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· Los bautistas y su música (20)

 © 2022 Josep Marc Laporta

1- Asambleas, congresos y convenciones
2- La Convención Cristiana de 1876
3- Conferencia Alianza Evangélica Española de 1878
4- I Congreso Evangélico Español (1919)
5- II Congreso Evangélico Español (1929)
6- Conferencia de obreros (1930)
7- III Congreso Evangélico Español (1934)

        1- Asambleas, congresos y convenciones

     Los cantos y la música de las asambleas, congresos y convenciones interdenominacionales tuvieron mucha ascendencia en la alabanza de las congregaciones evangélicas españolas. Con la intención de definir específicamente la influencia de los cantos congresuales en la himnología en general y en especial en la bautista, me propongo resumir los perfiles históricos y musicales de los encuentros interdenominacionales más destacados.

        2- La Convención Cristiana de 1876

        Como ya apunté en anterior capítulo, en la historia evangélica española una de las primeras reuniones más concurridas fue la Convención de Esfuerzo Cristiano celebrada en Zaragoza en 1900, cuyo cancionero aportó al canto congregacional algunos himnos de marcha que posteriormente serían muy apreciados por los bautistas. La Convención de Zaragoza y las siguientes fueron sorprendentes por el éxito de asistencia y el estímulo que supuso para la realización, pocos años más tarde, del primer Congreso Evangélico Español. Pero aquella Convención de Zaragoza no fue la primera asamblea de carácter interdenominacional que se realizaba en España, puesto que años antes se habían celebrado en Madrid dos actos de ámbito nacional.

        El primero de ellos tuvo lugar del miércoles 19 de abril al lunes 24 de 1876, definido por el programa y la prensa como Convención Cristiana. Con reuniones de mañana, tarde y noche se celebraron en las iglesias de la calle Madera, Calatrava y Leganitos de Madrid encuentros de pastores y obreros evangélicos. Cada mañana, de ocho a nueve, había una reunión de oración y después otras con discursos. Por las tardes se trataban diferentes métodos de evangelización y se leían memorias sobre el estado de la obra en España. Y por las noches se celebraban reuniones públicas de evangelización. Por la mañana y por la noche del domingo hubo cultos en todas las iglesias, y en una de ellas se celebró a las cuatro de la tarde la Santa Cena para todos los participantes de la Convención, que terminó el lunes 24 con una reunión de oración matutina y una gran convocatoria de evangelización por la noche.

        De todos los actos es de destacar el modelo de culto del día 24, poco habitual en nuestro siglo, con cánticos, oraciones y lecturas bíblicas, pero sin ningún discurso expositivo. Así lo narraba el periódico La Luz: «El punto culminante pareció ser la última reunión de oración celebrada el día 24 por la mañana. Reunión especial en su clase; en ella no hubo sino alabanza al Señor, petición, cánticos y la lectura de versículos escogidos de la Palabra de Dios sin comentario alguno. Y grande fue también la bendición habida en la última reunión de evangelización celebrada ante una numerosa concurrencia en la noche del día 24, consecuencia lógica aquella bendición de la recibida en la reunión de oración de la mañana».

        Organizado y promocionado por las iglesias episcopales y congregacionalistas con la dirección ejecutiva de Guillermo Gulick, aquella Convención de 1876 seguramente tuvo presencia bautista. Es probable que el misionero y pionero de la obra bautista en España, William I. Knapp, asistiera, partiendo definitivamente del país en noviembre del mismo año. Junto a Knapp es previsible que el pastor bautista en la iglesia de Madrid, Manuel de Canencia, también estuviera presente. Sin embargo, una posible pista de representación bautista nos la ofrece el libro de canto usado: el Himnario Evangélico para uso de las Iglesias Evangélicas, coleccionado y en parte compuesto por Juan Bautista Cabrera. Entre otros himnos, de aquella recopilación de 1871 se cantó Cantad alegres al Señor, con texto del misionero y pastor bautista William I. Knapp, que correspondía al número 251. También se divulgaron himnos como Dad a Dios inmortal alabanza (33), Castillo fuerte es nuestro Dios (342), Del frígido Pirene (332) o Dios nuestro apoyo en los pasados siglos (18).

