· Los bautistas y su música (37)

 © 2024 Josep Marc Laporta

El acordeón y los acordeonistas

        Hasta las primeras décadas del siglo XX el acordeón no lograría encontrar un hueco en los cultos. La preponderancia del armonio, con su solemnidad y rigor litúrgico, acaparó el acompañamiento instrumental en las congregaciones bautistas. Sin embargo, en 1928 ya se encuentran los primeros indicios. Según las crónicas, en mayo de aquel año los hermanos de Palamós se trasladaron a Palafrugell para celebrar un día de comunión «en casa de la bien amada hermana Dª L. G.», y por fin de fiesta «cantamos algunos himnos a voces y algunos más acompañados de acordeón, lo cual atrajo gran número de personas a las que se repartieron tratados». Más allá de estos escuetos y concisos datos no nos han llegado noticias ni del instrumentista ni de si el acordeón era habitual en los cultos. No obstante, puesto que Calella de Palafrugell y el Baix Empordà fue cuna de la habanera catalana en los primeros años del siglo XX en los que el acordeón cromático era muy popular en las tabernas y en el canto de habaneras, es probable que algún hermano de Palafrugell o de la comarca lo tocara y que en aquella ocasión acompañara algunos de los himnos de manera especial.

        La siguiente referencia a este instrumento la encontramos en Manresa en 1933, donde el corresponsal de El Eco de la Verdad, Salvador Garrigós, señala que «una nota que contribuyó a dar mayor realce a nuestra reunión fue los himnos a voces acompañados por acordeón que tocaba magistralmente el hermano Sr. José Niubó». El citado acordeonista era miembro de la iglesia visitante, Terrassa, quien tocaba un pequeño acordeón de botones. El señor Niubó era muy aficionado a la música, iniciándose en algunos instrumentos y prestándose a colaborar con gran solicitud.

Sin embargo, el acordeón hizo mella en la capital del Bages. Veinte años más tarde de aquel suceso, en la misma iglesia bautista de Manresa un corresponsal autodenominado ‘un asistente’ destacaba que «la señorita Débora Simón nos deleitó con algunos himnos interpretados magníficamente al acordeón». En este caso, la tan subrayada referencia no es nada circunstancial ni gratuita, puesto que Débora Simón Clarena (1937-), hija del maestro y gestor bautista Josep Simón Sala (1909-2010), fue una de las grandes valedoras del acordeón dentro de las iglesias y también fuera de ellas. Con tan sólo 16 años, la joven intérprete ya colaboraba en la alabanza musicada, apuntando a futuras colaboraciones instrumentales, porque una coincidencia en el tiempo forjaría una hermosa alianza.

En aquel mismo año del relato manresano –1953–, encontramos la primera referencia musical del misionero José Mefford, acompañando en València el canto de varios himnos y coritos «con su precioso acordeón», según narraba el corresponsal. Arribada al país en ese mismo año, la familia Mefford se instaló en la capital del Túria hasta que en 1963 retornó a los Estados Unidos para un año sabático, volviendo otra vez a España para establecerse en Barcelona en 1964. Fue en el cambio de decenio cuando Débora Simón y José Mefford forjaron una gran amistad espiritual e instrumental que deparó bendecidos encuentros musicales en Catalunya. Sus dúos acordeonísticos fueron muy apreciados entre las iglesias y en las reuniones unidas de evangelización que organizaba Juventud para Cristo.  

La educación musical de Débora empezó muy temprano. A los ocho años ya estudiaba música y piano, aunque como siempre le había gustado el acordeón a los 15 ingresó en el Instituto Mozart de Barcelona, una escuela superior dirigida por un reconocido acordeonista de la época: Moreno Volpini. Pero si con 16 años ya tocaba en su congregación de Barcelona, a los 17 acompañaba a su padre a Sabadell en «la visita de los hermanos Josep Simón, don Adolfo Lahoz y los hermanos Sres. Muniesa, Platilleros y Fidel, los cuales en unión de la señorita Débora Simón tomaron parte en un servicio de adoración y predicación especial en el que fueron entonados himnos preciosos y recitadas conmovedoras poesías, cantándose también hermosos coros acompañados por el acordeón de la señorita Simón».

