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· Los bautistas y su música (50)

© 2025 Josep Marc Laporta

     1-       El ministerio musical
2-     Preliminares del Campamento de Música

1- El ministerio musical

El ministerio de la música era un tema de interés entre las congregaciones bautistas de los años setenta. Bajo los efectos del auge de la música pop, con incipientes grupos cristianos como Shalom, Proa, Buenas Nuevas o Paz, en las iglesias se planteaba la pregunta de si, realmente, había ministerios musicales puertas adentro. Algunos apuntes iban en la dirección de que «realmente, no se puede hablar de ministerio musical, en toda la extensión de la palabra, dentro de nuestras iglesias debido a la falta de preparación musical de los creyentes. Por ello no ha sido posible desarrollar este ministerio, salvo en algunos casos, y la mayoría ignora en qué consiste». A la pregunta de para qué sirve, El Eco respondía anónimamente que «el ministerio musical es el trabajo de una o varias personas, y por consiguiente dedicación de su tiempo, en el campo de la música. Así encontramos como en algunos países más avanzados en esta materia, existe en cada iglesia un ministro de música el cual se encarga de coordinar todas las actividades musicales de la iglesia».

El devenir sociológico con un cierto desinterés de los jóvenes respecto a los tradicionales e hímnicos coros de iglesia y, asimismo, el auge de grupos pop que se formaban pero que se dirigían hacia afuera, planteaba algunos interrogantes, especialmente en la función de la música dentro de los templos. Una respuesta común era que «el ministerio musical es tan importante como otro ministerio cualquiera y debemos darle la importancia que merece en todas nuestras iglesias». No obstante, la juventud tenía su mira puesta en la actualización del lenguaje musical, e instaba a que «la música es lo que más fácilmente puede introducirse en ambientes no cristianos, por lo que no tenemos que desaprovechar esta magnífica forma de dar nuestro testimonio como cristianos». Estas palabras provenían de Barcelona, motor de innovaciones artísticas.

Sin embargo y por las mismas fechas, una ponencia presentada en la XII Convención Bautista, celebrada en Badalona, por Joan-David Grimà Terre (1953-), secretario de la Unión de Jóvenes Bautistas de España y Valentín Cueva Barrientos (1945-), pastor misionero en Gandía-Tabernes, destacaba la urgencia de que los jóvenes tuvieran la libertad necesaria para desarrollar sus dones. La ponencia fue intitulada como una ‘bomba’ en la Convención. Los presentes se manifestaron a favor y en contra de manera muy polarizada, con opiniones enfrentadas, como, por ejemplo: «No estoy de acuerdo con lo que los ponentes dijeron. Este aspecto negativo como si estuvieran esclavizados, como si hubiese una inquisición que les impidiese trabajar… Se nota una marcada tendencia desde hace tiempo entre la juventud insatisfecha a protestar y a criticar todo lo que se hizo antiguamente, pero no ponen nada positivo en su lugar». Tal fue el nivel de tensión, que algunos determinaron que el lema real de la Convención era ‘La juventud ataca’, en un ejercicio de libertad de expresión desconocida hasta entonces, con epítetos dirigidos a los ponentes, como ‘exageraron’ o ‘dramatizaron’.

Circunscribiéndolo a la música, para los jóvenes la disparidad de criterios tenía mucho que ver con una himnología anticuada en fondo y forma y unos cultos excesivamente protocolarios, con liturgias anquilosadas en un estereotipo repetitivo y reiterativo. Una de las válvulas de escape eran los novedosos estilos pop, con movimientos sistémicos que se dirigían hacia una renovación estilística externa que contrastaba con la música de puertas adentro de los templos. Y aunque no se desatendían los himnos clásicos y las formas antiguas en las respectivas liturgias, a los jóvenes gustaban más los coritos y las nuevas formas de expresión contemporáneas. El contrapuesto modelo litúrgico de ministerio musical de iglesia que se pretendía importar de las iglesias anglosajonas, con un director congregacional y unos coros estandarizados en himnos, ni complacía ni sedimentaba. Sin embargo, algunas de las propuestas más innovadoras surgieron desde Barcelona, resumidas en siete puntos:

      1-     Ayudar a los jóvenes a que aprendan a tocar algún instrumento.
2-     Aprovechar a todos aquellos que ya sepan tocar alguno.
3-     Enseñar nuevas canciones para apartarnos un poco de los himnos tradicionales.
4-     Formación de dúos, tríos, cuartetos, etc., compuestos por jóvenes.
5-     Formación de un conjunto musical en el que puedan participar todos los jóvenes de la iglesia. Algunos ya lo tienen y los resultados han sido muy buenos.
6-     Preparación de programas medio hablados y medio cantados.
7-     Representación de obras musicales. Esto ya se hace en Barcelona desde hace tres años y un grupo de jóvenes de bastantes iglesias de Barcelona se han unido para interpretarlas, con unos resultados muy positivos.