        3- Conferencia de la Alianza Evangélica Española de 1878

        También organizado logísticamente por Guillermo Gulick desde Santander, dos años más tarde, del 23 al 26 de abril de 1878 se celebró en la capital del país una nueva conferencia o asamblea, esta vez convocada por la Alianza Evangélica Española. Como en la anterior, se celebraron reuniones mañana, tarde y noche, precedidas por encuentros de oración a las ocho y media de la mañana. Y también tuvieron lugar en las iglesias de la Madera, Leganitos y Calatrava, por ser los locales de mayor capacidad. La lista de pastores participantes fue larga, con nombres destacados como Juan Bautista Cabrera, Felipe Orejón Delgado, Cipriano Tornos, Francisco de Paula Ruet, Federico Fliedner, Carlos Faithfull, Alexandre Louis Empaytaz o Alberto Fenn, y los pastores bautistas Manuel Canencia de Madrid y Ricardo P. Cifré de Barcelona. En total se contabilizaron 23 obreros de distintos puntos de la geografía española, además de miembros de las iglesias de Madrid. El himnario de cantos fue el mismo que en la anterior convocatoria: el Himnario Evangélico para uso de las Iglesias Evangélicas, coleccionado y en parte compuesto por Juan Bautista Cabrera, editado en 1871.

        4- I Congreso Evangélico Español (1919)

        Después de los encuentros de pastores y obreros mencionados de 1876 y 1878 y tras las primeras convenciones de Esfuerzo Cristiano, se empiezan a contabilizar nuevas convocatorias de ámbito nacional e interdenominacional. El primer Congreso Evangélico Español se celebró en Madrid los días del 7 al 12 de mayo de 1919, con 492 congresistas y la presencia bautista de Juan Uhr en la Comisión Consultiva y Ambròs Celma en la Comisión de Propaganda. También asistieron Nicolás Bengtson y Antonio Esteve sin ninguna responsabilidad, aunque según programa predicaron en la iglesia bautista de calle Lavapiés el domingo día 10. No obstante, no hubo representación bautista en la Comisión de Música, que estuvo compuesta por Pepita Cabrera, Felipe Orejón Garrido, Wayne H. Bowers, Juan Fliedner, quienes designaron los himnos que se incluyeron en el programa del Congreso, formando también un coro de unas setenta voces dirigido por Felipe Orejón Garrido.

        Los himnos del I Congreso Evangélico Español fueron los siguientes, que excepto los números 6, 7, 14 y 18, el resto quedaron recogidos en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España.

1- Alma bendice al Señor
2- Cantad alegres al Señor
3- Dad a Dios inmortal alabanza
4- A nuestro Padre Dios
5- ¡Santo, Santo, Santo!
6- De Jesús el nombre santo
7- En Jesús mi esperanza reposa
8- Más cerca, oh Dios, de Ti
9- Ven a nuestras almas
10- A Jesucristo ven sin tardar
11- Señor, heme en tus manos
12- Nobles sinceros y fieles en todo
13- La historia de la redención
14- ¿Quiénes son estos de radiante rostro?
15- Firmes y adelante
16- Despertad, despertad, oh cristianos
17- Jesús yo he prometido
18- ¿Teméis que el enemigo pronto vencerá?
19- Iglesia de Cristo, reanima el amor
20- Al trono excelso do en inmensa gloria
21- La causa es tuya, ¡oh, Salvador!
22- Del frígido Pirene al Calpe nebuloso
23- Castillo fuerte es nuestro Dios
24- Dios hasta aquí me acompañó
25- Dios te guarde hasta volverte a ver


        De todos los himnos que se acostumbran a cantar en congresos, convenciones o reuniones masivas, siempre hay uno o algunos que sorpresivamente alcanzan notoriedad y popularidad. En todos las convocatorias congresuales se descubrieron o redescubrieron nuevos cantos. En el I Congreso Evangélico Español destacaron dos por la gran aceptación de los asistentes: La causa es tuya, ¡Oh, Salvador! y A Jesucristo ven sin tardar.

            La bella melodía de La causa es tuya, ¡Oh, Salvador! (HIEE 186) fue obra del director de orquesta de la catedral de Salzburgo, Johann Michael Haydn (1737-1806), hermano del compositor Franz Joseph Haydn (1732-1809). Fue compuesto como un himno llamada de la congregación mientras en el altar se leían los textos correspondientes. Las dos primeras estrofas las escribió Samuel Preiswerk (1799-1871) y Felix von Zarema (1794-1874) hizo lo mismo con la tercera, mientras que la traducción al castellano fue obra de Federico Fliedner (1845-1901). La siguiente interpretación es una deferencia de la formación coral alemana Das Solistenensemble.