Débora no sólo es una acordeonista destacada, sino que usó sus dones y profesión como un ministerio cristiano dentro y fuera de las iglesias. Como sanitaria en el Hospital Clínic de Barcelona, hacia finales de los años 50 fundó y dirigió un coro de enfermeras no evangélicas que actuaban en las fechas navideñas. En los días previos a Navidad pasaban por las habitaciones y salas del hospital cantando y compartiendo alegría y esperanza a los enfermos. La autodenominada ‘Rondalla Blanca’ cantaba himnos evangélicos como ‘Al mundo paz’, ‘Oíd un son en alta esfera’ o ‘Suenen dulces himnos’. Este pionero ministerio de ayuda social fue de gran impacto. En cierta ocasión, al visitar en una de las salas a un enfermo, un familiar que era periodista quedó prendado por la iniciativa y, entusiasmado, escribió en varios periódicos que «las enfermeras del Clínic en vez de inyecciones cantan villancicos». La noticia corrió como la pólvora por la ciudad. Televisión Española las invitó para que cantaran en un programa especial de Navidad y también fueron recibidas por las autoridades gubernamentales.

Del periplo solidario de las enfermeras, Débora recuerda una entrañable anécdota: «En una ocasión, ante las dificultades de movilidad para atender a varios hospitales y clínicas que nos habían solicitado para que fuéramos a cantar, pensé que ir en taxi con todos los instrumentos nos costaría muy caro, pues nosotras no teníamos coches. Fui a hablar con el jefe de bomberos del parque móvil contiguo al Clínic por si podían dejarnos alguna ambulancia para ir todas las enfermeras. Pero me dijo que no podía hacerlo porque si ocurría algún accidente grave ellos la necesitarían. Y me dio la idea de hablar con el famoso periodista Enrique Rubio. Fui a verle a la emisora de radio y le gustó mucho la idea. Ese mismo día hizo un SOS por las ondas explicando el motivo. Al cabo de media hora me llamó y me dijo que teníamos a más de veinte personas dispuestas a ayudarnos, con una flota de taxis, con la marca Cola-Cao a nuestra disposición y varias empresas de autocares. Al final fuimos con quien había llamado primero: Ultramar Exprés».

Pero el itinerario musico-social de las enfermeras fue más allá de las fronteras del país: las condujo hasta Alemania, donde el periódico regional de Dinslaken/Wesel, el Dinslakener Kreisanzeiger, reportaba: «Cantan y tocan música, leen la Biblia, y la explican y se esfuerzan por ser personas para quienes el cristianismo no sólo sea una palabra vacía, sino una palabra que dé sentido a sus vidas».

Tras su boda en 1962 con el músico y director Josep Pernas Galí (1931-1985) perteneciente a la iglesia de las Asambleas de Hermanos de la calle Terol de Barcelona, al siguiente año la localizamos en Girona en unos cultos especiales «en el que tomaron parte el Cuarteto Jericó, con cánticos espirituales negros, y la Sra. Débora Simón con un recital de acordeón». A partir de 1960 la alianza instrumental entre Débora y José Mefford los llevó a tocar juntos en diferentes encuentros, tanto adoracionales como evangelísticos. Pero como su padre, Josep Simón Sala, era profesor en el Seminario Bautista en Barcelona, también acompañaba a los estudiantes con el acordeón en sus visitas a las diferentes iglesias de Catalunya, como Badalona, Vilafranca del Penedés, Manresa, Barcelona o Girona.

El proceso del ministerio musical y sanitario de Débora Simón la llevó a repetir la experiencia del Hospital Clínic en el Hospital Evangèlic de Barcelona, dirigiendo una nueva versión de la Rondalla Blanca, aunque en este caso con un nuevo proyecto y finalidad: recaudar fondos para las obras de reconstrucción del centro sanitario. Aunque cada año y de manera regular visitaban residencias geriátricas evangélicas e iglesias que lo solicitaban en las fechas previas a Navidad, la grabación del disco ‘Coral de Enfermeras Evangélicas~Temas navideños’ en 1969 supuso un paso adelante más en la consolidación del proyecto. La revista denominacional bautista le dedicó un especial donde Débora respondió a las preguntas de David Muniesa, quien la presentaba así:

«Débora Simón de Pernas, ayudante técnico sanitario, profesora de piano y actualmente ama de casa y madre de una hermosa niña. Tiene vocación de aglutinar voluntades para un trabajo útil mediante el canto, y viene colaborando desde hace más de cuatro años con un grupo de enfermeras evangélicas que forman una pequeña coral perteneciente a la UMEE (Unión Médica Evangélica Española). Cada año por Navidad llevan el amor y simpatía cristiana a los asilos de ancianos de la región.

—Señora de Pernas: recordando mis tiempos de estudiante sigues siendo para mí ‘Deborita’. ¿Permites que te siga llamando así?

