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· Víctimas del miedo

~A propósito de los atentados terroristas acontecidos el 17 de agosto del 2017 en Barcelona y Cambrils~

© 2017 Josep Marc Laporta

 

Barcelona anocheció más oscura de lo habitual. Un atentado terrorista dejó damnificados de todo tipo en sus Ramblas. Sobre todo quienes lloraban sus muertos. Las víctimas del miedo arreciaron por todas partes. Desde los que corrían despavoridos, hasta los que empezaban a escribir sus crónicas en las redacciones. Desde los que escuchaban las trágicas primeras noticias, hasta algunos mandamases que planeaban tomar decisiones.

Bien es sabido que el miedo es el arma más poderosa del poder para controlar a sus conciudadanos, a veces tratados como súbditos; porque no hay nada que dé más poder que administrar el miedo de los otros. Pero, también, no hay nada que empodere más a una sociedad que liberarla de sus miedos. Es como con las ecuaciones cuadráticas, hay que conservar ambas raíces, la positiva y la negativa, para resolverlas. Y así fue como desde el primer momento la policía autonómica, los Mossos d’Esquadra, aparte de luchar por las calles contra los terroristas, lucharon contra el miedo social con información constante, precisa, concreta, clara y disuasoria sobre todo lo que estaba sucediendo. Su cuenta de Twitter (@mossos) fue una perfecta descripción de cómo no administrar desde el poder el miedo que atenaza y somete, sino empoderar a los ciudadanos con la exacta realidad. Sin alarmismos insolentes. Sin una palabra de más. Sin una administración baldía del miedo de los otros. Solo con información, precisa, constante, cierta. Suficiente y explícita, hasta el punto de relatar a golpe de tuit, si fuere preciso y a altas horas de la noche, un duro y mortal encontronazo entre terroristas y policía en Cambrils. Con las justas y apropiadas palabras, guiando a la población a refugiarse en sus casas o dando serenos consejos sobre las precauciones y opciones a tomar.

Por lo tanto, no fue nada casual que al día siguiente entre otras confluencias sociológicas y de manera espontánea el grito de la ciudadanía en la manifestación de rechazo al terrorismo en la plaza de Catalunya de Barcelona fuera ‘No tenim por’. ¿Qué otra cosa podrían gritar si sus administradores les dieron el poder y la seguridad de la información verdadera, precisa y necesaria en todo momento? El ejercicio de los mandos políticos y la policía los Mossosde transferir el poder a la ciudadanía con todo lo cierto que el ciudadano debía saber, se esparció, también, como una seguridad llena de esperanzas. Porque más allá de lo irremediable estaba lo evitable: someterse a más miedo aún del que los terroristas habían provocado.


Mientras tanto y paradójicamente, las redacciones de ciertos diarios optaron por alentar ansiedades como políticos del tres al cuarto. El recurso de infantilizar al ciudadano azuzando choques emocionales espurios es el arma de los que se alimentan de sus propios temores y los imparten, invadiendo intimidades. Así fue como El País, El Mundo, ABC, La Vanguardia, El Periódico y muchas televisiones nacionales se encerraron en sus redacciones con tácticas de guerra sucia. Como cuarto poder constituido en funciones de primero, atisbaron la gran tajada que podían sacar si controlaban la población con el miedo, y de paso subían sus ventas. Las portadas en papel del día siguiente fueron absolutamente execrables, con explícitas imágenes de la tragedia, cadáveres por los suelos y dolores muy privados publicitados por todo el mundo. Desde los elevados despachos a ras de los rascacielos de sus poderes fácticos, también optaron por controlar el miedo de la población con editoriales y artículos tendentes a la manipulación o controlando la opinión social. En plena tragedia, al director de El Periódico se le ocurrió sacar una fanática ‘exclusiva’ policial que más tarde se reconocería como falsa. Al de El País le pasó por la cabeza unir en una editorial terrorismo e independentismo, directamente y sin ruborizarse. Al de El Mundo, más de lo mismo. Y así sucesivamente con otras lindezas, viñetas y patrañas que intentaban desintegrar la realidad en tantos pequeños trozos como para instaurar infinitos temores en las mentes de sus audiencias. Pero si encima del terrorismo yihadista hay que soportar el terrorismo editorial, mejor nos sería emigrar a otros paradigmas mentales y sociales más fructíferos, estén donde estén.

Cuando el poder, sea el que sea, gestiona el miedo como control psicológico de la población, la mentira social se constituye en la única ortodoxia, con millones de ciudadanos abandonados en las cunetas de la guerra sucia. Prácticamente nada sobrevive al terrorismo simbólico del poder editado. Ni sus conciencias. Aunque, al final de todo, las verdaderas víctimas del miedo son ellos mismos. Tal vez nunca sabrán huir de la jaula de sus temores. Mientras tanto, otros, empoderados de su propia realidad, gritarán ‘No tenim por’.

 


© 2017 Josep Marc Laporta

3 comentarios:

  1. Anónimo09:13

    Si los terroristas nos quieren dar miedo nosotros habremos de ser más fuertes y no jugar con los miedos del pueblo, siempre sometido a unos gobernantes que nos utilizan para sus fines. Basta ya de políticos de mierda, que solo hacen que joderlo todo. El miedo nos lo ponen ellos en el cuerpo y nosotros tenemos que dejar de votarlos para que se den cuenta que no entramos por ahí.

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  2. Antonio09:27

    Muy buena la descripción de los equilibrios del miedo. He disfrutado con la lectura.

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  3. Feli06:28

    buena e interesante reflexión sobre el miedo. no he leido los editoriales que dice , pero las portadas de los diarios eran muy feas, usando el dolor de la gente afectada. me gustariá leer mas del miedo que usan los politicos para gobernarnos a su antojo. tengo que informarme sobre esto porque es un tema urgente.............

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