        La alusión en el último punto a un grupo de jóvenes de bastantes iglesias de Barcelona, hacía referencia a Buenas Nuevas, que de 1972 a 1974 realizaron un ministerio musical mediante dos musicales: Buenas Nuevas y Verdad, impulsado por Ambròs Monsó. Seguidamente se puede escuchar una grabación en directo del primer musical, titulado Buenas Nuevas.

        Los años setenta se caracterizaron por una muy lenta y pausada mutación litúrgico-musical que no alcanzaría de lleno a todas las iglesias bautistas hasta entrados los noventa. La falta de preparación académica de instrumentistas, cantantes y músicos en general era un impedimento para la renovación del ministerio musical, razón por la cual la idea de hacer un campamento de música anual en las instalaciones de la Residencia Bautista en Dénia, era una apremiante necesidad.


1- Preliminares del Campamento de Música

Desde el primer y aislado intento de Campamento de Música en julio de 1970, con José Mefford y Pere Puig Ballonga como organizadores de un evento prácticamente familiar de la Coral Al·leluia y la Iglesia Bautista de Dénia, el binomio Mefford-Puig colaboró esporádicamente en diferentes congregaciones con sus dones. Un ejemplo de ello lo encontramos en 1975 en Alcoi, estando presentes «en los ensayos del coro para Semana Santa, elogiando las positivas cualidades del mismo». En otra ocasión los podemos ver en València con unas clases de música y canto. O en Manresa, dirigiendo a la congregación y teniendo una reunión con el coro de la iglesia. No obstante, eran colaboraciones puntuales y muy aisladas en el tiempo, sin continuidad programática, dadas las distancias y las responsabilidades eclesiales y musicales de Puig en su congregación Sabadell.

Pero 1974 marcó una primera fecha para un estable Campamento de Música de la UEBE, que más tarde se denominaría Semana de Música y, seguidamente, Semana de Música y Adoración. Errol Othar Simmons (1939-2014), pastor asociado y director del coro de la Primera Iglesia Bautista de Panamá City en Florida, EUA, llegó a España con el coro The One Way Singers, en una gira por diferentes iglesias y ciudades: Iglesia Emanuel y en la 1ª IEB de Madrid, en la IEB de València, la IEB de Dénia, la IEB de Xàtiva y la IEB de Elx. Aquella gira significó un punto de encuentro de Errol con las iglesias españolas y los ministerios de música autóctonos. Fue el primer contacto que allanó el camino, bajo el llamamiento del Señor, para la venida al país de la familia Simons como misioneros para colaborar con el programa de música de las iglesias de la UEBE.

Un año más tarde, el 2 de mayo de 1975, llegaron a España Errol y Mary como misioneros de la Convención de los Bautistas del Sur de los EUA, con el propósito ya mencionado. Con sus tres hijos, Julie, David y Susi, de 13, 12 y 7 años respectivamente, el matrimonio se instaló en Madrid, donde asimismo Errol impartió clases de teología en el Seminario Bautista en Alcobendas.

En el mes de diciembre del mismo año, Errol Simmons anunciaba en El Eco ‘¡Algo nuevo en nuestra vida bautista!’. Bajo este flamante título escribió un artículo en el que hacía público el proyecto del primer campamento de música para el mes de agosto de 1976:

«Ocho días para estudiar, cantar y tener compañerismo con otros líderes de la música: directores de coros, miembros de coros, organistas, pianistas y pastores. Dentro de estos días daremos clases de canto individual, órgano, piano, teoría de música, el arte de dirigir el canto congregacional, métodos para organizar y dirigir un coro, y tendremos tiempo para la adoración, el estudio bíblico y el recreo. Ese ‘algo nuevo’ se realizará en agosto de 1976 en la Residencia Bautista de Dénia. Cuando hablamos del crecimiento en la iglesia, generalmente estamos pensando cómo nuestras iglesias pueden adorar, enseñar, testificar y servir mejor. La música puede ayudarnos a hacer mejor todas estas cosas. Vemos como la música en España va progresando. No hace mucho, un nuevo himnario fue publicado. Un porcentaje bastante alto de las iglesias tienen coros. Algunas iglesias han hecho un sacrificio para proveer instrumentos musicales adecuados. Como una persona cuya responsabilidad es ayudar en la música, quisiera sugerir algunas líneas generales sobre las cuales me gustaría ver crecimiento:

1- Crecer en nuestra comprensión de la necesidad de la música en la adoración y la                                evangelización.
          2- Organizar coros de jóvenes y niños, en algunos casos aparte del programa de coros de                       adultos.
          3- Oportunidades para una enseñanza en la música, dadas en cada iglesia local.
          4- Dar más atención a la música en los presupuestos y en los edificios.
          5- Mejorar la calidad de la música, lo que cantamos y cómo lo cantamos.

Tengo mucha ilusión en cuanto a los planes y los objetivos para la música en las iglesias de España. Sería mi deseo hablar más sobre cada uno de estos puntos en futuros números de El Eco. España tiene una herencia musical muy rica. La música nos da una oportunidad magnífica para servir al Señor. Este trabajo nos es algo que una sola persona puede hacer. Es algo que todos tenemos que hacer, con la ayuda y la dirección del Señor. Trabajaremos juntos para ayudar a nuestros hermanos a crecer en un ministerio eficaz de la música».

