschsprachige Evangelische Gemeinde Barcelona, de la calle Brusi, siendo hasta el día de hoy el único de este género entre los bautistas españoles.

Coincidiendo con la aparición de una librería evangélica en Barcelona, liderada por la pareja de misioneros Harlod y Esther Kregel, que también pastorearon brevemente la Iglesia Bautista de Terrassa, en 1965 Xàtiva fue la iglesia receptora de la XV Convención Bautista Española. El énfasis del evento fue ‘Muévase potente la Iglesia de Dios’, con ‘Firmes y adelante’ como himno lema, interpretado en vivo por el Coro de la Iglesia Bautista de Badalona, dirigido por Manuel García Valls, una formación muy reconocida en su época. En el evento nacional bautista también actuó el Coro Unido de la Convención Nacional de Jóvenes Bautistas, con un concierto en una velada nocturna. Asimismo, aquel mismo año se había puesto en marcha el programa radiofónico bautista ‘Maravillosa gracia’, que se emitía todos los lunes por Trans-World Radio de Montecarlo. El Coro de la Iglesia Bautista de Badalona interpretaba, mediante una grabación en bovina abierta, el himno lema ‘Maravillosa gracia’, siendo la entradilla y cierre de cada edición.

En el culto de viernes santo de aquel año, la Iglesia de Dénia recibió por sorpresa el matrimonio Antonio Manjón y Josefina López y «se le rogó a doña Josefina que cantase un solo, lo que hizo cuando se terminó la plática. Las almas se compungieron de tal manera que había quien lloraba confesando sus pecados». En Elda, las fechas de Navidad de 1965 fue un tiempo de educación musical con la participación de José Mefford, desarrollando «un hermoso programa musical con lecciones de solfeo, enseñanza de nuevos himnos y varios mensajes sobre la importancia de la música en la adoración de la iglesia». Asimismo, en A Coruña, José Mefford también estuvo realizando tareas pedagógicas y musicales: «hemos tenido el placer de principiar la organización del coro y en el poco tiempo que ensayamos se alcanzó un alto grado de aprovechamiento». También, en una campaña de evangelización en Turís se organizó el «coro de esta iglesia, dirigido por la Srta. Maruja González (organista) y don Esteban Roig (director), [que] nos deleitó cada noche con preciosos y bien interpretados himnos».

En 1966, la Primera Iglesia Bautista de València celebró una semana dedicada a la música. El invitado especial para la ocasión «fue el hermano y distinguido pianista, profesor Américo Caramuta, miembro de la Primera Iglesia Bautista de Madrid». Dentro de los actos de la semana se organizó «un Culto de Alabanza Musical para el sábado día 27 de noviembre a las 7’30 de la tarde, sobre la base de un concierto a cargo del profesor Caramuta, el cual estuvo patrocinado por el Consulado de los Estados Unidos en València», interpretando obras de Bryd, Rameau, Scarlatti, Haydn, Chopin, Gargiulo y Katchaturiam. También participó el coro de la Iglesia con dos composiciones, una de ellas el ‘Ave Verum’ de Mozart, especialmente preparada para la ocasión con la colaboración de Américo Caramuta (1926–2003). El evento tuvo una gran resonancia en la ciudad del Túria, con la asistencia de unas seiscientas personas, entre las cuales figuraban el Cónsul de la República Argentina y varios miembros del Consulado de los Estados Unidos. La crónica del diario ‘Las Provincias’, redactada por el compositor y crítico musical Eduardo López-Chavarri Marco (1871-1970), dio buena reseña del concierto: «El programa, bajo el lema de ‘Alabando a Dios a través de la música’ estuvo despojado de todo efectismo y así lo explicó el concertista en las palabras que pronunció antes de su actuación, tanto más adecuadas por cuanto explicó sucintamente la personalidad de los autores en programa. […] El excelente oficio y entusiasmo se mantuvieron en toda la sesión y el público aplaudió generosamente».

