La comparecencia pública de
Mariano Rajoy (2/2/2013) ––a colación de la publicación realizada por el diario
El País sobre supuestos sobresueldos en negro para distintos cargos del Partido
Popular y las implicaciones judiciales del extesorero Luis Bárcenas–– nos ha deparado
una interesante perspectiva gestual del presidente del gobierno que merece un detenido
análisis y observación semiótica y de comunicación no verbal.
En primer lugar es importante atender
al escenario y las condiciones vitales en que se produce la alocución: en la
sede del partido, ante los miembros del Comité Ejecutivo Nacional, sin la
presencia de periodistas y sin posteriores preguntas. Estas favorables circunstancias
han sido claves para que el presidente pudiera leer su discurso con cierta
tranquilidad y convicción retórica. Sin duda, la puesta en escena no podía ser
más propicia para sus intereses. El clima de familiaridad y confianza que le
proporcionaron sus compañeros de partido y la ausencia de periodistas, le permitió
un cierto sosiego y aire psicológico para enfrentar el difícil papel político
que tenía por delante. En definitiva, Mariano Rajoy hizo una declaración
pública y solemne en el mejor marco posible, tanto en lo escénico como en lo cinestésico.
Un detalle que es imposible
pasar por alto es el atuendo. El traje negro, con corbata a rayas azules,
blancas y grises transmitió un mensaje regio y solemne, aunque sin ser
extremadamente grave. Es, por lo tanto, un acierto visual para sus
intereses haber conjugado estéticamente prudencia y elegancia, discreción y prestancia.
En la expresión de Mariano Rajoy
es donde hemos podido descubrir los flancos de su estado emocional y
coherencias inestables. Habitualmente, el presidente se muestra en todas sus
intervenciones públicas con parecida actitud discursiva. Su rostro erguido,
serio, con buena alocución y mirada firme y bien extendida hacia sus oyentes,
es una muestra de su papel presidencial, de buen orador parlamentario y notable
comunicador. En el discurso al que aludo no se apreciaron diferencias
significativas a su habitual actitud. No obstante, su semblante reflejó la
tensión recientemente vivida con cierto parecer tenso, demacrado y ojeroso. A ello
pudo contribuir una iluminación poco favorable; pero pese a esta probabilidad, sí
que en su rostro se pudieron observar las huellas de unas últimas horas de gran
tensión y preocupación política.
En referencia a la semiótica de
su intervención, es importante considerar un dato condicionante: muy
probablemente el presidente vivió un profundo estado personal de disgusto e
irritación. Dadas las circunstancias y los sucesos de los últimos días, es muy
probable que Mariano Rajoy se sintiera profundamente contrariado e incluso airado.
Cuando un sentimiento de enfado y dolor es predominante, es muy posible que éste
pueda llegar a anular en el rostro otras afecciones personales, como la
intranquilidad, la mentira, la confianza o una baja autoestima. Es
por ello que a veces no se puede llegar a percibir la
totalidad o gran parte del mismo lenguaje gestual, ya que ese profundo
sentimiento de enfado e irritación puede estar anulando en el rostro otras
marcas o señales reveladoras. No obstante, y a pesar de esta consideración y
punto de partida semiótica, sí que se pudieron vislumbrar en Mariano Rajoy ciertas
contradicciones y discordancias gestuales.
Una previa aclaratoria nos debe
situar en la realidad de este análisis. La semiótica no es un polígrafo o un instrumento
de gran sensibilidad y precisión para detectar mentiras. La semiótica nos
permite observar fenómenos significantes, objetos de sentidos, sistemas de
significación, lenguajes sordos, comunicación no verbal, discursos miméticos y los procesos a ellos
asociados: la producción e interpretación. Esto indica que las apreciaciones
que se derivan de la semiótica no tienen como finalidad detectar mentiras o
verdades, sino apuntar gestos, muecas o señales que desvelan o apuntan una realidad,
cuyo fin no es probar nada sino señalar indicios y probabilidades.
Pese a su buena capacidad
oratoria, en el discurso de Mariano Rajoy se observaron algunos mensajes no verbales del rostro que desvelaron una clara desconexión con el contenido. Un primer
detalle se aprecia en la frase: ‘los españoles tienen que tener la seguridad
de que les gobiernan personas honradas e íntegras’. La pronunciación de la última
palabra –íntegras– va acompañada por un microgesto tensional de los
labios y los círculos oculares que se puede calificar como de incoherencia o contradicción.
Asimismo en la misma frase aparecen en el rostro microgestos discordantes, que
nos llevaría a pensar dos cosas: una, que no estaba a gusto con lo que debía
decir; o dos, que lo que transmitía no tenía una buena relación con lo que
pensaba o sentía. Posteriormente, cuando repitió la palabra integridad,
volvió a acompañarla de una mueca labial y ocular bastante discordante.