Seguidamente, Simmons publicó diversos artículos mensuales en El Eco donde describía aspectos importantes del ministerio musical. ‘El uso eficaz de la música en la iglesia’ fue el primero, ahondando en tres conceptos básicos: la música es una forma eficaz de enseñar las verdades y las doctrinas bíblicas; es un medio de exhortación y ánimo los unos a los otros por medio de los himnos, como hicieron Pablo y Silas en la cárcel de Filipos; y el uso de la música en la iglesia es para alabar a Dios, alcanzando su ministerio más alto cuando se usa en este sentido. Y concluía la exposición con el siguiente fragmento: «Si la música, entonces, es tan importante en el culto de adoración, en la enseñanza, en la exhortación y en el testificar, no debemos ser descuidados en su uso. El pastor sabio y la congregación consagrada harán planes muy cuidadosos y en el espíritu de oración, no dejando la música a la coincidencia. ¿Está utilizando su iglesia la música de una forma eficaz para la gloria del Señor?».

Otro de los artículos, ‘La música en la iglesia’, apuntaba a que «No hay iglesia que no desee tener un coro bueno. Y podemos decir sin miedo a equivocarnos que hay excelentes coros en España. Pero el grupo que merece más atención en cuanto a la música es la congregación. Queremos coros que canten bien, pero también debemos esforzarnos constantemente para que la congregación cante mejor». Y bajo la pregunta ¿qué podemos hacer para mejorar el canto de las congregaciones de nuestras iglesias?, Simmons lanzaba tres sugerencias: que cada iglesia escogiera a alguien como responsable de música; que las iglesias tuviesen ensayos para la congregación; y que cada iglesia aprovechase los materiales musicales que disponía la Librería Bautista. Y terminaba con el siguiente reto: «¿Qué dice el canto de su iglesia acerca de la congregación? Si la contestación a esta pregunta es negativa, trabaje con el pastor y los líderes para mejorarlo».

‘El cantar himnos en la iglesia local’ fue otra entrega en la que para empezar preguntaba: «¿Qué lugar ocupa el cantar de himnos en su iglesia? ¿Se cantan muchos himnos en los cultos? ¿Hay la tendencia de cantar siempre los mismos himnos? ¿O sabe cantar su congregación la mayoría de los himnos de nuestro himnario? ¿Cuántos himnos en el himnario se conocen bien por la congregación de su iglesia? ¿Qué sabe usted acerca de los himnos que cantamos –el significado, la autoría, el mensaje, etc., de cada himno?». Como es de suponer, en las mismas preguntas radicaba la respuesta y la enseñanza que pretendía.

En otro artículo aparecido a principios de 1976, ‘La música en el servicio de adoración’, Errol Simmons apuntaba a la necesidad de que la música no fuera un entretenimiento o de preparación «para lo que ha de seguir», preguntándose «¿por qué hacemos anuncios durante la ofrenda si la ofrenda es adoración?». También insistía en que «hay un gran valor en tener un mensaje cantado por el coro o por un solista antes del sermón. Esto evita la idea que se da un concierto. […] Si el coro canta antes del sermón, el número es una parte importante del mensaje que se ha de dar». Asimismo, aconsejaba que el postludio fuera la interpretación de un himno y, porqué no, incluir «un himno de decisión después del sermón y luego la oración final».

En el mismo año y como otro de los preludios didácticos con vistas al primer Campamento de Música que se preparaba para el mes de agosto, Simmons tocó el tema de ‘La música en la evangelización’. En él animaba a una mejor música en el templo para los visitantes, además de promover festivales de música evangélica, que algunas asociaciones bautistas ya habían iniciado anteriormente. Para finalizar el artículo, presentó algunas propuestas:

   1- Coros o grupos de miembros de iglesias pueden cantar en hospitales o en hogares de                           ancianos.
             2- Los coros pueden presentar programas en lugares públicos como estaciones de                                    ferrocarril, terminales de aeropuertos y parques públicos.
            3- En programas por radio auspiciados por las iglesias hay la oportunidad de compartir                         el Evangelio por medio de la música.
            4- Festivales de música dentro y fuera de la iglesia local pueden atraer a gente que                                 nunca vendría a un culto normal de iglesia.
           5- Ciudades o asociaciones de iglesias pueden organizar coros para presentar programas                       especiales, tales como ‘Verdad’ y otros programas para evangelizar. Esperamos                            organizar un grupo de esta naturaleza en Madrid, en el otoño de 1976.

En el siguiente mes, el tema fue ‘La organización de coros para jóvenes y niños’, señalando que «los coros de niños constituyen la esperanza para los coros de adultos del futuro en España», y que «los niños pueden no solamente describir las verdades bíblicas por medio de la música sino también pueden aprender buenos métodos del canto y recibir inspiración de los compositores y escritores de himnos». Seguidamente dio algunas ideas para la formación de tales agrupaciones musicales.