En el mismo año, Benjamí Santacana Mata (1957-), hijo del pastor Benjamí Santacana Amorós (1914-2010) y Josefina Mata Amorós (1923-2010), ganó el segundo premio del Concurso Juvenil de Piano de Vilafranca del Penedés, población donde su padre era el pastor de la congregación bautista y, junto a su esposa, también directores del Hogar de Ancianos. Según narran las crónicas, «el segundo premio fue otorgado a Benjamín Santacana Mata, el hijo menor de don Benjamín Santacana, pastor de la Iglesia Bautista de Vilafranca del Penedés». Posteriormente, Santacana Mata completaría sus estudios de piano, dedicándose principalmente a la docencia musical, escribiendo tratados pedagógicos como ‘El piano a primera vista’ (2008). Años más tarde de aquella distinción, en 1980 la revista Nuestra Labor recogía los ecos de un concierto de Benjamí Santacana en Cerdanyola del Vallès, interpretando «obras clásicas de Bach, Grieg, Granados, Albéniz y Mompou en la primera parte, y, en la segunda, obras de jazz de la que es excelente intérprete».

Por otra parte, a finales de 1966 se inauguró la Librería Bautista, en la calle Arimón 22 y Pujol 1 de Barcelona. El Promotor de Literatura de la UEBE, «don Samuel Rodrigo expresó su gratitud a la Primera Iglesia Bautista de Barcelona, por los años que habían estado albergando en su edificio a la Junta Bautista de Publicaciones», Junta (JBP) que un año más tarde editaría el esperado libro de música del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España.

Las organizaciones femeninas bautistas tuvieron mucha incidencia musical sobre la niñez y la adolescencia. Adentrándose en materia puericultora, Antoñita Delgado escribía en Nuestra Labor la relación entre la infancia y el arte de los sonidos. Con el título ‘El niño y la música’, en 1966 Delgado exponía que «desde pequeño el niño es sensible a las manifestaciones sonoras del mundo que le rodea. Es por lo que, a las seis semanas de edad, acostumbrado al silencio de su casa, se sobresalta al menor ruido cuando entra en una colectividad. Sin embargo, se acostumbra muy pronto y termina por reaccionar tan sólo al oír la voz de la persona que diariamente se ocupa de él. Esto prueba que el lactante percibe los sonidos, pero es difícil afirmar que los distinga». En la parte conclusiva del artículo aseguraba: «Muchas veces hemos observado que aún estando en la cama, el bebé se calma al cantarle una nana. […] Algunos quedan admirados ante el objeto que la produce, escuchan inmóviles, casi hipnotizados. Otros, por el contrario, se ponen a bailar. Si el ritmo cambia cesan de bailar algo sorprendidos, y después de algunas tentativas vuelven a empezar siguiendo el compás».

Un hecho constatable en aquellos años fue que las secciones del ministerio de la UFMB usaron la música profusamente, promocionándola como un bien espiritual y social de primer orden. Tanto los Rayitos de Sol, como la Sociedad Auxiliar de Niñas, los Embajadores del Rey o la Sociedad Auxiliar de Señoritas aprendían nuevos cantos e incluso participaban habitualmente en las reuniones dominicales regulares. La siguiente fotografía de 1968 de los Rayitos de Sol cantando en la Iglesia Bautista de Alacant es un ejemplo del notable nivel organizativo, con sus emblemas, atuendos, formaciones y dirección.

Tras largos años de preparación, en 1967 aparece el libro de música del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España, del cual más adelante dedicaré algunos capítulos para relatar los pormenores más destacados de la edición. En el mismo año, el Culto de Graduación del Seminario contó con una exquisita parte musical «a cargo de don José Mefford quien, además, acompañó al Coro del Seminario en el himno ‘Oh Jesús del alma vida’; y al solista don Gerardo MacNeely en su interpretación del ‘Padre nuestro’». Gerald Albert McNeely (1924-2017) fue misionero y pastor en España durante veinte años. En la misma época y en El Eco de la Verdad se inaugura una sección denominada ‘Música Sacra’, en la que se incluían partituras de cantos para coro o especiales. En la primera presentación se introdujo un villancico alemán del siglo XVII: ‘La canción de los pastores’, preparada por José Mefford. Y aunque fue breve en el tiempo, este modelo de sección de nuevos cantos en El Eco se repetiría con otro nombre hacia finales de los años ochenta y principios de los noventa, impulsado por Elies Cortés Casanovas (1954-).

