© 2022 Josep Marc Laporta
1- Cantos
Escogidos Priscila
2- La
Marcha Priscila
1- Cantos Escogidos Priscila
Cánticos Escogidos Priscila (1903) fue el primer himnario bautista del siglo XX. Y aunque,
como a otros, se le debería calificar de cancionero por sólo incluir los
textos, ciertamente esta colección es una pequeña joya himnológica recopilada
por las mujeres bautistas, concretamente por la Sociedad Misionera de Señoras que presidía Antònia Zapater Celma (1859-1950) en la iglesia de Barcelona. No cabe duda de que las sociedades femeninas
han sido muy activas a lo largo de la historia bautista en España, teniendo en
su haber no sólo el honor de ser las primeras en editar el primer cancionero
del pasado siglo sino, también, las primeras en crear el primer himnario con
partituras en todo el ámbito bautista español, que vio la luz cinco décadas más
tarde.
Tras su
conversión, Antònia Zapater Celma, hermana de Manuel Zapater Celma (1867-1947), ya referido en anterior capítulo por los himnos en el
proceso de su conversión, fundó en Barcelona la Sociedad Priscila (Sociedad Misionera
de Señoras). El proyecto
consistía en aunar esfuerzos entre las mujeres para apoyar la evangelización.
Mediante un bazar de objetos confeccionados por ellas mismas que se organizaba
cada trimestre y que eran vendidos en beneficio de la obra, la Sociedad Priscila apoyaba de forma práctica algunos ministerios,
financiando viajes de misioneros y evangelistas, lo que nos da una idea de la
movilidad de aquellos colportores.
La primera
reunión se convocó el 25 de marzo de 1896 como Comité Misionero de Señoras de
Barcelona, con asistencia de
Manuel Marín Casaus (1857-1910) y Olof H. Duren (1864-1898). El Acta de Constitución presentaba los detalles de aquel evento,
escogiendo como lema el texto de Isaías 6:8: ‘Heme aquí, envíame a mí’:
«El día 25 de marzo de 1896 tuvo lugar la
reunión de inauguración del
‘Comité Misionero de Señoras de Barcelona’, a la que asistieron algunas hermanas de la Iglesia
bautista de la ciudad juntamente con su pastor,
el Sr. Marín».
Después del inspirador mensaje de parte del pastor, se procedió a elegir la Junta Directiva. Los cargos recayeron en: Presidenta, Antònia Zapater; Secretaria, Teresa Zapater; Tesorera, Francesca Bertran; y vocales: Àngels Castellà y Maria Bertran».
La organización, que nació en la iglesia bautista de Barcelona, pronto se ramificó a otras congregaciones. En Sabadell fue presidida por Maria Corominas y su expansión alcanzaría l’Empordà, la ciudad de Terrassa e incluso más tarde la capital de la Marina Alta, Dénia. A finales del siglo XIX ya habían editado un calendario anual con el nombre de Priscila, y en 1903 ya tenían su propio cancionero para las reuniones y actividades de señoras.
Con
un total de 18 himnos, Cánticos Escogidos
Priscila reunió
algunos de los más apreciados por las mujeres bautistas del cambio de siglo. La
edición propia tenía como finalidad proporcionar cancioneros suficientes para
las necesidades de la comunidad, en este caso de la Sociedad
Priscila. Puesto que los himnarios de mucho mayor volumen y número
de himnos, como el Himnario Evangélico de Feen y Faithfull,
resultarían más costosos de adquirir económicamente, la edición de un pequeño
cancionero propio facilitaba la portabilidad de los mismos y una adaptación a
la idiosincrasia hímnica y temática del grupo. Los 18 cantos cubrían las
necesidades musicales de las reuniones femeninas, lo que nos da una idea de la
media de cantos que un grupo podía aprender y usar. Pero también indica la
procedencia de los himnos y los circuitos musicales que influían en las
congregaciones bautistas de principios de siglo.
La particularidad de Cánticos Escogidos Priscila son los himnarios originales de los que se nutre. Del Himnario
Evangélico de las Asambleas de Hermanos de
Feen y Faithfull recoge diez cantos; del Sacred Songs & Solos con
traducción directa, dos; y de Himnos
Esfuerzo Cristiano, tres. Aparte hay dos: uno en
catalán con referencia de ‘música apropiada’ (CEP 12) y el otro de ‘música
propia’ denominado Marcha Priscila (CEP 18). Los diez himnos provenientes del Himnario
Evangélico nos permite observar cual fue la influencia de esta
colección en las iglesias de la época. Sin embargo, hay tres que proceden de Himnos
Esfuerzo Cristiano, editado en Madrid en 1900 para la Convención que se
celebraría aquel mismo año en Zaragoza. Sin entrar a considerar en profundidad
la importancia de los cantos del movimiento interdenominacional Esfuerzo
Cristiano en las iglesias de las dos primeras décadas del siglo
XX, es de destacar que algunos de aquellos himnos fueron importantes en la
compilación del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España de
1967.