‘Las iglesias educando en la música’ fue otro título en el que incidía en la idea de la educación musical dentro de las iglesias y, también en conferencias de música regionales o desde cada asociación. En su alegato soñaba que «la UEBE llegase un día a tener un departamento de música para mejor poder glorificar al Señor».

Otro artículo publicado en El Eco fue ‘Mejorando facilidades y materiales para la música de iglesia’, ahondando en la disposición del coro en un lugar visible del atrio donde se puedan ver los rostros de los coristas, contraponiéndolo al modelo del balcón, en la parte alta y trasera de la congregación. Al mismo tiempo aconsejó adquirir libros de música del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España, para mejorar la calidad del canto con el hábito de seguir la partitura.

Un penúltimo documento previo al primer Campamento de Música se tituló ‘Mejorando la calidad de la música en las iglesias’. En él incidía en que «el texto es la parte que más importancia tiene. La letra de nuestros himnos debe comunicar un mensaje, un mensaje que comunica lo que es correcto según la Biblia y según nuestra teología». Y proseguía diciendo: «Luego la música en sí debe ser de calidad buena. Es verdad que hay distintos gustos en cuanto a la música, hay tipos de música que no son apropiados para el uso de una congregación en adoración. Algunas canciones espirituales que hubieran sido excelentes 30 o 40 años atrás no comunican a las generaciones jóvenes de hoy. Por supuesto hay himnos y composiciones de música que pueden ser utilizados por siglos y siglos. Debemos llegar a saber de esta música y hacer uso de ella en nuestras iglesias». Y dictaminaba que «si nuestra música es un ‘accidente’ de último momento, no es una ofrenda digna a nuestro Señor».

Y el último artículo antes del encuentro musical del mes de agosto se titulaba ‘Utilizando la música en la adoración’. «En los cultos hay cosas que podemos hacer para ayudar a crear un ambiente de adoración y así abonar el terreno para que trabaje el Espíritu Santo», escribía Simmons, concluyendo con el siguiente párrafo: «Haced uso de la música en todos los cultos y pedid la bendición de Dios sobre ella. Mi convicción es que en hacer esto, vais a descubrir una relación más profunda y dulce con el Señor y mucha más eficacia en vuestro servicio y testimonio».

Esta serie de exposiciones publicadas en El Eco, previas a la primera edición, estuvieron acompañadas de sendos encartes de publicidad de lo que había de venir. Comúnmente conocida como Campamento de Música, previamente tuvo varias denominaciones alternativas, como Semana Nacional de Música, Semana Especial de Música o Conferencia de Verano para Líderes de Música. Con todos los artículos publicados y la publicidad encartada, Errol Simmons quiso crear un marco adecuado para que todo aquel que estuviera interesado en el ministerio de la música sintiera deseos de asistir. Pero junto al empuje directivo de Simmons, Pere Puig Ballonga fue el alma autóctona del proyecto. La semilla ya había sido sembrada.


Bibliografía y documentación

· Los bautistas y su música (49)

© 2025 Josep Marc Laporta

    1-       Voces de Nueva Vida
2-     Tomás Garralón Sevilla 

1- Voces de Nueva Vida

A principios de los años setenta, en la Iglesia Evangélica Bautista de Usera en Madrid nació el cuarteto Voces de Nueva Vida, una formación vocal avalada por dos profesionales del canto: Tomás Garralón Sevilla (1945–1976) y Jesús Zazo de la Torre (1948–2022), junto a Juan Ramón Gandía (1946-) diácono-secretario de la iglesia y administrativo de profesión, y Miguel Ángel Sánchez (1945-) diácono también y mecánico en su faceta profesional. Garralón, además de director musical del grupo era primer tenor; Sánchez, segundo tenor; Zazo, barítono y solista; y Gandía, bajo. Este cuarteto músico-vocal, que antes de 1971 se llamaba Conjunto Jesurún, tenía como objetivo principal la difusión del mensaje bíblico a través de la música.

Aparte de sus carreras profesionales en el Coro de Radiotelevisión Española, Jesús Zazo era director de canto congregacional en la iglesia bautista de Usera, y Tomás Garralón organista. Ambos, Zazo y Garralón también formaban parte del cuarteto Tomás Luis de Victoria, una formación secular fundada en 1971 e integrada por cuatro solistas profesionales: Elvira Padín (soprano); Ángeles Nistal (mezzo-soprano), Tomás Garralón (tenor) y Jesús Zazo (bajo).

Voces de Nueva Vida gozó de un intenso ministerio musical, con participaciones en diversos actos evangélicos y evangelísticos. Los días 31 de mayo y 1 de junio de 1974 se les encuentra en Sevilla «como broche de oro de la cruzada de evangelización» de Luis Palau en la ciudad del Guadalquivir, según informaba El Eco: «Este cuarteto hizo alarde de su bien probada preparación, ofreciendo a lo largo de todas sus interpretaciones una gran riqueza de expresión y una dicción llena de matices y sugerencias estéticas de la más exquisita finura musical».