En aquel año –1967– nuevos templos bautistas fueron abiertos. Al sureste del país, la dedicación del templo de la Iglesia Bautista de Lorca fue un día histórico para las iglesias de la región, con la asistencia de más de 500 personas, donde «durante el acto actuaron muy eficientemente, con sus voces melodiosas, los hermanos Sres. Mefford, el Coro y el Quinteto de la Iglesia Bautista de Alicante». En el noreste, la «Iglesia Ebenezer tuvo la gran satisfacción de proceder a la inauguración de un local para la predicación del Evangelio en una barriada extrema de esta ciudad». […] A las 6 de la tarde y con un público que abarrotaba la sala de cultos y el vestíbulo se procedió a la inauguración con cantos de los conjuntos musicales y el coro de la Iglesia Ebenezer. […] El coro entonó un himno adecuado a la ocasión y luego toda la congregación cantó el corito ‘La Iglesia sigue trabajando…’».

Mas eventos musicales permearon las iglesias bautistas españolas. La Semana de la Juventud de 1967 en Elda tuvo la participación del Coro de Elche, que «con un numeroso grupo de aquella iglesia hizo más agradable la tarde. El cuarteto ‘Voces de Sión’ de la Iglesia Bautista de Alicante ofreció varios cantos de su fino repertorio». En Lleida, los cultos de Semana Santa contaron con números especiales: «una parte a destacar constituyó la actuación del coro de la Iglesia y del quinteto ‘Lluvias de Bendición’, que participaron en todos los servicios».

El disco que a continuación presento tiene el honor de ser el primero del estado español en el ámbito bautista. Nació en la Iglesia de Manresa, siendo un single con seis composiciones del afamado compositor norteamericano John Willard Peterson (1921-2006). En Manresa, los pianistas Daniel Simón Corbera (1945-) y David Andreu Martínez (1952-), buenos conocedores de la obra de Peterson, prepararon junto al pastor Josep Gangonells Cardona (1936-1994) y Joan Andreu Casafont (1917-2022) esta grabación en vinilo. Las voces del propio Joan Andreu y del pastor Gangonells, así como las voces blancas de Marina García y Raquel Andreu Martínez (1960-) concretarían una grabación que en la familia bautista española prácticamente pasó desapercibida.

En la contraportada de la cubierta del disco se podía leer este texto de la pequeña historia detrás del álbum: «El día 31 de octubre de 1966 se celebró en el local social de la Iglesia Bautista de Manresa el Primer Festival del Himno Manresano, concurso realizado durante la Semana de la Juventud, en el que tomó parte el público para la elección de los tres mejores himnos cantados, a los que se concedieron, según orden de clasificación, los discos verde, blanco y rojo. Fruto del citado concurso ha sido la grabación del presente disco, en el que se recogen seis de los himnos interpretados en el Festival. ‘Por Cristinos Mares’ no pretende ser una exhibición de voces de los intérpretes, pero muy bien podría catalogarse como show de himnos de John Peterson, ya que todos los himnos pertenecen a una cuidada selección de piezas de dicho autor».

El año 1968 marcaría un gran cambio de rasante en la cultura popular, social y costumbrista de Occidente y, cómo no, en las dinámicas protestantes españolas, más concretamente, en las bautistas. Mayo del 68 fue uno de los puntales de una transformación que iría más allá de la estética juvenil de la época, transformación que The Beatles y otros grupos musicales ya habían preconizado con su música y estilo desde principios de la década. Los de Liverpool fueron un hito en la historia de la música: su influencia sería determinante en los jóvenes y en una multitud de grupos que imitaron el descaro y bien hacer artístico de los cuatro músicos británicos. De aquella revolución pop, las iglesias bautistas del país vieron cómo de entre sus filas emergieron diversos grupos musicales, como Proa (1966-1973), Shalom (1972-1982), Paz (1973-1990) o Buenas Nuevas (1970-1974). Sin embargo, Shalom y Paz tuvieron un recorrido más dilatado e influyente en las iglesias españolas. Con el mismo significado, ambos grupos, uno de Terrassa y Sabadell y otro de Albacete, lideraron la revolución musical y comunicativa de las iglesias protestantes de los años setenta. No obstante, puesto que pertenece a otra década, en capítulos posteriores abordaré algunos detalles y pormenores de cada trayectoria.

