Cuando en el siglo XIX David
Livingstone se adentró en el África meridional, no solo hizo de explorador
intrépido —hasta el punto que Stanley lo descubrió después de años
perdido en el continente negro—, sino que puso las bases de
la misionología moderna. Una misionología teñida de color aventurero, que en el
caso de Livingstone le llevó al centro del alma africana, descubriendo para los
europeos el lago Ngami en 1849 o las cascadas del Zambeze en
A pesar de todo hemos avanzado en este tema. Recuerdo que cuando fui por primera vez al Sudán el grupo que fuimos llegamos cargados de artilugios del primer mundo para enseñarles que cosas tan buenas se podían hacer. JAJAJA, pero nos miraban como que estábamos locos. A ellos no les interesaban nuestros juguetes, los miraban con curiosidad pero no sé si lo hacían por la cara que poníamos. Para ellos todos nuestros juguetes les importa un bledo, pero eso sí han llegado los celulares y van locos detrás de uno. Se han dado cuenta de que pueden hablar con los familiares emigrados y creo que los quieren para eso. Somos como niños.
ResponderEliminarMetió el dedo en la llaga hasta el fondo, porque la sicología del cooperante no deja de ser autosatisfactoria y prepotente. Y vamos como vamos, nosotros con el taparabos tapando las vergüenzas de los nativos con las nuestras. Los africanos estan muy bien preparados para asumir muchas responsabilidades y lo que sucede es lo que sucedió:: colonialismo reciclado. Perdonen, pero necesitamos menos ilustradores y más ilustrados.
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