Además de cantar en el culto de clausura del Seminario Bautista Español del curso 73-74, que se celebró en la Primera Iglesia Bautista de Madrid, también asistieron a la XXII Convención Bautista Española en Badalona, con reportajes periodísticos que loaban el ministerio que llevaban a cabo: «El cuarteto Voces de Nueva Vida cantó mucho y bien. Una Convención debe ser una reunión fraternal donde se informe, se promocione y se inspire, además de tomarse los acuerdos generales precisos para el progreso de la obra. El cuarteto de la Iglesia Bautista de Usera sirvió de inspiración en todas sus intervenciones».

En 1975 viajaron a Bruselas para participar en Eurofest (del 25/7/1975 al 2/8/1975), donde «tuvieron una importante actuación y fueron felicitados individualmente por el evangelista Billy Graham». Pero tres años antes, en 1972, grabaron un disco LP con catorce cantos, mayormente espirituales negros, algún himno y clásicos como ‘Al Calvario subió’, con música de Antonín Dvořák (1841-1904). Seguidamente se puede escuchar íntegramente el disco Voces de Nueva Vida, con el acompañamiento al órgano de Miguel Valdés en algunas composiciones.

2- Tomás Garralón Sevilla

Tomás Garralón Sevilla (1945–1976), alma de Voces de Nueva Vida, nació en Madrid el 5 de marzo de 1945 en el barrio de Usera. Hijo de Mario Garralón y Amparo Sevilla, y en total ocho hermanos de los cuales él era el penúltimo, Tomás recibió instrucción básica en el Grupo Escolar Doaiz y Velardo, cursando estudios medios en una academia particular. Sin embargo, su formación espiritual comenzó a los pies de sus padres y de los pastores, maestros y creyentes de dos iglesias de Madrid: La Primera Iglesia Evangélica Bautista y la de Usera. Fue el 8 de noviembre de 1955 cuando aceptó a Cristo en su vida al escuchar una predicación de Santiago Canclini. Prácticamente un año después, el 7 de octubre de 1956, obedeció al Señor y fue bautizado por José Núñez Moreno (1922–1993). A los 14 años empezó a estudiar música, juntamente con su hermana Amparito y otras dos niñas de la iglesia. Sus estudios de música se iniciaron con la ayuda del Plan de Estudios Seculares de la UEBE, patrocinado por la iglesia de Usera. Por su afición y capacidades, pronto estudió con la profesora María del Pilar Francés y en el Conservatorio de Madrid, donde se graduó en música y canto. Al terminar sus estudios, ingresó en el Coro de Radiotelevisión Española como tenor y más tarde fue nombrado profesor de canto en la Academia Muxivoz de Madrid.

Su matrimonio con Remedios Gómez en 1972, miembro de la 1ª IEB de Madrid, fue un paso adelante en el camino conjunto de servicio al Señor. En su congregación de Usera, Tomás dejó huella de su arte musical promoviendo la alabanza a Dios y, notoriamente, con la formación y dirección del cuarteto Voces de Nueva Vida, asimismo inspirando y deleitando en los cultos como organista titular. En su constante deseo de servir a quien cambió su vida, llevó al conocimiento de su Salvador a un compañero de canto, Jesús Zazo de la Torre. La amistad que cultivaron fue parte de la formación del cuarteto Voces de Nueva Vida, que tantas veces inspiró a muchos en iglesias y campañas evangelísticas.

Pero fue un 3 de febrero de 1976, pocos años después de su enlace matrimonial con Reme y de la grabación del disco Voces de Nueva Vida, cuando en un viaje en dirección a Barcelona para cantar en el Palau de la Música, un trágico accidente cambió su voz terrenal de alabanza a Dios por una nueva voz en las moradas celestiales. Eran las 10:30 horas de la mañana, cerca de Calatayud. Tras un choque con un camión, al parecer por derrape, el coche quedó partido en dos. Tomás pasó a nueva vida en el acto y su esposa Reme salió despedida del auto, siendo ingresada en un hospital con el tórax hundido y múltiples heridas de gravedad.

La noticia impactó profundamente en la familia bautista española. Las muestras de duelo y afecto llegaron desde muchos lugares del país. El entierro de Tomás fue en el cementerio Civil de Madrid, con una asistencia de más de 2000 personas, entre las que se encontraban muchos de sus compañeros de coro y miembros del cuarteto Tomás Luis de Victoria, Ángeles y Elvira, que, en fatal día, a otra hora y en otro medio de locomoción habían viajado a Barcelona para el concierto en el Palau de la Música Catalana. Jesús, Zazo, amigo y también cantante en el mismo cuarteto de Radiotelevisión Española, cantó una estrofa del himno 199 (HIEE), sustituyendo la palabra amado por amigo:

¡Adiós, amigo!, duerme en paz,
           en el Señor Jesús tendrás solaz;
           te amamos, sí, más Él aún te ama más.
           ¡Adiós, adiós, adiós!