Volviendo a mayo del 68, las protestas juveniles en París participaron definitivamente en un cambio de mentalidad de la juventud, contraria a la sociedad de consumo, al capitalismo, al imperialismo y al autoritarismo, provocando un empoderamiento de la cultura popular y una revolución de las formas. Asimismo, el movimiento hippy empezó a tener gran influencia sobre la juventud, hasta el punto de introducirse en muchos ámbitos de la sociedad, incluso en la estética de los jóvenes cristianos. Muy pocas semanas antes del evento parisino, el 4 de abril de 1968 fue asesinado el pastor bautista Martin Luther King (1929-1968) por arma de fuego como represalia particular por su lucha contra la discriminación racial, por su defensa de los derechos civiles de los afroamericanos y por su apuesta por la no violencia.

Un mes y medio después de su muerte, el Club de Amigos de la Unesco, en colaboración con la Fundació Bíblica de Catalunya, organizó una solemne sesión en su memoria, con un ciclo de actividades en el Aula Noble del antiguo Hospital de la Santa Creu, hoy sede de la Biblioteca Central de Catalunya: «En el citado acto, y por la entidad organizadora, tomaron parte los señores J. de C. Serra Ràfols, miembro del Insitut d’Estudis Catalans, conservador del Museo Arqueológico de Barcelona y presidente del Club; y Jaime Serra-Gasulla, miembro de la FAO peninsular, vicepresidente del Club y conocido economista. Como invitado de honor, Benjamí Planes, presidente de la Fundació Bíblica, glosó los aspectos religioso y filosófico de la obra del pastor King, que murió en defensa de los derechos de su pueblo y en aras del amor al prójimo. La Coral Al·leluia, dirigida por el maestro Pere Puig, el Cuarteto Vocal y el solista Pascual Haro, todos ellos miembros de la Primera Iglesia Bautista de Sabadell, entusiasmaron al selecto público, en el que figuraba un buen número de intelectuales y universitarios barceloneses. Cantaron diversos espirituales negros, a los que puso fin la interpretación de ‘Vencerem nosaltres!’, himno del movimiento que acaudillaba el pastor bautista, Premio Nobel de la Paz. Interminables aplausos coronaron cada interpretación y el público salió emocionado de esta prueba palpable de la fe evangélica».

La siguiente interpretación de Joan Baez de 1955, subtitulada en castellano y catalán, presenta el himno escrito en 1901 por el pastor metodista Charles Albert Tindley (1851-1933), canto que popularizó Martin Luther King en sus manifestaciones en pro de los derechos afroamericanos y que la Coral Al·leluia interpretó con el título Vencerem nosaltres! (We shall Overcome).

En el siguiente vídeo se puede escuchar la Coral Al·leluia de Sabadell en una selección de cantos correspondiente a un concierto de Navidad del año 1979.

Posteriormente a aquel noble acto en memoria de Martin Luther King, en la Iglesia Bautista de Gràcia de Barcelona se celebró un culto evangélico de reconocimiento al pastor afroamericano, en el cual el escritor Josep Grau Balcells (1931-2014) realzó algunos aspectos de la vida del Premio Nobel de la Paz, asesinado a manos de James Earl Ray (1928-1998). También «el solista Pascual Haro, de Sabadell, cantó magistralmente dos espirituales negros, ‘Vell peregrí’ y ‘Deume la fe dels meus pares’. El templo, pese a su capacidad, fue insuficiente y muchos asistentes tuvieron que situarse en el patio contiguo. La asistencia se calcula sobre unas mil doscientas personas».

En el siguiente vídeo ser puede escuchar al tenor Pascual Haro Caparrós (1943-) en una grabación de 1969.