El discurso de Rajoy constó de
tres partes a modo de bocadillo. La primera fue de introducción aproximativa; la
última, de conclusión aseverativa; mientras que justamente en la mitad de su
alocución fue cuando pronunció las esperadas y contundentes palabras: ‘Es
falso, nunca he recibido ni he repartido dinero negro ni en este partido ni en
ninguna parte, nunca. Lo diré otra vez, es falso. Todo lo que se ha dicho y
todo lo que se pueda insinuar es falso, y lo digo con toda serenidad. Lo repito
otra vez para que quede claro, es falso’.
Estas fueron las palabras que
todas las cadenas de televisión destacaron en portada y repitieron innumerables
veces. Sin duda, fueron las expresadas con mayor claridad, con fortaleza dialéctica, voz firme, sin muecas contradictorias o discordantes y con la mirada
más directa. No obstante, no deberíamos olvidar que la contundencia e
importancia de esas concretas y precisas palabras, precisamente eran las que el
presidente sabía de antemano que debía pronunciar con mayor contundencia y nitidez.
Por eso no es de extrañar que el tono de voz y la gestualidad del rostro caminaran en
un mismo sendero de firmeza y seguridad, por su previa preparación psicológica para
la enunciación. Pero precisamente al superar este punto central del discurso y
proseguir con su alocución, segundos más tarde, al volver a decir ‘nunca
he recibido dinero negro, ni en este partido ni en ninguna parte’, un breve
tic en forma de guiño en el ojo izquierdo apareció sutilmente. Fue una leve
muestra de inseguridad o incoherencia, que inconscientemente no pudo dominar. El tic en el ojo izquierdo es un gesto instintivo muy habitual en Rajoy: muchas veces aparece cuando está pronunciando alguna frase comprometida o de inestabilidad psicológica. Este mensaje no verbal y habitual del tic nos obliga a observar muy de cerca el trasfondo comunicativo y semiótico del presidente.
Al continuar adelante con otros
temas, el presidente se mostró seguro, con semblante más tranquilo y confiado, y
sin ningún gesto facial deductivo. Al acusar a otros de manipulación o de
entorpecer el trabajo del gobierno de la nación, se mostró bastante contundente
y seguro. Asimismo sucedió cuando habló de su firme deseo de servicio al país,
de su anterior profesión como registrador de la propiedad y de la labor que se
está realizando con miras a salir de la crisis. No obstante, cuando volvió fugazmente al
tema central y repitió que ‘todas nuestras retribuciones se han ajustado a la más
estricta legalidad’, volvió a aparecer el mismo tic en el ojo izquierdo, síntoma
de intranquilidad o discordancia mente/verbo.
En la comparecencia del
presidente Mariano Rajoy se han apreciado suficientes detalles semióticos que
indican incoherencia, discordancia o inseguridad. Se identifican ciertas y
significativas contradicciones entre la palabra y el gesto, entre el mensaje y
el mensajero. Y aunque no son determinantes respecto a su nobleza y
honorabilidad, sí que son indicadores de observación para vislumbrar lo que hay detrás
de unas solemnes e impecables palabras. Hubo clara incoherencia y cabe pensar que estaba escondiendo alguna verdad. No obstante, desde la semiótica
tan solo podemos entrever o descubrir indicios de mensajes escondidos, aunque muchas veces
no podamos descifrar a ciencia cierta la completa información que aportan
dichos mensajes. El lenguaje de los signos y los gestos tiene sus códigos y referencias científicas, pero no define la cualidad ética y moral de la persona
ni la totalidad de su veracidad y autenticidad.[1]
http://politica.elpais.com/politica/2013/02/02/actualidad/1359804393_777742.html
http://politica.elpais.com/politica/2013/02/02/actualidad/1359804393_777742.html
[1] El presente estudio se ha realizado doce horas
después de la comparecencia pública del presidente. Ha sido visionado una
primera vez en vídeo sin sonido; y una segunda con vídeo y sonido. Del primer
visionado se han extraído los datos más destacados y reveladores, que posteriormente
se ha contrastado convenientemente y conjuntamente con la imagen, la voz y el
mensaje oral.
© 2013 Josep Marc Laporta
Documento en PDF: http://www.adsomaster.com/Semiótica-de-la-comparecencia-de-M-Rajoy.pdf.
Documento en PDF: http://www.adsomaster.com/Semiótica-de-la-comparecencia-de-M-Rajoy.pdf.
Me ha gustado.... una buena radiografia que desnuda al Rajoy de arriba abajo.
ResponderEliminarse la visto el plumero al Marrano Rajoy!! impresentable y ha de dimitir. No nos merecemos estos politicos de mierda!!
ResponderEliminarQue buenoooooooooo Ya lo tenemos clichado! Marianinnnn, que te conocemossss
ResponderEliminarEl primero que leo que tiene un poco de base científica y es equilibrado!!
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