Juan Ramón Gandía, voz baja en Voces de Nueva Vida, recordaba conmovido los años que pasaron juntos en la iglesia: «Tomás ha sido quien me contagió. Me hizo ver los grandes beneficios de la música». Más tarde, ya recuperada del accidente, su viuda, Reme, afirmó en confianza y paz: «El Tomás que yo conocía dejó de pertenecer al Coro de Radiotelevisión el 3 de febrero a las 10:30 de la mañana. En aquel instante ingresó en el Coro de la Gloria que se dedica eternamente a cantar alabanzas al Señor».

El servicio in memoriam tuvo lugar en la Iglesia Bautista de Usera, completamente a rebosar por la gran asistencia. El Coro de Radiotelevisión Española cantó cuatro números de música clásica y religiosa. También cantó el coro de la 1ª IEB de Madrid y varias participaciones de personas afines, además de los pastores José Cardona Gregori (1918-2007), Juan Luis Rodrigo Marín (1923–2008), José Núñez Moreno (1922–1993) y Juan Antonio Monroy Martínez (1929-). Su hermano, Carlos Garralón, tuvo unas palabras finales, agradeciendo a los presentes sus expresiones de amor: «Tengo la impresión que mi hermano, desde arriba, está observándonos y está diciendo: ‘¿Qué os pasa? ¿Por qué tenéis estas caras tan tristes? Tomás está en un lugar de felicidad eterna y nos corresponde seguir adelante en la victoria que el Señor nos da». El acto terminó con una canción de Tomás, grabada en cinta magnetofónica de una interpretación anterior en una iglesia, con el título ‘La muerte no me angustia más’.

Las palabras de Jesús Zazo, quien fue llevado a los pies de Cristo por Tomás, resumen el sentir de todos los que vivieron aquella temporal despedida: «Los que en esta vida te conocimos, Tomás, te damos las gracias por la influencia benéfica que dejaste por testimonio cristiano. Todos nosotros, que tenemos por nuestra fe la esperanza de la resurrección a una vida eterna y gloriosa, te decimos: ¡hasta pronto, Tomás, mañana nos encontraremos’».

La redactora de la noticia-reportaje en El Eco, Nela Whiten (1922-2011), expresaba: «No sabemos por qué, pero nuestro deseo es que su muerte sirva para la gloria de Dios». Pocos años después, en 1979, mediante el Departamento de Medios Audiovisuales de la UEBE, Jorge J. Pastor Mut (1949-) y Valentín Cueva Barrientos (1945-) editaron un casete-homenaje titulado ‘Eternidad’, que reproducimos íntegramente en el siguiente vídeo.

De las pocas composiciones que se cuentan en su haber, hay una que creó especialmente para la XXII Convención que se celebró en Badalona en 1974, y de la que ya hice una reseña en el capítulo ‘Inicios de los años setenta’. Incluyo el vídeo de ‘Convención’, con una interpretación contemporánea.


Bibliografía y documentación


· Los bautistas y su música (48)

 © 2025 Josep Marc Laporta

     1-       Himnarios para funerales
2-     El Cantor de La Mancha

1- Himnarios para funerales

Sin aún poder establecer una fecha concreta de aparición que, según algunas fuentes, podría situarse entre los años 60 y principios de los 70, los pequeños himnarios para funerales fueron un recurso para la evangelización en los cultos afines. Encontramos ejemplares en la Primera IEB de Madrid, en l’EEB de la Bona Nova y la EEB de Terrassa de la calle Galvani. El ejemplar de la congregación barcelonesa preludiaba así: «En medio de la complejidad de la vida moderna, de la ansiedad creciente del espíritu humano y de las atrevidas aspiraciones del hombre, ninguna palabra se revela más valiosa y oportuna para la humanidad que la de JESUCRISTO».

Denominado como ‘Himnos especiales para servicios fúnebres’, el pequeño himnario tenía una introducción bajo el título ‘Lo que es una Iglesia Evangélica Bautista’, donde se podía leer que «están organizadas según las normas del Nuevo Testamento. […], constituidas solamente de personas regeneradas, esto es, de las que ya tengan experimentado un sincero arrepentimiento de sus pecados y crean en Jesucristo como su único y suficiente Salvador». También aseguraba que la relación entre los miembros «es la de una absoluta igualdad de deberes y privilegios, resultando un régimen de verdadera democracia religiosa, donde no hay lugar para prerrogativas eclesiásticas de cualquier orden, recayendo sobre la propia congregación la entera responsabilidad en la determinación de sus destinos», remarcando que «Cristo es la cabeza de la Iglesia a través de la guía del Espíritu Santo». Asimismo, repasaba brevemente la importancia de las ordenanzas del bautismo y la Santa Cena, y que «todas nuestras doctrinas y preceptos están fundamentadas en las Sagradas Escrituras, consideradas como la autoridad suficiente y exclusiva en materia de fe y práctica religiosa». Y, citando el texto de 1ª Timoteo 2:5 y 6, declaraba que «predicamos, como los primitivos cristianos, la existencia de ‘un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres; Jesucristo Hombre, que se dio a sí mismo en rescate por todos’».