Del 4 al 11 de mayo de 1968 se celebraron en Barcelona unas Jornadas Bíblicas organizadas por Juventud para Cristo, juntamente con las iglesias evangélicas de la ciudad. El propósito era presentar a Cristo como el único camino a seguir. La campaña contó con la presencia del conocido evangelista Fernando Vangioni (1912-1995) que, junto a su esposa, Loida Rodríguez Martínez (1920-2008) e hijo, Virgilio Vangioni Rodríguez (1953-2008), completaron la participación familiar. La revista denominacional bautista recogió algunos detalles musicales del evento: «En las reuniones generales de la Campaña participó el coro unido de las iglesias evangélicas que constaba aproximadamente de unas 250 voces. Don Virgilio Vangioni los acompañó con el órgano electrónico. Las actuaciones corales eran maravillosas. El periódico que se editó durante los días de la campaña comenta: ‘Es un bonito espectáculo ver el coro en el estrado’. […] El Dr. Vangioni hace el llamamiento a aquellas personas que quieren seguir a Cristo mientras el coro suavemente entona el hermoso himno ‘Tal como soy’. Merece mención especial el estreno del himno de sintonía de la Campaña que cantó el coro unido. Sirvió para abrir cada uno de los cultos. El himno se titula ‘Tengo un canto nuevo hoy’. La música es de John W. Peterson y Roberto Dalke, y la adaptación de la letra española es del conocido poeta evangélico español don Antonio Almudévar, siendo el arreglo musical de don J. Requena».

Aparte de la mención del pastor bautista Antonio Almudévar y la participación al acompañamiento instrumental de Virgilio Vangioni, la redacción de El Eco no dejó constancia de la dirección del coro. Fueron Pere Vargas Morató (1932-2022) y Francisco Costa Llauró (1940-), de las iglesias de las Asambleas de Hermanos de calle Teruel y avenida Marqués del Duero, respectivamente. A continuación, incluyo una reproducción del himno de campaña, ‘Tengo un canto nuevo hoy’, interpretado catorce años más tarde por el Coro del Ibste.


El evangelista Fernando Vangioni también estuvo en A Coruña, con actos de testimonio organizados por las iglesias evangélicas: «Durante tres días (del 15 al 17 de junio) el profesor Fernando Vangioni presentó el mensaje bíblico, y un coro unido dirigido por don David Puente entonó cánticos religiosos». Asimismo, el predicador argentino visitó Manresa para un culto especial que tuvo positivos ecos en los medios informativos locales. Con el aforo al máximo de su capacidad, Vangioni disertó sobre Mateo 16:26-28 y «el hijo del evangelista, don Virgilio, nos enseñó un precioso himno. Seguidamente el coro de la iglesia entonó el himno ‘Tal como soy de pecador’ y cuatro almas dieron pública muestra de su fe en Cristo como su Salvador».

A mediados de 1968 tuvo lugar uno de los primeros encuentros ecuménicos efectivos por parte de los bautistas españoles: el extraordinario concierto de la Coral Sant Jordi en la Primera Iglesia Bautista de Sabadell. La gran calidad de esta agrupación musical de adscripción católica dirigida por Oriol Martorell Codina (1927-1996), con «más de veinticinco grabaciones discográficas, […] dirigida por maestros de la talla de Pau Casals, Sergio Celebidache, Sergio Comissiona, Igo Marktvitch, etc.», significó una nueva cota en las relaciones musicales y sociales de la Coral Al·leluia. Según redactaba la revista denominacional bautista, «muy emocionante fue cuando la Coral Sant Jordi y la Coral Al·leluia de la Iglesia Bautista de Sabadell, dirigidas por el maestro Oriol Martorell, cantaron dos obras de JS Bach», concluyendo la cita periodística con «esta ha sido la primera vez que la Coral Sant Jordi interpreta un concierto en una iglesia evangélica española, y estamos seguros de que ha sido un auténtico testimonio de amor y fraternidad».