—No hay inconveniente, sobre todo si ello te ayuda a sentirte aún estudiante.

—Gracias. Amable como siempre. Dime Deborita: ¿Qué os traéis entre manos cantando con tanta afición y con todos estos aparatos de grabación?

—Estamos preparando un disco de inminente aparición.

—¿Os proponéis haceros famosas con los discos o ganar dinero?

—Ni una cosa ni otra. Nuestro propósito es allegar fondos para el Hospital Evangélico de Barcelona. Se trata de una obra de amor y por tanto los beneficios de este disco Pro-Hospital van destinados a este fin.

—Así, trabajáis por amor al arte…

—Por amor al arte, a los enfermos y a la obra del Hospital.

—¿Tirada del disco?

—Mil

—Las familias evangélicas son pocas, que dispongan de tocadiscos menos todavía. ¿No teméis quedaros con las estanterías llenas y perder dinero en vuestra aventura?

—Nos arriesgamos esperando la buena voluntad de todos los evangélicos. Confiamos que prestarán su apoyo a esta importante obra del Hospital Evangélico. Deseamos que entiendan nuestra intención, la cual es, más que vender discos, recibir apoyo para el Hospital. De esta forma hay muchas personas que pueden comprar el disco para regalarlo a otra persona y así colaboran, que es lo que pretendemos.

—¿Cuál es el contenido de la grabación?

—Se anunciará ampliamente en buena parte de la prensa evangélica, la cual ha prestado muy buena acogida a nuestra iniciativa. De momento puedo decirte que consta de cánticos de un tema muy entrañable y que aparece una parte en catalán y otra en castellano. Cómpralo y tendrás la mejor información.

—Apúntame dos en cuanto salgan al mercado.

—¿Uno para ti y otro para un amigo?

—Exactamente».

Junto a Débora Simón, las referencias al acordeón de José Mefford y su esposa son una constante en las revistas bautistas de diferentes épocas. Son tantas, que sería imposible recogerlas todas; aunque es oportuno destacar algunas de ellas para dejar constancia histórica y descubrir el ministerio espiritual que se esconde detrás de cada reseña.

En 1954 estuvieron en Alacant «dirigiendo la Palabra a la congregación, exhortándola a proseguir fieles, y juntamente con su esposa entonó varios de sus escogidos coritos que llenaron nuestros corazones de gozo». O en Elx, que «venía acompañado de su inseparable acordeón, deleitándonos con su hermosa voz y su preciosa música, haciéndonos sentir la presencia de Dios en nuestros corazones…». O en Lorca, cuando «también nos deleitaron con preciosos himnos y coros acompañados de acordeón magníficamente». O en Xàtiva, cuando «al fin de su oración [del pastor José Cardona] y acompañado por el Rev. Mefford en expresivo y armonioso acordeón, el joven Carlos Duet cantó el emocionante himno ‘Placer verdadero es servir al Señor». O en Elda, que, junto a la predicación, «también con su magnífico acordeón interpretó hermosos himnos, que cantó magistralmente». O en 1955 en Carlet, donde «el señor Mefford y esposa entonaron hermosos himnos». O también en Dénia, pronunciando «buen mensaje basado en la parábola del fariseo y el publicano, (…) deleitando con sus cantos». O en València, acompañando «a los novios al entrar en la iglesia a los acordes de la marcha nupcial». O en 1956 en Albacete, colaborando en las tareas de una semana especial de conferencias de evangelización, «dando realce a la misma con su inseparable acordeón, que fue el delite de grandes y pequeños, escuchando y aprendiendo hermosos coritos». O en 1957 en Cartagena, «enseñando algunos coritos que aprendimos con entusiasmo». O en Murcia, donde junto a los pastores José Cardona y Vicente Francés tuvieron un hermoso culto, «con música y canticos por los señores Mefford». O en 1961, en la celebración del Día de la Juventud en Terrassa, recibiendo «la visita de los Sres. Mefford que deleitaron con su música y cánticos». Y otra vez en Elda en 1966, desarrollando «un hermoso programa musical con lecciones de solfeo, enseñanza de nuevos himnos y varios mensajes sobre la importancia de la música en la adoración de la iglesia». O en 1967 en el culto de graduación del Seminario en la iglesia bautista ‘Turó de la Peira’ de Barcelona con la parte musical del programa a cargo del profesor de música José Mefford, «quien, además, acompañó al Coro del Seminario en el himno ‘Oh, Jesús del alma vida’; y al solista don Gerardo McNeely en su interpretación del ‘Padre nuestro’».  

