© 2013 Josep Marc Laporta
1- Algunos datos relevantes
2- Europa: 7-25-50
3- África: 14-2-2
4- Estadísticas de una condena
2- Europa: 7-25-50
3- África: 14-2-2
4- Estadísticas de una condena
África, enferma; Europa, agonizante, podría ser otro
titular alternativo sobre el contraste social, económico y político que existe entre
el continente negro y el viejo. La condena de África es una realidad estadística
auspiciada por la insaciable hambre de los europeos de poseer mayor nivel de
vida a costa del expolio
de todo un continente. Los números confirman la hipótesis: África tiene una salud enferma y Europa, junto al resto del mundo desarrollado, agoniza en el espejismo de su buena y excesiva salud. Los índices entre uno y otro continente reflejan no solo la distancia cultural y social que nos separa, sino la gran indiferencia ética de los europeos hacia los africanos, mediante el expolio sistemático de sus riquezas ancestrales.
de todo un continente. Los números confirman la hipótesis: África tiene una salud enferma y Europa, junto al resto del mundo desarrollado, agoniza en el espejismo de su buena y excesiva salud. Los índices entre uno y otro continente reflejan no solo la distancia cultural y social que nos separa, sino la gran indiferencia ética de los europeos hacia los africanos, mediante el expolio sistemático de sus riquezas ancestrales.
ALGUNOS DATOS RELEVANTES
Este año, en África, morirán cerca de un millón de
personas tan solo por la picadura de un mosquito; unos 2.000 niños por día. La
malaria, transportada por el caprichoso aguijón de un insecto, reparte maléfica
suerte entre los habitantes del continente.
En el África subsahariana, uno de cada 20 adultos
está infectado por el VIH, siendo la región más afectada, ya que el 68% de la
población mundial VIH-positiva vive en este continente. La cifra es espeluznante:
35 millones de personas infectadas, prácticamente toda la población española
exceptuando Andalucía.[1]
Pero lo datos recrudecen aún más la perspectiva: más
de la mitad de la población africana no tiene acceso al agua potable; más de
dos terceras partes se ven privadas de instalaciones sanitarias satisfactorias;
una persona de cada tres sufre hambre crónica; uno de cada cinco niños
africanos no tiene acceso a la educación primaria; tres de cada cinco tiene
insuficiencia ponderal; y dos de cada diez no llegará a cumplir los diez años.
Sin embargo, las estadísticas revelan otras profundas
y estructurales desigualdades. Mientras en Europa disponemos de una media de 35
médicos por cada 10.000 habitantes, en el África subsahariana tan solo hay dos (VG.: en Kenia solo uno, en Sudán tres y en Etiopía menos de uno).[2] Y si
en Europa hay 63 camas hospitalarias por cada 10.000 habitantes, en África tan solo
hay nueve, (VG.: en Kenia 14 y en Tanzania 10).[3] Otro
dato revelador: en nuestro continente tenemos 70 enfermeras y parteras por cada
10.000 habitantes, en África, de media, tan solo 12 por el mismo número de
ciudadanos (VG.: dos en Etiopía o 13 en Uganda).[4] Las
desigualdades están desproporcionalmente repartidas; y los sufrimientos,
también.
Bill Gates, fundador de Microsoft y uno de los
principales donantes en el campo de la salud internacional, es uno de los mayores
inversores para la erradicación de la pobreza, con subvenciones que superan los 1.000
millones de dólares. Pero, a pesar de la exorbitante transacción del magnate
informático y de los múltiples esfuerzos solidarios internacionales, la salud sigue
estando enferma en el continente negro. Tan solo el África subsahariana, que
cuenta con menos del 10% de la población mundial, sufre aproximadamente la
mitad de las muertes de menores de cinco años en los países en vías de
desarrollo. Y aunque la cobertura de la inmunización en niños y niñas de un año
de edad ha mejorado sustancialmente, especialmente por la acción de UNICEF, no
cabe duda de que las cifras afrentan la cómoda estabilidad social de los
occidentales.