 Los conciertos en el año 1968 no dejaron de sucederse. Empezó con la primera edición del 'Concert de cap d'any' de la Coral Al·leluia, el 1 de enero en el templo de l'Església Baptista de Sabadell, concierto que a partir de aquella fecha se convirtió en una tradición cada primer día del año, permaneciendo hasta nuestros días. Por otra parte, el tenor norteamericano Claude Hiram Rhea Jr. (1927-1990), acompañado para la ocasión por el pianista Gabriel Amat Torregrosa (1942-), visitó nuevamente Barcelona, ofreciendo un concierto lleno de vivencia cristiana con los oratorios ‘El Mesías’ de Haendel, ‘Elías’ de Mendelssohn, espirituales, negros, himnos y piezas de música sacra. Claude H. Rhea, que sería el director de música del XII Congreso Bautista Mundial que se celebraría en Tokio en 1970, ya había visitado España en 1958. A pesar de estar aún convaleciente de una operación quirúrgica, expresó con gozo su fe y confianza en el Señor; no obstante, en esta ocasión dio testimonio de la total sanación del cáncer que había padecido. El tenor Rhea dio «gracias una vez más a Dios por su gran amor y misericordia, porque se encuentra completamente sanado, volviendo a cantar ‘Hay un bálsamo en Galaad’». En el siguiente vídeo se puede escuchar una versión de Nana Mouskouri (1934-) de este bello canto afroamericano creado a mediados del siglo XIX: ‘There is a balm in Gilead’ o ’Balm in Gilead’.

También se puede escuchar al tenor Claude H. Rhea en esta grabación de 1965. El himno es ‘Sweet Hour of Prayer’’, traducido al castellano por Juan Bautista Cabrera como ‘Dulce oración’.

Fundada en 1967 como filial de la Coral Al·leluia de Sabadell, la Coral Infantil L’Estel hizo su presentación de gala en 1969 con un concierto conjunto con las secciones infantiles de la Coral Sant Jordi: L’Esquitx y L’Espurna, dirigidas por Maria Martorell y Maria Teresa Giménez, respectivamente. El evento fue en la 1ª IEB de Sabadell, con un programa «dividido en cuatro partes, que permitió escuchar a cada una de las agrupaciones por separado, y un final en la que las tres corales juntas interpretaron varios cantos». La crónica de la época describía: «realmente alentador fue ver a un centenar de niños y niñas de corta edad, cantando con ilusión y entusiasmo y al mismo tiempo con gusto y buena musicalidad».

En el mismo año –1969– se constituyó la Iglesia Evangélica Bautista de Rentería, como punto de misión de la Primera Iglesia Bautista de Madrid. Para la ocasión se desplazó el coro de la congregación madrileña con unos treinta coristas, anunciado como ‘Masa coral de la 1ª Iglesia Evangélica de Madrid. Último concierto navideño’. En el culto intervinieron el coro, un quinteto de Basauri y el tenor Tomas Garralón Sevilla (1945-1976). El acto terminó con un canto de bendición interpretado por el coro. Y, según cuentan las crónicas de El Eco refiriéndose a la ciudad valenciana de Turis, a las ocho de la mañana del domingo de Resurrección se celebró «un culto muy difícil de olvidar», con varios himnos cantados por el pastor Fernando Vergara Juan (1946-2013), uno de los precursores de los medios de comunicación evangélicos en España. Y en el noreste del país «un buen número de hermanos de la Iglesia Bautista de Badalona se trasladaron al Hogar de Ancianos de Vilafranca del Penedès para hacer entrega de una buena cantidad de comestibles, medicamentos y cantidades en metálico», aunque los presentes también fueron musicales: «el trío compuesto por las señoras Conchita y María Matamoros y la señora Bonifacio nos deleitaron cantando unos himnos».

Dentro del material para las Sociedades Femeninas y Organizaciones, en 1969 el programa ‘La Música de Navidad’ se introdujo en las pequeñas historias de los himnos navideños, con ‘Oíd un son en alta esfera’, «escrito por Carlos Wesley en el año 1743»; o ‘Venid fieles todos’, «villancico latino titulado ‘Adeste fideles’ […] que no se sabe quién lo escribió, pero puede ser que tuviera su origen en un monasterio de Francia en el siglo XVII». También «algunos de los más hermosos himnos de Navidad han sido escritos en tiempo de gran sufrimiento personal. Este es el caso de ‘Dichosa Tierra’, escrito por Isaac Watts cuando estaba enfermo con la enfermedad que causó su muerte en 1748». Y prosiguió con ‘Noche de paz’, nacido en Oberdorf en Noche Buena de 1818 o las composiciones navideñas de Bach o Haendel, con el ‘Oratorio de Navidad’ del primero o ‘El Mesías’ del segundo. Asimismo, otra sección de la revista femenina Nuestra Labor, abordaba la historia de himnos famosos, como ‘¡Santo, Santo, Santo!’ o ‘Cuando allá se pase lista’.