El acordeón cromático, tantas veces nombrado en las noticias, fue el compañero inseparable de su ministerio en España durante más de cuatro décadas. En el siguiente vídeo se le puede escuchar con la interpretación del himno ‘Cuán gloriosa será mañana’.

Y además del acordeón también podemos escucharle tocando el piano con su inconfundible estilo. Primeramente con un popurrí de himnos especialmente grabado y dedicado. Y seguidamente se le puede oír acompañando a la congregación dianense con el himno ‘Todas las promesas del Señor Jesús’, con sus improvisadas variaciones que tanta energía e inspiración daba al canto comunitario.

Pasados los años, en 1971 José Mefford participó en unas reuniones especiales de Semana Santa en Córdoba, dirigiendo la música, ministerio que fue más allá de la liturgia cúltica: «Cada tarde después de finalizar los cultos, unos veinte jóvenes se agrupaban en torno al Sr. Mefford quien juntamente con un joven de Córdoba, que tocaba la guitarra, empezaban a cantar sus himnos favoritos y así sin dar lugar al descanso transcurrían dos horas casi por encanto. En todos ellos se podía ver la felicidad que había en sus corazones, pues sus rostros lo expresaban claramente».

La iglesia cordobesa la pastoreaba Antonio Gómez Carrasco (1936-2016) un joven y activo pastor que «con un par de zapatos rotos», como acostumbraba a decir, dinamizó una congregación de gran porvenir. El acordeón de botones que aprendió a tocar poco tiempo antes de aceptar a Jesús como su Salvador, a los 16 años, fue el bendecido instrumento que sirvió para entonar cantos a Dios en cualquier ocasión propicia. Pero las crónicas relatan que, además de la dirección musical de José Mefford y de la participación vocal del cuarteto de la iglesia, Antonio Gómez también acompañó con el acordeón a su esposa, Maruja Blázquez (1931-2013), quien disponía de una agradable voz de soprano. Pero no fueron sólo unos esporádicos himnos los que interpretaron en aquellos días, sino que el matrimonio se prodigaba en los cultos cordobeses y en reuniones eclesiales conjuntas de toda índole.

En 1990 grabaron en los estudios Kroma de Dénia un casete con diez hermosos himnos. En el siguiente vídeo podemos escuchar de fondo el acordeón del pastor Gómez, acompañando a su esposa Maruja en ‘Bella historia’ (nº 1), en ‘Si vieras hoy el rostro de Jesús’ (nº 8) y en ‘Más allá del sol’ (nº 9).

Habitualmente, en los años 70 y 80 encontramos a Antonio Gómez Carrasco tocando el acordeón en las convenciones de la UEBE o en retiros pastorales de la Unión. Tanto en las reuniones administrativas como en cualquier momento del día o en cualquier espacio libre, Antonio sacaba el acordeón de su maletín e invitaba a cantar coros e himnos a Dios. Con su carácter alegre y empático, su ministerio era un refrigerio de gozo para sus compañeros. En 1984 fue invitado a Lleida en la última semana de abril para unos cultos especiales de evangelismo. El corresponsal recogía así el espíritu de aquellos días: «No existen palabras de gratitud suficientes al Señor por tantas bendiciones. D. Antonio Gómez nos ha dejado un grato olor a Cristo, con su predicación, testimonio de una vida consagrada, e inclusive nos ha deleitado cantándonos y enseñándonos coritos maravillosos con su acordeón, entre otros ‘Estamos de fiesta con Jesús’, magnífico. Pero no queda aquí zanjado el noticiero, porque la mejor noticia es que el pasado domingo día 29 de abril después del mensaje de la tarde —magistral mensaje– tuvimos dos testimonios de fe».

En el siguiente vídeo reproducimos ‘Estamos de fiesta con Jesús’, el corito que enseñó a los hermanos de la capital del Segrià.

Débora Simón, José Mefford y Antonio Gómez son tres destacados representantes acordeonistas de las iglesias bautistas españolas. Sin embargo, otros hermanos también elevaron loas a Dios con este instrumento en diferentes partes del país, como el misionero James Austin Williams (1926-2015), pastor en Cartagena a principios de los años 80; o José Luis Castejón Blázquez (1939-), notable músico, invidente y multiinstrumentista, conocido como El Trovador de la Mancha, que por su dilatada trayectoria musical, tanto secular como cristiana, más adelante merecerá un capítulo.


Bibliografía y documentación

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