Una buena parte de los cantos de Esfuerzo
Cristiano tenían un aire marcial y de firmeza evangelística, como
el número diez: Nobles, sinceros y fieles en todo; el
ocho: Seguid al Maestro, no importa sufrir; o el
nueve: Cantaré la bella historia.
Junto a otros del mismo estilo, decenios más tarde dos de ellos formaron parte
del himnario bautista de referencia de 1967, imprimiendo un cariz enérgico y
activista que otros cantos no tendrían. Y aunque en un posterior capítulo
trataré más detenidamente sobre los himnos procedentes del movimiento Esfuerzo
Cristiano y la influencia musical que ejercieron,
ahora sólo dejaré constancia de dos de los referidos.
Nobles, sinceros y fieles en todo (HIEE 160) fue
escrito por Frances Ridley Havergal (1836-1879) en 1878 y musicado por George
C. Stebbins (1846–1945) en 1890; pero como muchos de los cantos que provinieron
de los himnarios de Esfuerzo Cristiano, no hay constancia
del traductor al castellano. Pese a que hay algunos indicios que apuntan a un
músico y a un pastor de la época, la pauta común en aquellos himnarios fue no
dejar ninguna pista sobre quien sería la persona que hizo la adaptación.
Seguid al Maestro, no importa sufrir (HIEE 161) es otro conocido himno incluido en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España que provino de Himnos Esfuerzo Cristiano. Con un poema de la multifacética Fanny J. Crosby (1820-1915) en 1894 y musicado por William Augustine Ogden (1841-1897), tampoco tenemos constancia del traductor al castellano, sospechando lo mismo que el anterior himno.
Otros cantos que muestran la vitalidad y decisión de la Sociedad Priscila es Más que vencer es nuestra divisa (HIEE 159), con música original de Philip Paul Bliss (1838-1876), texto de F. Ambresin (1822-1899) y traducido por Juan Bautista Cabrera; o Despertad, hermanas, hijas del alba, una composición en femenino de la cual se desconoce toda referencia himnológica.
De los 18 números de Cánticos Escogidos Priscila, solamente
uno está en catalán: Jesús ab dolsor crida (12), un poema de Francesc
Bardolet Garcia (1862-¿?) titulado Alabansa que
quedó recogido en 1893 en El Eco de la Verdad. De
este apreciado pastor y maestro en l’Escala y Palafrugell, sabemos que publicó
17 poemas –once en catalán y seis en castellano–, pero sin noticias de la
probabilidad de que fueran musicados, excepto Jesús ab dolsor
crida. El apunte junto al título de Mus.
Apropiada invita a pensar que se cantaba con alguna melodía que
pudiera encajar o que pudiera estar registrada en algún himnario de música
foráneo. Incluso podría ser que distintas tonadas se ajustaran al texto y con
el tiempo se interpretara con varias.
Unos años más tarde, la recopilación de Armengol
Felip de 1924, Himnes i Càntics Evangèlics, relaciona
el poema (HCE 17) de Bardolet con
la melodía de Stand up for Jesus!, de George James Webb
(1803-1887) y
texto de George Duffield (1818-1888). Esta tonada que en
castellano empieza con Estad por Cristo firmes,
podría ser la usada en las reuniones femeninas bautistas de la Sociedad
Priscila, aunque sólo es una probabilidad sin ninguna
confirmación. No obstante, las ediciones de Cants de Glòria del
tercer tercio del siglo XX incorporan el himno (CG 115) con otra tonada, más
la adición de un coro inédito que no constaba en el original de Bardolet. La
tonada elegida de Adam Geibel (1855-1933) posee, precisamente, el
mismo texto de George Duffield: Stand up for Jesus. Estas
coincidencias confirman aún más la tesis de que los editores escogían las
tonadas en adecuación a la métrica poética, muchas veces de manera aleatoria,
incluso creando o adaptando novedosamente un texto de coro a conveniencia, como
es el caso que aparece en Cants de Glòria.
Si cotejamos los diferentes textos del
himno a través de los años, observaremos los procesos de cambio y adaptaciones.