Los himnarios contenían un número de cantos menor a diez, con títulos conocidos de la época como ‘El dormir en Jesús es cesar’, ‘Voy al cielo, soy peregrino’, ‘A la luz, a la luz, al encuentro de Jesús’, ‘¡Oh, Salvador, ¡tierno Jesús!’ o ‘¡Más cerca, oh, Dios de Ti!’. Y junto a una invitación a participar en los cultos de adoración, «buscando con nosotros en las Sagradas Escrituras las respuestas divinas a las más profundas y trascendentes indagaciones del espíritu humano», se incluían los horarios de cultos, tanto de los domingos, mañana y tarde, como el del jueves de oración y estudio bíblico.

2- El Cantor de La Mancha

El Trovador de la Mancha o El Cantor de la Mancha. Así lo denominó su pueblo adoptivo, Munera, y de la misma manera El Eco Bautista citó a José Luis Castejón Blázquez en sus páginas. Nacido en València el 25 de diciembre de 1939, aunque trasladado a Munera a los tres años después de morir su padre, José Luis Castejón quedó ciego poco tiempo después de nacer por una negligencia médica. Sin embargo, la limitación física no fue obstáculo para disfrutar de una carrera musical prolífica. A pesar de su invidencia, de 1960 a 1968 estudió en el Conservatorio de Música de Sevilla, con matrículas de honor en toda la carrera. Asimismo, y en la misma época, estudió inglés en la Escuela Central de Idiomas de la capital del Guadalquivir, adquiriendo una facilidad bilingüe que poco más tarde completó con el francés en la Escuela Francesa de la misma capital. No obstante, donde destacó fue en la música, con la composición de múltiples obras populares, como pasodobles, rancheras mexicanas y otras composiciones, como el vals ‘Encantos de Viena’ o ‘Noches húngaras–Czarda húngara’, de la que se puede escuchar una versión interpretada por la Orquestra de Plectre Meliana de El Campello.

 Su dilatada trayectoria musical y social en La Mancha, resumida en la creación de una orquesta de pulso y púa en Munera, la composición de música popular o la creación del himno del Munera CF, le convirtió en una celebridad, hasta el punto de que muchos años más tarde, el 23 de septiembre de 2016, el nuevo centro musical del municipio del Campo de Montiel tuvo el honor de ser designado ‘Escuela de Música José Luis Castejón’. En el acto de inauguración, que se puede visionar más adelante en un vídeo, El Cantor de Munera dio un discurso lleno de sentido cristiano, que reproduzco íntegramente:

«Quiero agradecer este homenaje, en primer lugar, como autoridad, a nuestra señora alcaldesa, a todo el Ayuntamiento, y, naturalmente, a todo el pueblo de Munera; pero quiero agradecerle, este homenaje, a mi mejor amigo, el mejor amigo que nunca he tenido y que vosotros podéis tener. Me refiero a un obrero, en concreto a un carpintero: Jesús de Nazareth. A Él le debo todo lo que soy, me ha ayudado siempre en todo lo que ha dicho nuestro presentador. Y ¿por qué digo que es mi mejor amigo? Porque es el amigo de los ciegos. Yo me quiero parecer a los notarios, no quiero dar opiniones sin invocar leyes. Evangelio de San Juan capítulo 9. Hay ahí un ciego que el Señor Jesús fue amigo de él y le dio la vista. En el Evangelio de San Marcos, capítulo 10, hay otro ciego, que creo que debe ser el ciego Bartimeo; y en los cuatro Evangelios hay varios pasajes donde el Señor les dio vista, a los ciegos.

A mí me ha dado una cosa mucho más importante que la música: el que pueda ver a los demás por dentro como los ve Él. Y me contagié del sabio Salomón, libro de los Reyes, capítulo 3, creo que versículos del 3 al 15, donde Dios le dijo que estaba dispuesto a concederle una petición, al sabio Salomón. Y el sabio Salomón, que entonces era rey de Israel, le pidió sabiduría. Y nos dice la Biblia que eso le agradó a Dios, porque no pidió riquezas ni la vida de sus enemigos, ni nada. Y ¡hay que ver!, Salomón, el bien que ha hecho con los libros que ha escrito…, el libro de Proverbios, Eclesiastés, etc. Bueno, pues yo me contagié de él, y le pedí a mi amigo –sigo en plan notario– como mi mejor amigo.

Evangelio de San Juan, capítulo 15, ‘ya no os llamaré siervos,’ dice el Señor a sus discípulos, ‘os llamaré amigos’. Y, desde luego, me ha demostrado y me sigue demostrando, dándome sabiduría para hacer bien a los demás. Esas cuatro profesoras, la rondalla municipal y todo el bien que yo he podido hacer por Munera, y últimamente por Campello, donde sigo dando clases, porque yo no he parado. Este presentador, que ha presentado el acto, también es alumno mío, ha sido alumno mío; ahora en este momento es que no tiene tiempo para estudiar conmigo por lo mucho que tiene que hacer… Entonces, mi agradecimiento, como he dicho, para terminar, a la señora alcaldesa, al ayuntamiento, al pueblo de Munera y a mi mejor amigo, el Señor Jesús. ¡Muchísimas gracias!».