Europa: 7-25-50
Si comparamos la realidad africana con las variables
europeas, nos encontraremos con respuestas numéricas estremecedoras: 7-25-50. Estas
tres cifras, sencillas de leer y de memorizar, contienen el secreto de nuestra
opulencia y de las grandes desigualdades que postulamos respecto a África. La
Unión Europea representa el 7% de la población del planeta, tiene el 25% de la
producción y el 50% del gasto social mundial.
Estos datos indican que respecto a la población total
somos muy pocos europeos: unos 500 millones entre 7.000.[5] No
obstante, a pesar de ser tan pocos, acumulamos una cuarta parte de la riqueza
de todo el planeta. La Unión Europea es la economía más grande del mundo, con
el 16% de las exportaciones mundiales; la primera potencia comercial, por
delante de China y los EUA.[6] Pero el
dato más relevante en contraste con los anteriores es el siguiente: copamos la
mitad del gasto mundial en salud y sus derivados asistenciales (50%). Somos la mayor
potencia mundial en gasto social. Prácticamente destinamos uno de cada tres
euros que producimos (el 29’4% del PIB) a políticas sociales, aumentando la
esperanza y el nivel de vida de manera exponencial.[7]
África: 14-2-2
Ahora vamos a África: 14-2-2. El continente negro significa
el 14% de la población mundial, tiene el 2% de la producción mundial y el 2% de
gasto social. Estos datos manifiestan que África, en comparación con Europa y
por su extensión, está prácticamente deshabitada; tiene una ínfima parte de la producción
mundial pese a la gran explotación de sus materias primas por parte de empresas
occidentales; y el gasto social y sus derivados asistenciales es de mínima
subsistencia, incluyendo en ello las grandes aportaciones solidarias del primer
mundo.[8]
Cerca de 1.000 millones de africanos –entre 7.000 millones de habitantes del planeta– significan el 14% de la población mundial. No obstante, pese a un muy
lento crecimiento, su economía es solo el 2% mundial y significa menos del 1%
de las exportaciones mundiales; lo que implica que pese a poseer el 60% de las
tierras potencialmente cultivables del planeta [la mayor extensión], tan solo
siembra y trabaja el 10% de tierra cultivable. Sin embargo, que solo invierta
un 2% en gasto social y políticas de salud, hace de África un continente
perdido en su propia indigencia, en seria deriva hacia una profunda pobreza
estructural y sociosanitaria.
ESTADÍSTICA DE UNA CONDENA
Los números
cantan. Que Europa represente el 7% de la población mundial –frente al 14% de los africanos– y que ese exclusivista 7% reúna en sus
entrañas el 50% del gasto social del planeta –frente el 2% del continente
negro–, explica cómo el primer mundo, históricamente, se ha aprovechado hasta
la saciedad de África, hasta el punto de no solo vaciar su riqueza natural,
minera y agropecuaria, sino de desprotegerla socialmente, sanitariamente y estructuralmente.
Es decir, expresado en otros términos y transformando los números en realidades
tangibles: los europeos aumentamos el nivel de salud, sanidad, bienestar social
y esperanza de vida de manera supremamente proporcional a cómo expoliamos a los
africanos su nivel de vida, su bienestar social, su sanidad y su esperanza de
vida. Cada europeo que vive más de 60 años y alcanza a cobrar una pensión
vitalicia, condena a la muerte prematura a cuatro africanos, solo por el hecho
de alcanzar su bienestar social.
Sin embargo, las variables de la pobreza estructural
africana realmente podrían estar aún en sus inicios, ya que los ojos del
planeta han virado hacia los recursos agrónomos del continente negro por la
gran urgencia de alimentos que se estima que para el 2050 la población mundial demandará.
África alberga más de la mitad de la tierra cultivable del planeta y la FAO
advierte que para el 2050 la población mundial necesitará 71 millones de
hectáreas adicionales para alimentarse. África podría convertirse en el granero
del mundo, lo que significaría un nuevo expolio a cambio de un supervisado
crecimiento económico del continente y a costa de un mejor nivel de vida y de las
políticas sociales de sus habitantes.