También 1969 vio la luz el disco ‘Coral Enfermeras Evangélicas’, liderado por Débora Simón Clarena (1937-) de la Iglesia Bautista de Barcelona, enfermera de profesión, pianista y acordeonista que anteriormente ya había formado un coro en el Hospital Clínic de Barcelona, realizando varios conciertos por todo el país y en Europa. El disco sencillo, con tres canciones en castellano y una en catalán, fue una muestra del ministerio cristiano que la Coral realizaba en residencias de la tercera edad de la comarca barcelonesa y en otros entornos mediante sus cantos y compañerismo espiritual.

Los grandes cambios sociales, juveniles y de formas estilísticas que vivía la sociedad occidental de finales de los sesenta, con su progresiva influencia en las iglesias bautistas, quedaron perfectamente reflejadas en las páginas de Nuestra Labor. Daniel Simón Corbera (1952-), uno de los músicos que participaron en la grabación ‘Por cristalinos mares’, editada por la IEB de Manresa, escribió un revelador artículo en 1969 con el título ‘La Música Evangélica’. Algunos de los párrafos dejaron interesantes pistas respecto a la renovación de la música y la alabanza en las iglesias: «La importancia de la música en nuestras iglesias es muy grande. Basta pensar que un 25 por ciento del tiempo que dura un culto está ocupado por la música, y en especial por el canto congregacional. El canto tiene un gran valor en el conocimiento del Evangelio. Por ejemplo: se abre un punto de misión; los primeros cultos pueden constar de un sermón y de aprender algún corito, junto con su música quedan grabados para siempre en la memoria sus palabras, y las del sermón se olvidan fácilmente, si es que llegan a captarse. […] El interés de que el canto se haga de la forma más perfecta impulsó a la Promoción de Publicaciones a editar un himnario con música, que, si bien debe ser muy mejorado, es una buena ayuda». Y concluía con un alegato que sintetizaba el devenir de los tiempos y los cambios que ya estaban llegando: «El mensaje de la música cristiana es siempre el mismo, pero la forma de decirlo es siempre susceptible de cambios. No podemos contentarnos con tener sólo música vieja en nuestras iglesias. Una religión tan dinámica como el cristianismo debe hacer lugar para nuevas expresiones musicales».

Como un detalle a tener en cuenta respecto a los cambios históricos en el arte bautista, a diferencia de hoy la poesía siempre contribuyó de manera muy substancial en la vida espiritual de aquellos años. Prácticamente en cada número de El Eco o de Nuestra Labor se podía encontrar, como mínimo, uno o dos poemas de algún autor bautista conocido, como Antonio Almudévar Urriens (1894-1976), Engracia Ferrer Mascort (1902-2003) o Pérez del Busto, Manuel (1906-1977), entre otros. A colación del arte musical, Claudio Gutiérrez Marin (1902-1988), uno de los colaboradores de Samuel Vila en la composición original del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España de letra, escribió el siguiente poema: ‘Música sagrada’, publicado a finales de 1969 en la revista Nuestra Labor.

¡Oh, dulce melodía, que en el reposo
          del templo pacificas los corazones,
          al reflejar de un modo maravilloso
          el latir de las hondas meditaciones!
 
          Tú eres la gran maestra del sentimiento
          al llenarle de ensueños espirituales;
          tú eres como el rocío que siembra el viento
          sobre las nuevas rosas primaverales.
 
          Dialogas sin palabras, lloras sin llanto,
          no rompe la asonancia ni un solo grito,
          y en un dulce misterio de fervor santo,
          volando siempre, llegas al Infinito.
 
          La escala de tus ritmos todo lo abarca,
          por eso en el santuario de tu pureza
          David halló un refugio, y al son del arpa,
          a Dios cantó lo inmenso de su tristeza.
 
          ¡Oh, música sagrada!, tiende tu vuelo,
          como la alondra, al nuevo fulgor del día,
          y enséñanos la santa ruta del cielo
          donde reside el Padre de la armonía.
 
          ¡Quién bajo tus augustas alas pudiera
          pasar por esta vida siempre soñando!
          Mi corazón al menos, Señor, quisiera
          morir como los cisnes en la ribera,
          como los santos mártires, morir cantando.



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