        El himno A Jesucristo ven sin tardar (HIEE 488) fue escrito por George Frederick Root (1820-1895), con la tonada Come to the savior y traducido por Juan Bautista Cabrera Ivars (1837-1916). El siguiente vídeo recoge la versión de The Table Singers, una formación coral menonita que registra himnos antiguos, tal como acostumbraban a cantarlos en sus servicios religiosos: alrededor de una mesa.

  

      5- II Congreso Evangélico Español (1929)

Celebrado bajo la dictadura de Primo de Rivera y coincidiendo con la Exposición Universal celebrada en Barcelona, el II Congreso Evangélico Español reunido del 14 al 18 de agosto de 1929 fue un hito dentro del protestantismo nacional con 613 congresistas. Bajo la dirección de un colegiado equipo de pastores y obreros dividido en distintas comisiones, por parte bautista Ambròs Celma fue el secretario de la Comisión Consultiva y Julio Nogal uno de los vocales. Asimismo, Celma también fue vocal de la Comisión de Programa y Nicolás Bengtson de la Comisión de Música y Propaganda, mientras que el misionero Leroy David lo fue de la Comisión de Recepción. En el programa participó Antonia Zapater con el discurso El Evangelio y la mujer; Samuel Vila fue auxiliar de la ponencia El Evangelio para los niños y los jóvenes; y Everett Gill tuvo a su cargo un discurso de recepción a los delegados extranjeros. También, dentro del programa y coincidiendo con el Congreso, Antonio Esteve, Francisco País y Julio Nogal predicaron en las reuniones dominicales de mañana y tarde en la iglesia bautista de la Riera Sant Miquel.

Respecto a la Comisión de Música en la que Nicolás Bengtson fue miembro, el rotativo España Evangélica recogió algunas de las conversaciones preparativas: «Las reuniones de la Comisión de Música son muy particulares. No es sólo el secretario, que acude con la cartera repleta, sino todos los miembros que a ella pertenecen. Y sobre la amplia mesa de trabajo se ven músicas, libros de música, himnarios… Uno dice: ‘Creo que deberíamos cantar este himno’, y empieza a entonarlo. Otro, para asegurarse mejor de la música, se acerca al piano y se acepta este himno y otros. ¡Hay tantos himnos bonitos! Pero luego ven que no todos pueden ser aceptados, porque se dan cuenta que en el Congreso no sólo se ha de cantar, sino que han de tratarse asuntos tanto o más importantes que el canto».

La Comisión de Música también reunió un coro de más de cien voces de entre las iglesias evangélicas catalanas que fue dirigido por Samuel Payne (hijo), con la asistencia artística de la Comisión de Música formada por Josep Capó, Nicolás Bengtson, Pepita Cabrera, Agustín Morales, Felipe Orejón Garrido y el mismo Samuel Payne. En el armonio y acompañando los himnos e intervenciones del coro es de destacar el joven Samuel López de la iglesia bautista de Barcelona que, según las crónicas de la época, lo hizo «con gran maestría y gusto depurado». Pocos años más tarde, Samuel López sería director de coro en las congregaciones bautistas de Barcelona y Badalona.

Como aspecto novedoso, el II Congreso gozó de un himno lema escrito por el pastor y poeta Claudio Gutiérrez Marín (1902-1988). Usando una melodía de Richard S. Newman (1850-1927) con la tonada Merridale, Gutiérrez Marín desarrolló un texto en cuatro estrofas con el título Oh tú, Santo Evangelio, que surges del Dios mismo. El siguiente vídeo es una interpretación con órgano de tubos:

Además de este canto lema, los himnos del Congreso fueron los siguientes, que excepto los números 1, 2 y 11 el resto quedaron recogidos en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España.

2- Aquí juntos reunidos
3-¡Gloria a Dios!, porque su gracia
4- Venid, nuestras voces alegres unamos
5- ¡Cuán inmenso es tu amor, Salvador mío
6- En medio de este mundo tenebroso
7- Iglesia de Cristo, reanima el amor
8- Ven a nuestras almas, Espíritu Santo
9- ¡Biblia preciosa, de Dios enviada!
10- El Evangelio santo anuncia al pecador
11- Esparcid por los aires el alegre sonido
12- Pecador, Jesús te llama
13- ¡Salvación!, oh voz bendita
14- ¡Oh gran Dios, tres veces santo!
15- ¡A la luz, a la luz!
16- Aparte del mundo, Señor, me retiro
17- Castillo fuerte es nuestro Dios
18- Cristiano, alaba a tu Señor
19- Despertad, despertad ¡oh cristianos!
20- ¡Más que vencer!, tal es nuestra divisa
21- Peregrino en el desierto
22- ¡Trabajad!, ¡trabajad!
23- Ved que acercándose el día va
24- Al trono excelso do en inmensa gloria
25- Del frígido Pirene al Calpe nebuloso
26- Engrandecido sea Dios
27- Nobles, sinceros y fieles en todo
28- Oíd, oíd lo que nos manda el Salvador
29- Despide ahora tu grey
30- Con gran gozo y placer
31- Dios te guarde hasta volverte a ver

