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· Semiótica del debate Obama-Romney (2)


© 2012 Josep Marc Laporta

El segundo debate entre los candidatos a las elecciones presidenciales de EE.UU. no defraudó. El candidato demócrata a la reelección, Barack Obama, pasó al ataque para intentar contrarrestar la buena impresión que su rival republicano, Mitt Romney, dio en el primer cara a cara, y que le hizo subir en las encuestas. Pero a diferencia del primer debate, el presidente jugó bien su carta escénica: en todo momento se mostró más seguro y cómodo sobre el escenario, acercándose tanto a la moderadora como al público, procurando mirar a todos los presentes de manera igualitaria y declamando con firmeza.

Las corbatas cambiaron de bando. Si en el primer encuentro Obama lució una elegante corbata azul y Romney una de color rojo con detalles azul y dorado, en este segundo round el presidente saltó a la palestra con una corbata de tono bermellón, mientras que su contendiente se presentó con una azul de visibles rayas blancas. El cambio cromático respecto al anterior debate pretendía en Obama ofrecer una versión presidencial más agresiva, aunque matizada; y en Romney una muestra de firmeza y poder. El azul contrastado con las franjas blancas indica claridad, fortaleza y decisión.

El presidente rectificó notablemente los errores del anterior debate. Uno de ellos, la mirada perdida hacia el suelo sin dirección definida, quedó subsanada con la vista directa hacia sus interlocutores, sin vacilación. La mirada franca a los ojos de las personas que preguntaron, a los rostros de los individuos de alrededor o a la conductora del programa, fue evidencia de su clara determinación dialéctica. Por su parte, Romney no aportó nada nuevo en cuanto a la semiótica del anterior debate. Se mostró seguro de si mismo, con buena preparación y una puesta en escena sin muchas complejidades, pero bien trabajada. Básicamente una teatralización del porte, el gesto visual claramente horizontal y la media sonrisa algo prefabricada. En ciertos momentos se le observaron algunas miradas de abajo hacia arriba, una clara indicación de análisis y desconfianza.

Romney es diestro; Obama, zurdo. Este detalle es muy importante para observar con qué mano tomó cada uno el micrófono y sus implicaciones semióticas. El gobernador habló con el micrófono en su mano derecha, su mano más hábil. Por su parte, el presidente también tomó el micrófono con la mano derecha, pero en este caso la diestra es su mano más torpe, gestualizando con la mano izquierda, la más hábil. Estos aspectos ilustran los entresijos psicológicos y comunicacionales de cada candidato.

En primer lugar es necesario remarcar que la tendencia habitual es coger el micrófono con la mano más torpe para dejar la hábil libre y así gestualizar con libertad y seguridad. Éste fue el caso de Barak Obama, tomó el micrófono con su mano más torpe, utilizando su mano hábil, la izquierda, para apoyar sus palabras. Mit Romney hizo lo contrario: su mano derecha, la hábil, fue la que tomó el micrófono, dejando la menos hábil, la izquierda, libre para escenificar sus palabras.

Estos detalles semióticos revelan dos cuestiones a tener en cuenta. Primero: puede transmitir cierta desconfianza de Mit Romney en sus propias posibilidades. Tomar el micrófono con la mano hábil indicaría que necesita de la fuerza de la palabra para convencer el auditorio, aunque quedando inhabilitada por el micrófono. Y segundo: neurológicamente, la mano hábil que queda retenida conteniendo un objeto, tiene relación con el hemisferio contrario. En Romney, siendo diestro, el hemisferio izquierdo especializado en el manejo de la lógica, del lenguaje articulado, del control del aparato fono articulador, del pensamiento proporcional o del procesamiento de la información, queda relacionado con la mano inarticulada, con el micrófono. Al contrario, en Obama, al controlar el lado izquierdo del cerebro la parte derecha del organismo, aún no siendo diestro, denotaría un mayor dominio explicativo al utilizar la mano hábil, la izquierda, para apoyar y afirmar sus propias palabras.