Tanto El Eco de la Verdad (1893), Cánticos Escogidos Priscila (1903) o
Himnes i Càntics Evangèlics (1924), mantienen el poema original de Francesc
Bardolet. Por su parte Cants de Glòria
introduce un inédito coro para adaptarlo a la melodía de Adam Geibel. Pero hay
un último apunte respecto a la autoría. Cants de Glòria lo
adjudica a Isabel Lawrence, mientras que El Eco de la Verdad de
1893 asegura que es obra de Francesc Bardolet. De momento no tenemos razones
para dudar de la veracidad de la primera y más concisa referencia, así que debo
reiterar que el poema Jesús ab dolsor crida fue escrito por
Francesc Bardolet Garcia. Y también volver a constatar que Isabel Lawrence
recibió de músicos y editores del siglo XX una fama traductora o compositora
algo superior a la realidad.
Uno de los himnos que aparecieron en Cánticos Escogidos Priscila y que más tarde fueron cantados por los bautistas españoles es Más santidad dame, original My Prayer de Philip Paul Bliss (1838-1876), aunque en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España apareció con otra letra: Más santo hazme, oh Dios (HIEE 144), traducido muy tempranamente por José Félix Escribano Ruz (1846-1900), un sacerdote católico mexicano. Otros de los cantos muy conocidos posteriormente son Mi espíritu, alma y cuerpo (145), original en inglés de Ira David Snakey (1840-1908) y Mary D. James (1810-1883), con traducción en Himnos y Cánticos Espirituales de 1902; Dios te guarde hasta volverte a ver (HIEE 234) de William Gould Tomer (1833- 1896) y Jeremiah E. Rankin (1828-1904), con traducción en El Amigo de la Infancia en 1900, aunque posteriormente el Himnario Cristiano de 1910 también lo incluyó; y Cuando leo en la Biblia (HIEE 485), una melodía griega arreglada por William B. Bradbury (1816-1868) y texto de Jamima Luke (1813-1906), con traducción del exsacerdote y educador español Sebastián Cruellas (1879-1889).
1- La Marcha Priscila
Antònia
Zapater Celma –hermana de Manuel Zapater y prima del futuro superintendente de
las iglesias bautistas, Ambròs Celma Chertó (1882-1944)–, fue una mujer emprendedora, activa y muy capaz en bien
de la obra, hasta el punto que fue denominada ‘mujer bíblica’ por la misión
sueca.
El último canto de los dieciocho que recoge Cánticos Escogidos Priscila (1903) es el himno de la Sociedad, conocido como Marcha Priscila, del cual sólo nos ha llegado el texto, por lo que se desconoce quién fue su autora y si realmente Antònia Zapater podría haber sido la escritora y compositora. Por sus notables aptitudes y capacidades, sería creíble que Zapater tuviera una relación directa con su creación, sin embargo, en los archivos de la familia Bonet-Celma no aparece ninguna pista ni tampoco en ninguna publicación de la época o posterior. Pero uno de los detalles que no pasa inadvertido es que el texto del poema propone una melodía muy animada que incluso podría tener un cierto carácter marcial, lo que apuntaría a la vitalidad misionera de aquel primer grupo de mujeres bautistas. También se observan algunos modismos traducidos directamente del catalán al castellano, como el artículo determinado delante de un nombre. Con todo, la peculiar estructura poética de la Marcha Priscila no facilita ninguna suposición sobre cuál podría ser su melodía: un enigma que muy probablemente nunca tenga respuesta.
1- A
luchar, a luchar, y Jesús vencerá.
Dura es
la batalla que empezada está.
La
Priscila, la Priscila a su Jefe seguirá,
y en
Cristo la victoria tendrá.
Marchemos
adelante,
hermanas
sin temor;
Alcemos
la bandera
de paz,
gozo y amor.
Anunciemos,
anunciemos
la Palabra del Señor
y a
Cristo como el grande Salvador.
Marchemos
adelante,
firmes y
con valor.
Unidas
con el Cristo
nuestro
Redentor.
No os
arredre, no os arredre
del
enemigo el furor,
pues el
Cristo
ha de
ser el vencedor.
2-
Predicad, predicad a Jesús Salvador,
oiga la
mujer la proclama de amor,
Sacudiendo,
sacudiendo de su alma el error,
aceptando
a Jesús el Señor.
Sigamos
con fe viva
la senda
que Él trazó,
imitemos
al Maestro
en
firmeza y valor.
Y por Él
alcanzaremos la victoria
que ganó
en la cruz,
do por
siempre triunfó.
Seamos
incansables,
llenas
de su poder,
en
contra el enemigo,
opuesto
a su querer.
Y es
seguro que podremos en Jesús
más que
vencer,
trabajando
a favor de la mujer.
Bibliografía:
http://josepmarclaporta.com/Baptistes-musica-hispan.html
© 2022 Josep Marc Laporta
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