De todos los himnos entonados en  las sesiones del Congreso, dos destacaron de manera significativa. Las crónicas narran que Con gran gozo y placer fue cantado con «mucha emoción en las reuniones por los congresistas», como himno de inicio. Teniendo en cuenta que hasta entonces Dios te guarde hasta volverte a ver era un canto que también tenía mucha predilección a raíz de las convenciones de Esfuerzo Cristiano al cantarse a menudo para concluir los actos, la aparición de uno de bienvenida fue un grato descubrimiento para los asistentes al Congreso.

El himno en cuestión proviene de una melodía denominada Over Jordan de James Ramsey Murray (1841-1905) en 1872, a la que en 1902 Enrique S. Turrall (1867-1953) adjudicó aleatoriamente un texto de bienvenida distinto al original de Mary B. Slade (1826–1882). En el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España apareció con el número 414. La siguiente interpretación es una deferencia del Coro Monumental Hermosa Provincia de Guadalajara, México.

Un segundo himno a destacar es Más que vencer!, tal es nuestra divisa (HIEE 159), un antiguo canto muy celebrado y cantado en el Congreso. Creado por F. Ambresin (1822-1899) con el texto Plus que vanqueurs, la composición proviene de Francia, un himno popular hugonote tardío del siglo XIX. La adaptación al castellano apareció por primera vez en Salterio y Arpa en 1886, desconociéndose el autor. El siguiente vídeo recoge una interpretación de época en la lengua original del himno por Edmée Pache.

A colocación del anterior canto y aunque no se entonó en el Congreso que nos ocupa, es conveniente describir un segundo himno hugonote que quedó incluido en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España de 1967: Hasta la muerte nos dices ser fieles. A pesar de que en algunas iglesias se llegó a cantar, este himno pasó bastante inadvertido por los bautistas españoles.

Jusqu’à la mort fue compuesto por el pastor bautista Ruben Saillens (1855-1942), siguiendo la estela histórica de un antiguo canto de lucha hugonote Fue adaptado por Antonio Almudévar Urriens (1894–1976), buen conocedor del francés y traductor al castellano de varios himnos que tuvieron su origen en el país vecino. La siguiente grabación, deferencia de la Chorale La Cévenole, recoge una versión del original.


        6- Conferencia de obreros evangélicos (1930)

En la historia protestante del siglo XX se celebraron otras reuniones o encuentros nacionales sectoriales que, pese a que tuvieron menor asistencia respecto a los congresos, fueron importantes en el devenir evangélico del país. Algunos fueron congresos o conferencias de evangelización, como el Congreso Ibérico sobre Evangelización (CISE) en 1974 o la Conferencia de Evangelistas de 1985 y sucesivos. En este sentido, la Conferencia de Obreros Evangélicos de 1930 tuvo su importancia en cuanto a que por primera vez se planteó la necesidad de crear un himnario evangélico unido.

Impulsado por la Alianza Evangélica Española, el encuentro se celebró en Sevilla del 11 al 15 de junio de 1930 con representación de prácticamente todo el arco denominacional con casi medio centenar de asistentes. Al coincidir la Conferencia con la Convención bautista que se celebraba en Albacete, fue imposible enviar representación. Un telegrama del mismo día 12 por la mañana daba fe: «A la Conferencia de Sevilla: No siendo posible venir Comisión, les saludamos, deseando que el Señor les guíe. –Julio Nogal, presidente».

           Sin presencia bautista, las ponencias trataron los siguientes temas:
Necesidad de un esfuerzo especial para evangelizar España; La iglesia única; Iglesia Nacional Unida; Unión de las iglesias; Pastores itinerantes; La distribución del campo; Fraternidad y cooperación; La enseñanza religiosa en las escuelas evangélicas; La Escuela Dominical; La federación de iglesias; y El himnario único.