Pero volviendo a los años setenta, Castejón Blázquez pasó quince años en Sevilla, época en la que estudió música, idiomas y braille, y donde llegó al pleno conocimiento de la persona que transformó su vida, Jesús, el Salvador, vinculándose con la Iglesia Bautista de Sevilla. De sus muchas aptitudes poéticas, como las rimas espontáneas, rescatamos una hermosa trova de 1968, denominada ‘Enigma’:

Estaba yo afligido cierto día
          y en mi mente febril imaginaba
          que a todo cuanto existe preguntaba
          la causa principal por qué existía.
 
          Si cada enigma que ante mí tenía
          trataba de aclarar mi alma turbada,
          mi razón contestaba: no sé nada,
          y el ansia de saber me consumía.
 
          Busqué respuesta en la llamada ciencia
          para el hondo misterio de la muerte,
          y un silencio total, yermo e inerte,
          dejó paralizada mi conciencia.
 
          Ahogó mi vida la fatal sentencia;
          a solas lamentaba mi desgracia;
          y dijo Dios, mostrando su clemencia:
          ‘Si ahora no sabes, bástate mi gracia’.

 

En 1974 encontramos a José Luis Castejón en el Teatro Lope de Vega de Sevilla, dirigiendo el coro de la Cruzada de Evangelización que se celebró durante los días 27 al 31 de mayo, donde predicó el evangelista argentino Luis Palau. Junto al coro, Loida Miller actuó como solista, acompañándose del salterio, mientras que su esposo, Guillermo Miller, tocó el violín. En ese mismo año, Castejón escribiría un breve poema, ‘Antorcha’:

Es la Palabra de Dios
          el móvil más excelente
          que ayuda al alma creyente
          a marchar de Cristo en pos.
 
          Y cual antorcha de luz,
          al cansado peregrino,
          le va mostrando el Camino
          que lleva junto a la cruz.

En una entrevista para la revista Lecturas, de tirada nacional, José Luis Castejón afirmaba que «Hay que luchar contra la idea de que un ciego sólo sirve para vender cupones y de que es una carga para la sociedad». De manera que su vida laboral fue muy prolífica, puesto que el Ayuntamiento de Munera lo contrató como profesor de música e idiomas y bajo su tutela creó una academia de música que en 2016 el Consistorio la adoptó como propia, poniéndole el nombre del Cantor. Durante gran parte de su vida convivió con unas tías que se ocupaban de la logística familiar y personal en cuestiones en las que él no podía llegar. Laboralmente se especializó en el braille, autodenominándose «un estudiante perpetuo», aunque su modus vivendi era dar clases: «Hasta los diecisiete años estuve aquí, en Munera. Puede decirse que aprendí a tocar el acordeón solo. Y me fui a Sevilla porque deseaba saber más y aquí no tenía posibilidades. Allí aprendí braille y me matriculé en el Conservatorio, licenciándome en música». De Sevilla marchó a Inglaterra y a Francia, «donde trabajé como obrero. Prestaba mis servicios en la confección de una revista evangélica en braille». Sus clases para personas videntes son un acontecimiento social: «No sólo no tengo problemas en dar clases a personas videntes, sino que es un verdadero goce. Disfruto trabajando con ellos. Incluso utilizo la pizarra. ¿Cómo? Pues a través de lo propios alumnos. Yo les enseño a utilizar su vista. Si el ciego está limitado físicamente, el vidente es esclavo de la imagen. Cada día utilizo la pizarra, con gráficos que me invento. Son clases participativas».

Según una extensa reseña en El Eco Bautista de la que entresaco algunos breves párrafos, José Luis Castejón «compone música y redacta la letra. Estudia lenguas y recita en inglés con la misma facilidad que en castellano. Por eso no le preocupa actuar en el extranjero. Ya lo ha hecho en diferentes y lejanos lugares y ahora proyecta una gira por Estados Unidos, tras su experiencia en la Columbus University, para estudiantes americanos, con un recital bilingüe, casi todo en inglés, y otro más reciente, también en la ciudad del Guadalquivir, a un grupo de estudiantes internacionales del Instituto de Lenguas Modernas. Idénticos éxitos conquistó en los recitales de València, en la ONCE, de Jerez de la Frontera y Madrid, así como en la Base Aérea de Morón de la Frontera (todo en inglés) y en el Círculo Mercantil de dicha ciudad gaditana. Entrevista y grabaciones en emisoras de distintas ciudades y en Televisión Española, le han acreditado como genial en su estilo».

En diversas ocasiones participa en diversas congregaciones bautistas, como en 1974 en Albacete, en la que «recreó nuestro oído con la música y nuestro corazón con el mensaje de la Palabra», o en 1979 en el Festival de Jesús en Sevilla, interpretando sus trovas evangélicas. También participó en los dos primeros campamentos de música celebrados en Dénia.


Bibliografía y documentación