La fuerza de un mensaje se observa en la mirada. Tanto el presidente como el gobernador evidenciaron su preparación teórica y práctica para el debate, así como la seguridad en sus convicciones y propuestas políticas. Miraron con decisión a sus interlocutores, mostrándose seguros. No obstante, el salto cualitativo de este segundo debate lo dio Barak Obama, al mostrarse más en su línea habitual de comunicador inteligente. Es cierto que el presidente es mucho mejor lector del telepronter que el gobernador, y que cuando ha de tejer un discurso espontáneo es más lento en su locución. En este terreno, Romney, por habilidades naturales y facilidad discursiva, acostumbra a ganar la partida. No obstante, Obama, pese a disponer de una reacción más lenta e imprecisa, mantuvo un nivel alto de comunicación. De hecho, en el presidente se le observó la preparación que adoleció en el anterior debate.

Cuando reparamos en los movimientos de las manos, los dibujos de ambos fueron similares. Es por ello que no podemos observar diferencias significativas o mensajes concretos a través de esta gestualidad. Mit Romney acostumbró a expresarse con la mano más abierta, mientras que Barak Obama lo hizo con los dedos en terminación direccional. En el gobernador, la mano abierta indicó claridad de ideas y disponibilidad. En el presidente, la mano acostumbradamente más cerrada y con los dedos en terminación unificada indica mando y autoridad, en correspondencia con su cargo.

No osbtante, como apunté anteriormente, la mano con que cada uno sostuvo el micrófono delató detalles escondidos de su semiótica comunicativa. Un elemento a tener en cuenta es que en todo el debate, tanto Obama como Romney siempre mantuvieron el micrófono en la misma mano: los dos en la derecha, y nunca y en ningún momento lo cambiaron a la izquierda. Este detalle es de vital importancia, revelando hábitos concretos de cada canditado y aspectos semióticos de expresividad. El presidente es zurdo, y en todo el debate actuó con esa mano libre para expresarse con determinación. El gobernador es diestro, esclavizando su expresividad con la sujeción del micrófono. Pese a actuar con la mano izquierda más abierta que Obama, Romney desveló cierto inmovilismo al someter su mano derecha, la hábil, a la sujeción del micrófono.

El caminar y los movimientos por el enmoquetado también desvelaron detalles significativos. A Romney se le observó más cauto. Sus pasos acostumbraron a ser más prudentes, como si caminara con cuidado y precaución. Por su parte, Obama se movió con mucha más soltura, tal vez por su posición privilegiada de presidente, y, también, por la decisión, prevista de antemano, de ser más agresivo en la dialéctica. No dudo que esto último fuera determinante en sus movimientos por el escenario de la Universidad Hoftstra de Long Island, Nueva York.

¿Quién ganó el debate? Desde la gestualidad y la semiótica podríamos determinar que quedó en tablas. Pero en los últimos quince minutos –tras un claro error de Romney que quedó en pública evidencia al usar un dato erróneo que la presentadora corroboró como incierto dejándolo como mentiroso– el gobernador se vino abajo y el presidente acabó con mayor seguridad en si mismo. En ese momento pudimos conocer al Romney más inseguro. Su rostro delató su fracaso y la permanente media sonrisa que, personalmente considero postiza, se desencajó y mostró su lado más oscuro. El firme lenguaje corporal que los dos candidatos mostraron en todo el debate, se vio alterado en Romney. Obama se mantuvo elegante y seguro hasta el final, aprovechando el traspié de su contrincante. Semióticamente quedaron en tablas, pero Obama ganó en los metros finales.

Cabe destacar el modelo de debate, ávido, fresco y comunicativo. Sin duda, un acierto, tanto por el formato televisivo como por la elección escénica, el tipo de preguntas y los espectadores preseleccionados. El ritmo rápido y correctamente minutado proporcionó un buen contraste de ideas y opiniones que, aunque muchas quedaron sin resolver, dejó en el espectador un claro resumen de lo que pretende y postula cada candidato.


© 2012 Josep Marc Laporta.

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2 comentarios:

  1. Gamix01:59

    Excelente aportación semiótica. Espero con atención el artículo del último debate. Estan siendo muy clarificadores. Gracias.

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  2. Mag MacCarry02:01

    Gracias por las lecciones de semiótica y gestualidad comunicativa. Son muy interesantes los artículos.

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