        La ponencia himnológica fue escrita y defendida por Enrique Tomás, de la Iglesia Evangélica Española, proponiendo que el himnario único tuviera unos 300 himnos, que la cubierta fuera en tela, que pudiera venderse a dos pesetas y que diera la posibilidad de hacer ediciones con suplementos denominacionales. En un momento de la exposición, Tomás rememoró: «La labor que se ha hecho no ha sido pequeña. Se ha consultado a muchos obreros con objeto de saber qué himnos desearían ver incluidos en el himnario único; se han reunido las versiones españolas de un buen número de himnos para estudiar cuál de ellos deba figurar en dicho himnario; se han consultado opiniones autorizadas sobre himnología y se han recogido todos los himnarios cuantos ha sido posible». Tras el debate, la comisión aprobó la propuesta, señalando la urgencia del proyecto y sugiriendo que la comisión correspondiente aumente con la participación del misionero, pastor y violinista Percy J. Buffard (1883-1958) y el pastor y poeta Claudio Gutiérrez Marín (1902-1988).

Pero pese a las buenas intenciones iniciales, el proyecto no prosperó, por más que en el siguiente Congreso Evangélico Español hubo interés en abordarlo, aunque sin ninguna concreción. La idea de un himnario único del protestantismo español fue un sueño inicialmente auspiciado y muy deseado por la IEE y la IERE, desvelo que décadas más tarde, con el liderazgo del pastor bautista Samuel Vila y una comisión entre Madrid y Barcelona se vería culminado en parte. Sin embargo, la realidad fue que el himnario de 1948 de letra y de 1967 de música no gozó del apoyo y aceptación de todo el arco protestante español, especialmente por parte de las Asambleas de Hermanos, la Iglesia Española Reforma Episcopal y la Iglesia Evangélica Española, además de las Asambleas de Dios. De los entresijos del proyecto, particularidades y definitiva edición del Himnario de las Iglesias Evangélicas de España daré cuenta en posteriores capítulos, tratando el tema más específicamente.

        7- III Congreso Evangélico Español (1934)

Del 25 al 28 de abril de 1934 se celebró en Madrid el III Congreso Evangélico Español, que sería el último antes de la Guerra Civil, pese a que al finalizar el evento se convocó a los asistentes al siguiente, programado para 1940. Con una asistencia de 723 congresistas, en el programa participaron distintos pastores bautistas. Samuel Vila versó sobre Por qué nos llamamos protestantes, evangélicos y sobre todo cristianos; Ambròs Celma expuso El ideal de una buena congregación evangélica bajo el aspecto espiritual; y en reunión sectorial femenina, Antònia Zapater de Palamós estaba designada para desarrollar el estudio La mujer en la obra evangélica, sin embargo no pudo asistir por encontrarse enferma.



Si bien el Congreso no iniciaría sus reuniones oficiales hasta el miércoles 25, el día anterior calentó motores con una reunión previa de preparación celebrada en la iglesia de calle Beneficencia. Con un preludio de órgano por Josefina Cabrera y el canto congregacional número cinco del himnario del Congreso ––Cumple, Señor, tu promesa–, empezó el culto.

Bajo una tonada denominada Erfurt de 1539, Martin Lutero (1483-1546) musicó y creó en 1543 un poema de pentecostés. Traducido por José Joaquín de Mora (1783-1864), el himno fue uno de los cantos novedosos del Congreso, entonándose como invocación al Espíritu Santo. Años más tarde, en 1967 el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España recogió los versos y la música de Cumple, Señor tu promesa con el número 470. Será el segundo himno de Lutero que registrará el Himnario, aunque en las congregaciones bautistas del siglo XX prácticamente pasó desapercibido. Seguidamente se puede escuchar por el grupo barroco Music Monument una versión antigua de la composición, muy cercana a la forma musical del siglo XVI.

El himnario del Congreso constó de los siguientes cantos que, excepto los números 2, 15 y 22 el resto quedaron recogidos en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España.