El Banco Mundial ha plasmado en el trabajo Growing
Africa: Unlocking the Potential of Agribusiness, publicado en marzo del 2013,
que África podría crear un mercado de alimentos en 2030 de un billón de dólares
si abriera sus puertas a la entrada masiva de capitales, empresas y tecnología
extranjera. Pero esta propuesta nos obliga a la oposición por parte de la
mayoría de las organizaciones no gubernamentales, ya que esa idea beneficiaría
al mercado de los especuladores financieros de Londres, Nueva York o Pekín. El
proceso de usurpación de terrenos significaría echar a los campesinos nativos y
dárselos a los inversores foráneos para que produzcan más, con extensos e intensivos monocultivos,
propiciando una nueva colonización estructural del continente, manteniendo y
aumentando la pobreza, indefinida en el tiempo, prácticamente eterna.
La relación entre Europa y África es la estadística
de una condena. Se estima que para el 2050 África doblará su población, llegando
a los 2.000 millones de habitantes, generando más conflictividad social si no
se mejoran las políticas sanitarias y sociales. Si, como ya sucedió en los
últimos siglos de colonización y explotación minera, el continente negro es observado codiciosamente
desde Europa y el mundo desarrollado como el gran granero planetario del futuro, la urgencia
de la producción agrícola del primer mundo, con extensos e intensos monocultivos, llevará a África a una nueva
condena, a una nueva y permanente colonización ilustrada y financieramente especulativa. Sobre el continente negro se
cierne una nueva hipoteca primermundista que esclavizará la salud de sus
habitantes, retrasando las inversiones en gasto social y la viabilidad de sus
estructuras sanitarias.
[1] Países más desarrollados del
continente, como Swazilandia o Sudáfrica, tienen un
porcentaje de más del 22% de infectados por el virus VIH.
[2] En Etiopía y Tanzania menos de
uno; en Uganda y Kenia uno; y en Sudán, tres.
[3] En Uganda, cuatro; en Tanzania,
once; en Sudán, siete; en Kenia, catorce; En Sudáfrica, veintiocho; y en
Etiopía, dos.
[4] En Etiopía y en Tanzania tan solo dos por cada
10.000 habitantes; en Sudáfrica 41; en Kenia, doce; y en Uganda, 13.
[5] Cuando nuestro siglo llegue a su ecuador, los
europeos tan solo seremos el cinco por ciento de la población mundial.
[6] Con el 7% de la población producimos el 25% de la
riqueza mundial, lo que manifiesta nuestra extraordinaria capacidad productiva.
No obstante, estos números no son tan perfectos como parecen: Europa está
estancada económicamente, endeudada y tiene un récord de parados, unos 26
millones de personas. Además, Europa tiene un problema de dependencia
energética muy acusado, ya que importa el 54% de la energía que consume, un
porcentaje que llega al 85% cuando se trata del petróleo o del 62% respecto al
gas.
[7] Las políticas de salud, que han permitido a los
europeos disfrutar de una esperanza de vida récord, se llevan el 11% de lo que
producimos y las pensiones que dignifican a nuestros mayores un 12%. Pero aún
con todo ese gran esfuerzo, en la UE hay 40 millones de personas que viven en
situación de extrema pobreza y exclusión social.
[8] Indicadores de Gasto Público
Social Centro de Estudios de las Finanzas Públicas.
© 2013 Josep Marc Laporta
Solo veo numerossssss. Esta muy bueno , pero estoy mareado con tanta estadisticaaaaaaaaaa. En serio, macanudo!!
ResponderEliminarlos datos cantan, y el peligro de convertir Africa en nuesta despensa a costa de su salubridad es muy alta. Tengo la impresión de que muchas de nuestras acciones estratégicas en la salud simplemente ponen parches y no alcanzan para tanta necesidad. Este articulo tan etadístico debería servir para la sensibilización. Ahora estamos sensibilizados con la crisis económica occidental, y estamos desatendiendo en cuanto a sensibilidad otras realidades. Si que nuestros paises son importantes y necesitamos priorizar, pero vale más una vida europea que una africana? O solo es cuestión de poner parches? Hemos de influir mas en las políticas estatales sino nada tiene solucion ... Ellos tienen la llave de muchas cosas pero el capitalismo tiende a ser un rodillo de intereses que arramba con todo.
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