1- A nuestro Padre Dios
2- Santo Espíritu, en mi alma
3- ¡Santo, Santo, Santo!, Señor Omnipotente
4- Venid, nuestras voces alegres unamos
5- Cumple, Señor, tu promesa
6- A Dios dad gracias, dad honor
7- Señor, heme en tus manos, dirígeme
8- La causa es tuya, ¡oh Salvador!
9- Santa Biblia, para mí
10- Cantad alegres al Señor
11- Más cerca, oh Dios de Ti
12- A Jesucristo ven sin tardar
13- Mi existencia y mi valer
14- Ved que acercándose el día va
15- Señor, yo te conozco
16- Despertad, despertad, oh cristianos
17- Oíd, oíd lo que nos nada el Salvador
18- ¡Trabajad!, ¡trabajad!
19- Del frígido Pirene al Calpe nebuloso
20- Iglesia de Cristo reanima el amor
21- Firmes y adelante
22- Oye la voz, Señor
23- ¡Más que vencer!, tal es nuestra divisa
24- Castillo fuerte es nuestro Dios
25- Dios te guarde hasta volverte a ver


Un coro unido dispuesto para la ocasión y dirigido por el maestro Felipe Orejón, tuvo una participación especial en cada sesión o, como se acostumbraba a decir en la época, un ‘número de música por el coro’. El Heraldo de junio de 1934 da fe de la gran inspiración espiritual del coro: «Huelga decir que en todos los actos, un nutrido coro de voces escogidas acompañadas al órgano, cantaron bellas composiciones apropiadas a la solemnidad del acto, siendo escogidos los hermosos himnos que con fe y entusiasmo se elevaron como un coro de ángeles del Dios Eterno».

Si como ya he apuntado, el canto de invocación al Espíritu Santo Cumple, Señor, tu promesa fue el himno congregacional de inicio de las sesiones del Congreso, el Coro también tuvo el suyo propio con la interpretación especial del himno Jubilosas nuestras voces, con música de William J. Kirkpatrick (1838-1921) y texto de Francisco S. Montelongo (1878-1941). Una interpretación con banda de metal –trompeta, fiscorno, trombón de varas y tuba– nos permite conocer este himno que en el Himnario de las Iglesias Evangélicas de España quedó recogido con el número 412, aunque no trascendió en la memoria bautista española. 

Según narraba el rotativo España Evangélica, «Una de las cosas que más fuerte y grata impresión ha producido a todos los congresistas ha sido el magnífico Coro integrado por elementos de las diferentes congregaciones de Madrid, en su casi totalidad jóvenes de uno y otro sexo, en número de ochenta y seis, y que desde hacía más de tres meses venían realizando ensayos de conjunto tres veces por semana, dando por resultado el poseer un repertorio de diez composiciones religiosas de gran valor artístico y literario, a más de los veinticinco himnos que componían el Himnario del Congreso». Y aunque la dirección del Coro en el escenario fue del maestro compositor Felipe Orejón Garrido, el peso de la preparación y los ensayos lo llevó una de las hijas del obispo Juan Bautista Cabrera, Josefina Cabrera, auxiliada por Gracia de Chappell, Juan Fliedner y el organista Carlos Schiller.

Como ya señalé anteriormente, tras votación de los congresistas a propuesta de la presidencia se decidió que el siguiente Congreso se celebrara en Madrid en 1940; sin embargo la Guerra Civil y la dictadura del general Franco impediría una nueva edición. No fue hasta 1969 cuando en Barcelona se pudo celebrar el IV Congreso Evangélico Español. Seguidamente, el siglo XX completó el calendario congresual con dos más: el quinto en 1984 y el sexto en 1997, ambos en Madrid. Teniendo en cuenta que este documento de Los bautistas y su música finaliza su análisis en el siglo XX, de las ediciones citadas (1984 y 1997) daré debida cuenta en su momento, con la relación de himnos, los músicos bautistas que participaron en los programas de cada congreso, etc., repasando las influencias espirituales, musicológicas y sociológicas correspondientes.

        A modo de sumario anticipado hay que subrayar que, curiosamente, en los cinco primeros congresos españoles (1919, 1929, 1934, 1969 y 1984) la gran mayoría de himnos provinieron de traducciones y sendas composiciones autóctonas del siglo XIX; concretamente el 98%. Este dato es muy significativo por la trascendencia y ascendencia musical de la Segunda Reforma en la himnología protestante posterior. Y a pesar de que en el primer tercio del siglo XX, autores como Enrique S. Turrall, Mariano San León o Alexandre Louis Empaytaz aportaron nuevas adaptaciones hímnicas, el peso de los textos decimonónicos de Juan Bautista Cabrera, José Joaquín de Mora, Federico Fliedner, Pedro Castro Iriarte, Isabel Lawerence o Mateu Cosidó entre otros, alcanzaron, incluso, el V Congreso Evangélico Español de 1984 con el cien por cien de los himnos del programa de música y alabanza congregacional.

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Bibliografía:

http://josepmarclaporta.com/Baptistes-musica-hispan.html

 © 2022 Josep Marc Laporta


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